CONFESAR

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CAPÍTULO VEINTISIETE

Confesar,

— Necesito hablar con Keisuke. — Los dos hermanos elevaron la mirada de sus platos para así observar a su hermana menor.

— ¿Sobre qué? — Preguntó Ran, Yune suspiró.

— Sobre todo esto.

— ¿Por qué debería saberlo? — Preguntó Rindo, Ran le hizo una seña de que hiciera silencio.

— Porque si el vuelve a la Toman y se da cuenta de que los traicioné... No sé qué pensará de mí. — Rindo rodó sus ojos.

— Yune, que no te importe lo que él piense, puedes hacer lo que quieras sin depender de lo que piense tu noviucho, que sea tu pareja no significa que deba de saber y controlar todo de ti. — Ran asintió de acuerdo.

— No lo pienses demasiado. — Aconsejó Ran. — Sí lo hiciste por voluntad propia, no debes de lamentarte.

— Si no fuese por ustedes, no lo habría hecho. — La chica se puso de pie. — Traicionar a la Toman me duele tanto como un impacto de bala directo al corazón, pero eso ustedes no lo entienden o ¿Sí?

— Yune, no digas eso.

— Cómo sea. — La oji-violeta caminó hacia la puerta. — Vuelvo luego.

— ¿A dónde irás? — Rindo acomodó sus lentes, esperando una respuesta de su hermana, respuesta que nunca llegó.

La menor salió de la casa, subiendo a su motocicleta y comenzando a conducir sin un destino en concreto.
Los dos hermanos en casa se miraron por unos segundos antes de suspirar y negar, ambos sabían perfectamente que estar en Tenjiku junto a ellos no era lo que quería Yune, pero aun así ahí estaba, y apreciaban el sacrificio que había hecho, porque traicionar a su pandilla debía de ser realmente doloroso, especialmente si en esa pandilla estaban las personas con las que había convivido por años.

La chica de cabellos grises descendió de su motocicleta, mirando a su alrededor por unos segundos antes de soltar un largo suspiro, sus dedos marcaron rápidamente un número, esperando así escuchar la voz del otro lado de la línea. Esperó por unos segundos, hasta que la voz ronca de un chico se escuchó.

— ¿Hola? — Yune mantuvo unos momentos de silencio.

— Hola, Keisuke... ¿Estabas durmiendo? — Intentó la chica mantener su tono de voz tranquilo, ocultando la preocupación y tristeza en su ser. — Puedo llamar luego.

— No... No, está bien ¿Sucedió algo? ¿Por qué llamas?

— Quería verte, pero creo que será después. — Del otro lado de la línea, Baji pudo escuchar un suspiro.

— Yune. — Llamó el pelinegro, mientras se colocaba de pie y buscaba sus zapatos. — Envíame tu ubicación.

— Dije que no es necesario, puedo ir hasta allá... Supongo.

— Envíame tu ubicación. — Insistió el chico, Haitani miró por unos segundos las olas del mar antes de sonreír y asentir, enviando su ubicación al chico — No está tan lejos, llegaré lo antes posible... Espérame ahí.

La llamada terminó. Yune caminó por el sitio durante unos segundos, acercándose a la orilla del mar y sentándose sobre la caliente arena, mirando el mar acercarse y alejarse constantemente. No pasó más de media hora cuando se escuchó un motor acercándose desde la lejanía, Yune no debió siquiera girarse, al cabo de unos pocos segundos un par de zapatos se posaron a su lado, y después un cuerpo se dejó caer a su lado, posándose un brazo sobre sus hombros.

𝑶𝒖𝒓 𝒎𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔 [𝑩𝒂𝒋𝒊 𝑲𝒆𝒊𝒔𝒖𝒌𝒆 𝒙 𝑶𝒄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora