UNIRSE

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CAPÍTULO DIECINUEVE

Unirse,

Jin se encogió en su sitio, no se sentía muy segura bajo la intensa mirada que poseían aquel par de personas con las cuales se encontraba. Yune le había hablado a Manjiro un poco sobre cómo había conocido a su acompañante, y finalmente llegó a lo que quería.

— Sería perfecto que la dejaras unirse a la Toman. — Haitani miró a Maeda. — Solamente si lo crees correcto.

— ¿Sabe siquiera defenderse? — Jin rascó su mejilla nerviosa.

— Planeo enseñarle un poco sobre eso, solamente la necesito cerca de mí.

Mikey miró a Yune fijamente, Jin se preguntaba como la oji-violeta podía sostenerle la mirada a aquel rubio, si estuviese en su lugar probablemente la castaña ya se habría caído por la intimidación.

— Muy bien ¿Ella está de acuerdo con esto? — Yune giró su rostro, mirando a su menor.

— ¿Jin?

— Bueno... — Maeda apartó un par de mechones que caían sobre su rostro, pensándolo. Estar en una pandilla era una responsabilidad demasiado grande, aún más si se trataba de una como la Tokyo Manji Gang, su mayor le había hablado un poco sobre sus aventuras en la Toman, y parecía ser una pandilla con la que nadie querría meterse, pero al final del día, estar en una pandilla como esa significaría que habría personas cuidando su espalda. — Supongo que está bien.

— Bien. — Sano miró a su mayor. — Habla con Mitsuya para que le dé un uniforme a Jin.

— Lo haré. — Yune revolvió los cabellos de su mejor amigo, sonriente. — Cuídate, Mikey, nos vemos pronto.

— Claro... — Yune caminó hacia la puerta. — Yune. — La chica se giró. — Ten cuidado, por favor.

— No te preocupes por mí, estaré bien.

Haitani salió del sitio junto a su subordinada, ambas se despidieron de Emma quien estaba cerca y después de subir a la motocicleta de la mayor, comenzaron a trasladarse rápidamente hacia el hogar de la castaña.

— Mañana te llevaré con Mitsuya. — Avisó la peligris, Maeda solamente asintió de acuerdo. Al llegar al hogar de la castaña, Jin descendió de la motocicleta, girándose hacia la oji-violeta. — Ten más cuidado al salir.

— Lo tendré, gracias, Yune. — La mayor estiró su mano.

— Tu teléfono. — Jin sacó rápidamente su móvil, entregándoselo a Haitani, quien apuntó rápidamente su número. — Llámame si sucede algo, estaré ahí lo más pronto posible.

— Entendido. — Jin sonrió. — Gracias, de nuevo.

— Nos vemos.

La subcomandante se marchó del sitio. Jin entró a su hogar, soltando un largo suspiro antes de escuchar a su madre, quien parecía estar ahí, quejándose de su tardía llegada.

Tras varios minutos de viaje Yune llegó a su hogar. Bajó de su motocicleta y entró a su casa, encontrándose de frente con un pecho que le hizo fruncir el ceño. Elevó un poco su mirada, encontrándose con Ran, quien se cruzaba de brazos.

— ¿Qué? — Preguntó la menor.

— Creí haberte dicho que no salieras si no ibas acompañada por alguien de confianza.

Yune rio. — Oye, no es necesario exagerar, estuve en una reunión con los líderes por la mañana, después fui con Mikey, no he estado sola en ningún momento.

𝑶𝒖𝒓 𝒎𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔 [𝑩𝒂𝒋𝒊 𝑲𝒆𝒊𝒔𝒖𝒌𝒆 𝒙 𝑶𝒄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora