Capítulo 2

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Tanto SeongHwa como San, a su lado como al parecer se haría costumbre, estaban sentados en fila junto a los demás niños en el suelo todos vestidos casi de la misma manera. La mujer que antes había hablado con autoridad estaba observándolos e iba de un lado a otro como si estuviera pasándole revista mientras tenía sus manos detrás de su espalda, y SeongHwa no podía evitar ponerse nervioso cada vez que sus miradas se encontraban de manera efímera.

–Llévenle este grupo primero. Nero ya ha de estar aquí...–

–No es necesario que lleven a nadie–.

Habló un hombre de mediana estatura apareciendo junto a cuatro tipos grandes más, detrás de él. La mujer se sorprendió ante la repentina aparición y susurró un "Nero-ssi" mientras hacía una reverencia de cuarenta y cinco grados. SeongHwa de solo ver a esa mujer mucho más dócil de lo que se había comportado antes con ellos, ya le hizo temer a aquel hombre, que no parecía muy grande, pero tampoco tan joven. Su rostro serio, su cabello castaño peinado casi todo hacia atrás, pequeños pendientes en sus orejas y un traje algo extravagante, a ojo del pelinegro quien solo veía a gente vestirse así en la televisión, y normalmente siempre eran los malos. Esta, seguramente que no era la excepción.

San se tensó a su lado y se pegó a SeongHwa haciéndolo poner aún más tenso de lo que el mayor ya estaba.

–Nero-ssi, ha llegado antes...–

Habló la mujer devuelta con la mirada baja. El mencionado con sus manos en sus bolsillos miró a la mujer y luego le habló a los demás.

–¿Estos son todos? ¿No falta ningún cargamento más? –

–No señor. Esto es todo lo que logramos conseguir–.

El hombre que antes había cubierto la boca de SeongHwa habló expresando algo de preocupación en su voz mientras se inclinaba levemente al hablar.

–Hmm, ya veo. Esperaba más, pero por esta vez se los dejaré pasar porque tampoco ha resultado infructuoso. ¿Cuántos hay? –

–Doce, Nero-ssi. Siete niñas y cinco niños–.

Habló la mujer nuevamente después de tragar saliva.

–Bien, pasaré a revisarlos ahora–.

Todos allí asintieron en un rápido movimiento de cabeza y se apartaron para permitirles una mejor vista de los cargamentos, como se había referido el tipo antes.

SeongHwa tragó saliva aquello en verdad no le gustaba para nada. Inmediatamente que el hombre comenzó a caminar por dónde había caminado la mujer antes, el pánico, el miedo se aglomeró en el aire.

–Las primeras tres niñas conmigo...–

Dijo el tal Nero en lo que inmediatamente que dijo aquello dos de los hombres que lo habían acompañado las tomaron y las apartaron de aquella fila en lo que las niñas comenzaban a gritar y a llorar de inmediato.

–Estas dos envíenselas a Rosé–

Volvió a hablar el hombre con aquel tono frío y aterrador señalando a dos de las cuatro niñas restantes. Luego llegó un poco más cerca de donde estaban SeongHwa y San y nuevamente todos se volvieron a tensar y San de inmediato comenzó a temblar y se ocultó en el pelinegro lo más que pudo y este a pesar que quizás pensó que estaba jugando con fuego se atrevió a pasar un brazo por encima de San y tratar de mantener la compostura, aunque también estuviera demasiado aterrado, pero el día anterior había llorado tanto que ya no tenía lágrimas.

–Este niño y niña también a Rosé...–

Una niña más, junto a uno de los cinco niños fueron apartados y ahora solo quedaban cinco más incluyendo a San y SeongHwa.

Flores NegrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora