Luego que irremediablemente San y los demás se enteraran del incidente debido a que Nero extrañamente le había permitido a SeongHwa tomarse un descanso de cuatro días, todas las Flores estaban reunidas en aquel pequeño salón donde antes habían castigado a P.O, que cabe destacar, que luego de aquello, nadie volvió a saber de él.
Todos estaban algo asustados y curiosos, pues no era común que Nero tuviera reuniones con ellos. Por lo que todos se miraban entre sí, a excepción de SeongHwa que estaba allí de pie, pero mirando hacia el suelo. En lo que San secretamente lo sostenía de la mano, o en realidad de su dedo meñique ya que San no quería dejar al descubierto su verdadero ser, pero a la vez estaba preocupado por SeongHwa quien, si de por sí ya era callado, en esos días lo había estado aún más.
SeongHwa le había asegurado que se iba a recuperar, que después de todo estaba acostumbrado a ese trato. Pero San en el fondo presentía que el mayor le mentía, y eso lo hacía sentir frustrado. Porque en vez de sentirse el más cercano a SeongHwa, este parecía que lo quería alejar y eso en verdad lo molestaba de sobremanera y no sabía por qué.
–Bien, ¿ya están todas mis flores aquí? –
Habló Nero a los ocho jóvenes hermosos que tenía en frente, y de los que estaba realmente orgulloso, pues todos en verdad habían crecido muy bien. Y en esos momentos también nació su curiosidad por ver cómo se hubieran tornado los otros niños que había descartado aquel primer día, pero eso ya sería imposible, porque ya estaban muertos... solo esperaba que le hubieran podido sacar una muy buena suma a sus órganos...
–Sí, Nero-ssi. Todos están aquí...–
Respondió GaIn mientras hacía una reverencia y Nero entonces asintió y comenzó a caminar con aquel guardia llamado Yuta, quien era su perro más fiel.
–Comencemos entonces...–
Dijo Nero calmadamente, en lo que los ocho jóvenes se tensaron de inmediato, pues realmente no sabían por qué exactamente estaban allí. SeongHwa estaba nervioso, no necesitaba que nadie más se enterara del asunto, ni que se lo volvieran a recordar una y otra vez, o que a partir de ese momento comenzaran a verlo diferente como lo había hecho San. Eso en verdad le ocasionaba frustración e ira. Esos ojos de lástima como si su espíritu hubiera sido completamente corrompido y destruido... como si ya no tuviera alma y fuera un mero recipiente que solo caminaba por mero instinto, como si ya no tuviera nada por lo que vivir...
SeongHwa tenía mucho por lo que vivir, había muchísimas cosas que quería hacer antes de morir o darse por vencido. Y lo principal era escapar de allí y meter preso a todo esos imbéciles que le han obligado a tener sexo incontables veces con hombres asquerosos y pervertidos por dinero. Se sentía tan humillado y ultrajado, y si bien lo del imbécil de ese guardia si lo afectó, no lo hizo lo suficiente para romperlo, o al menos no lo dejaría afectarlo por el momento, él necesitaba estar bien, él debía de estar bien.
–Los he reunido aquí para que conozcan a alguien nuevo. Estoy seguro que todos ya a estas alturas están al tanto de lo sucedido con SeongHwa, y espero que ese desafortunado incidente no se vuelva a repetir con nadie...–
Nero aclaró y eso confundió en verdad a todos, pues realmente parecía que Nero se preocupaba por ellos... pero SeongHwa creía que solo era una especie de engaño para tenerlos aún más comiendo de sus manos. SeongHwa no se tragaría ese cuento, aún si en verdad el imbécil ese había desaparecido misteriosamente después de aquello. Incluso cuando le preguntó a MinGyu, este le dijo que no podía hablar con él más de lo necesario y se fue del lugar dejándolo solo y con la curiosidad a flor de piel. Sin embargo, en el fondo se alegraba de no tener que volver a verlo, pero a la vez también le frustraba saber que quizás solo lo trasladaron a otro lado, lo cual no era castigo suficiente para lo que se merecía, él quería verlo en la cárcel.
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Flores Negras
FanfictionSeongHwa de 14 años luego de insistirle mucho a su madre, la cual lo sobreprotegía demasiado, logra que lo deje ir a comprar solo por primera vez. Era tarde, por lo que su madre no estaba del todo convencida, pero su niño insistió tanto que cedió. L...