Capítulo 17

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Capítulo 17

Volver a casa había sido mucho más duro que la última vez

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Volver a casa había sido mucho más duro que la última vez. Pese a que me había dado ánimos mentalmente durante todo el vuelo, pese a que había intentado pensar en que todo iría bien, me equivoqué. Mamá y papá fueron a buscarme al aeropuerto. Como era costumbre, me dieron un abrazo tan fuerte que por un momento pensé que iba a quedarme sin aire de lo fuerte que me apretaban contra sí mismos.

—Mi niñita ha vuelto a casa —había dicho mamá entre lágrimas de felicidad mientras papá me daba besos en la mejilla.

—¿Qué tal el viaje, cariño?

Todo había ido bien al principio: fuimos a casa en coche, preparé la cena con mamá y les conté cada detalle que me había pasado. Lo más duro de marcharme a otro Estado fue dejarles a ellos atrás. Desde pequeña siempre había estado unida a mis padres. Me habían apoyado desde el primer día en el que me atreví a salir del armario, habían estado ahí para cada caída y me habían ayudado a levantarme. Siempre. No importaba cuán grande fuera el obstáculo, ellos estaban a mi lado peleando.

Creía que por una sola vez podría tener una visita normal, como la de cualquier hijo. Pero me equivoqué.

El sábado mamá y yo nos tomamos la mañana para pasarla juntas. Fuimos al spa, nos hicimos la manicura y la pedicura y fuimos de compras. Me estaba a punto de probar un vestido precioso cuando una de las vendedoras, una mujer de mediana edad con el cabello recogido en un moño apretado, se me acercó aprovechando que mi madre estaba mirando por su cuenta un par de prendas.

—Perdona, pero no puedes estar aquí. Es una tienda de ropa de mujer.

La miré sin entender qué quería decir.

—Soy una mujer.

Pero la dependienta me miró de malas maneras y solo ese gesto provocó que la boca de mi estómago se retorciera.

—No aceptamos travestis.

Lo dijo de manera despectiva. Su comentario se clavó en mi pecho como una daga bien afilada. Mi mayor miedo se había convertido en realidad y ahora lo único que podía hacer era tolerar esos insultos porque la maldita ley de nuestro Estado era una mierda para las personas trans.

—Lo siento, señorita, no tenía ni idea.

Aquel no fue el único incidente que viví en el día. Cuando tras comer en un restaurante de gran calibre quise ir al baño, uno de los camareros me obligó a usar el baño de los chicos.

—Usted tiene pene, pues use el baño que le corresponde.

En un mundo plagado de discriminación, nadie escuchará mi voz.

También tuve que escuchar insultos por lo bajo e incluso un par de comentarios en los que se me señalaba como «La chica trans», «La transgénero» o «La chica que tiene una buena polla».

Destiny. Escucha mi voz (Serie «Chicas guerreras» 2) (#PGP2021)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora