{...} SeongHwa se separó de San muy extrañado de sentir que en verdad no quería hacerlo, pero alterándose al recordar que estaba trabajando, y que lo que hacía, lo hacía por trabajo, por nada más...
>>>>>>>>>>>>>>>><<<<<<<<<<<<<<<<
San abrió sus ojos evitando liberar un gemido de protesta. Estaba en verdad confundido y algo asustado, pues jamás se había sentido así cuando alguien lo besaba. SeongHwa tenía una forma tan particular de besarlo, tan gentil, como sus toques... ¿esa era su forma de tratar con los clientes también?
San en verdad se sentía completamente sorprendido y confundido, pues si bien SeongHwa por fuera en verdad parecía frío, e incluso lo había visto interactuar con sus clientes muy pocas veces recordando que lo que su aura emanaba en esos momentos era frialdad, hostilidad, exudaba un claro <<Aléjate de mí>>. Sin embargo, al parecer cuando realmente tenía que cumplir con su trabajo lo hacía más que bien. San estaba asombrado de que SeongHwa en verdad no tuviera más clientes, y que no fuera más popular...
Los labios de SeongHwa se habían alejado de su cuello y San en verdad más que nunca tuvo que fingir una sonrisa traviesa con el cliente del mayor.
–¿Tan ansioso estás cariño? Ya siento algo aquí abajo... no sé si decir que el halagador o algo penoso...–
San llevó su mano al miembro del cliente de SeongHwa y este se crispó levemente en su lugar. San sonrió ampliamente.
–Solo vamos a la habitación...–
Remarcó el cliente a lo que San riendo bajito y travieso asintió y se quitó de encima del hombre medianamente joven y estiró ambas manos hacia las otras dos personas.
–Venga, vamos, no podemos desaprovechar la oportunidad de divertirnos juntos–.
–San...–
Fue lo único que SeongHwa se atrevió a decir. Ambos conectaron miradas y se entendieron a la perfección.
–Vamos–.
Volvió a hablar San. Con aquella simple palabra le estaba dando la respuesta a la pregunta implícita del mayor << ¿Estás bien con esto? ¿Te has curado bien?>>.
San no iba a dejar que la faceta de guardián de SeongHwa se interpusiera en su trabajo. Una sonrisa traviesa más amplia fue todo lo que el menor emitió para guiar a ambos hombres a la habitación como si se tratase del mismísimo *flautista de Hamelín.
Cuando los tres llegaron a la habitación, San acomodó al hombre en la cama y miró a SeongHwa quien desvió la mirada un segundo, tragó saliva y volvió a mirar a San para luego mirar hacia su cliente y acercarse a él. San lo observó atentamente y SeongHwa ahora en verdad se sentía algo nervioso. Tener a San allí lo ponía nervioso, el hecho de que lo viera actuar de aquella forma lo ponía nervioso, pues jamás pensó que debería de tener que mostrarle aquella faceta suya de la cual no estaba para nada orgulloso a su San-ee.
SeongHwa en verdad quería cancelar todo, pero no podía hacerlo, se dijo a sí mismo que él hacía aquello justamente para poder darle una mejor vida en un futuro cercano al ajeno.
El pelinegro mayor se acostó al lado de su cliente y este de inmediato lo tomó de la cintura mientras SeongHwa colocó una pierna encima del mayor. El hombre colocó su otra mano en esa pierna acercándola más a él y besó a SeongHwa, quien con mucho pesar le correspondió.
San estaba atónito al ver la escena. Ver a su hyeong de esa manera en verdad lo sorprendió, vio que tenía la punta de sus orejas completamente rojas, pero eso no le quitaba para nada la extraña sensualidad que el pelinegro mayor exudaba. San tragó saliva y en verdad se dejó llevar por lo que veía. Ya no le importaba nada. Él... él necesitaba participar de aquella delicia también. Se colocó detrás de SeongHwa y comenzó a besar el cuello de este, aprovechando quizás un poco a explorar a su hyeong, a lo que el pelinegro mayor en verdad se sorprendió, pero no pudo decir ni hacer nada más que continuar, pues aquel era su maldito trabajo.
ESTÁS LEYENDO
Flores Negras
FanfictionSeongHwa de 14 años luego de insistirle mucho a su madre, la cual lo sobreprotegía demasiado, logra que lo deje ir a comprar solo por primera vez. Era tarde, por lo que su madre no estaba del todo convencida, pero su niño insistió tanto que cedió. L...