Capítulo 9

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SeongHwa estaba sentado en un sillón junto a un hombre que no era ni demasiado joven, ni demasiado viejo, y este extrañamente lo estaba tratando bien. Sin embargo, a pesar que el pelinegro intentaba hacer su mejor esfuerzo, todas sus respuestas salían bastantes lacónicas y algo maleducadas. Aun así, aquel hombre parecía ser bastante paciente, lo cual en verdad le resultaba sospechoso a SeongHwa.

–¿Qué tal si me vas a buscar una bebida, guapo? –

SeongHwa asintió y se puso de pie de inmediato dirigiéndose hacia la barra la cual estaba a cargo de HyeJin y SiCheng esta vez.

HyeJin al ver a SeongHwa acercarse a la barra de inmediato se colocó en posición para ser ella quien lo atendiera. El pelinegro miró a SiCheng quien estaba atendiendo a YooRim y luego miró hacia HyeJin quien lo estaba mirando con una sonrisa muy distinta a la que hacía siempre a sus clientes. SeongHwa siendo ya algo más profesional en el tema, en el asunto, había comenzado a notar que HyeJin cuando tenían la oportunidad de interactuar, lo veía, lo hablaba muy diferente a los demás. En un principio creyó que era normal, que era su actitud con sus compañeros y fuera del trabajo, pero poco a poco comenzó a notar que solo con él su mirada cambiaba. SeongHwa comenzaba a sospechar que a HyeJin quizás él le gustaba, pero no quería hacerse ideas erradas y tampoco quería prestar a confusiones o crear falsas expectativas en la muchacha, por lo que siempre la trataba igual que a los demás, a excepción de San. San era completamente diferente a todo. Con él sentía la obligación de cuidarlo, como el mismo pelinegro de trece años en su momento prácticamente le suplicó.

–Hola SeongHwa-ah, ¿cómo va todo? –

Cuestionó HyeJin con una gran sonrisa apenas el pelinegro llegó a la barra, él se encogió de hombros y contestó.

–Como debe de ir, supongo–.

HyeJin sonrió al no saber exactamente que responder a eso, después de todo el menor por un año no le había dado demasiado espacio a que iniciaran una conversación.

–Entiendo...–

Contestó después de unos segundos la del cabello castaño cobrizo.

–¿Puedes prepararme algo para llevarle? –

Dijo serio y señalando con un leve movimiento de cabeza hacia aquel hombre que lo estaba mirando con una sonrisa extrañamente amable, cómo si en verdad estuviera enamorado de él.

–¿Unos daiquiris te parece bien? –

–Sí, lo que sea, realmente no me especificó nada y tampoco tengo preferencias. Solo quiero terminar con esto lo antes posible–.

SeongHwa chasqueó su lengua y HyeJin asintió con una leve sonrisa, pues estaba feliz de por lo menos interactuar un poco más con él.

–Bien, procuraré ser rápida–.

Contestó obsequiándole otra sonrisa muy bonita, a lo que el cliente del pelinegro la notó y no le gustó demasiado.

Mientras SeongHwa tenía su mirada perdida en la coctelera moverse en las manos de HyeJin, se había puesto a pensar que en verdad esperaba que su esfuerzo por conseguir dinero más rápido para largarse de allí más pronto, diera resultado. Había estado consiguiendo más clientes, y a pesar que en verdad odiaba aquello, no podía quejarse, había notado una enorme mejoría en sus ahorros, y si seguía un poco más así, tal vez en un mes o un poquito más, quizás ya tendría dinero suficiente para tomar a San y largarse de allí, aunque aún le faltaba planear esa parte.

Un peso de repente se colocó en el cuerpo de SeongHwa y frunció el ceño y estaba a punto de decir alguna grosería pensando que era un borracho cualquiera, pero cuando se dio vuelta notó que era San. Su ceño se suavizó de inmediato y un aspecto más relajado se mostró en su rostro.

Flores NegrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora