COMBATIR

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CAPÍTULO DIECISIETE

Combatir,

— Buenos días, bella durmiente. — Saludó Ran, quien tomaba un café caliente en el sofá.

— Buenos días. — Yune bostezó escandalosamente. — ¿En dónde está Rindo? No los escuché llegar anoche.

— Estoy aquí. — El llamado salió de la cocina, extendiendo un plato hacia la menor quien lo tomó. — Siéntate a comer.

— Claro, gracias, Rin.

— ¿Saldrás hoy? — Preguntó el mayor de los tres dejando la taza de café a un lado y tomando un periódico enrollado que desenvolvió, Yune no pudo evitar compararlo con un abuelo que leía su periódico todas las mañanas.

— Por la tarde, probablemente, pero justo ahora no tengo nada que hacer.

— Excelente, entonces nos acompañarás. — La peligris caminó hasta sentarse al lado del chico de trenzas, comenzando a comer lo preparado por Rindo.

— Has mejorado. — Notó la chica. — ¿Tomaste un curso de cocina ayer por la noche?

— Calla y come, mujer. — Yune rio. — Espero que no hayas perdido la práctica.

— ¿Práctica? — A la menor le tomó unos segundos antes de comprender. — ¿Iremos a romper extremidades?

— Claro, como es costumbre. — Bromeó Ran, tomando la taza de café que Rindo estiraba hacia Yune y entregándosela a la mencionada.

— Hay un grupo de mocosos, han estado molestando mucho estos últimos días e insisten en que nos pueden destrozar fácilmente. Ilusos. — Rindo rio.

— Déjalos soñar, hermano.

— Ya veo. Bien, déjenme buscar mi ropa, entonces.

La comida en su plato desapareció después de un par de minutos. Yune se colocó en pie y caminó a su habitación, buscando en su armario alguna prenda cómoda de las que solía usar cuando salía a divertirse con sus dos hermanos mayores: Una camisa de tirantes, un pantalón ajustado y una larga gabardina que nunca faltaba, todos ellos del mismo color negro, el cual resaltaba el color claro de su piel por naturaleza.

— Deberías ponerte estos. — La menor se giró, notando a Ran quien mostraba unos bonitos Lita de color blanco. — Así no serás solo una mancha negra.

— Me gusta el negro. — Yune volvió a girarse, esta vez para dejar sus cosas sobre la cama y dirigirse al baño. — ¡Busca mis cosas!

Ran sonrió, caminó hasta un cajón del armario y sacó de este una manopla de acero negro, y con su otra mano, tomó un largo látigo de cuero, mirándolos por unos segundos.

— ¿No es esto mucho? — Se preguntó el más alto.

— Puede atacar de cerca o de lejos ¿Qué le ves de malo? — Rindo apareció, sentándose sobre la cama de la chica quien se encontraba ya en el baño, escuchándose el sonido de la ducha abierta. — Ya sabes que Yune es un tanto estrambótica en ese aspecto cuando nos acompaña.

Rindo tomó el látigo, mirándolo por unos segundos antes de sonreír y mirar a su hermano mayor.

— No juegues con eso, Rindo, no sabes cómo usarlo.

— ¿Cómo sabes que no puedo controlarlo? — Ran se giró y señaló a la puerta.

— Sal de aquí, no vaya a ser y rompas algo importante de Yune. — Rindo salió como un niño regañado de la habitación. El mayor suspiró lanzando la manopla a la cama, segundos después pudo escuchar un cristal romperse en la sala de estar, Ran acarició sus sienes. — Sabía que no debía dejarlo hacerlo.

𝑶𝒖𝒓 𝒎𝒆𝒎𝒐𝒓𝒊𝒆𝒔 [𝑩𝒂𝒋𝒊 𝑲𝒆𝒊𝒔𝒖𝒌𝒆 𝒙 𝑶𝒄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora