¡El 17 de noviembre de 2022 en papel de la mano de la editorial Montena.
PREMIO JAÉN DE NARRATIVA JUVENIL 2022.
Un sueño inalcanzable.
Un amor imposible.
Y una chica dispuesta a todo para cumplir sus metas.
Destiny está dispuesta a darlo todo para t...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estaba en shock.
En un visto y no visto todo lo que creía saber sobre Destiny se había ido al garete. No me podía creer que se hubiese guardado durante tanto tiempo semejante bomba, aunque, si lo pensaba en retrospectiva, muchas cosas tenían sentido ahora: que fuera a terapia una vez por semana, que en ciertos aspectos fuera tan reservada e incluso esa pulserita que llevaba siempre consigo con los colores de la bandera trans.
—No puedo tener hijos —me había dicho tan solo un par de meses atrás. Y yo como un tonto había pensado que era una mujer estéril cuando la realidad era otra muy diferente: siendo una mujer trans heterosexual jamás podría ser madre a no ser que adoptara. Ahora entendía esa tristeza que se entreveía en sus ojos.
Alguien me zarandeó y con un parpadeo volví a la vida real. Y es que sin darme cuenta me había puesto a rumiar. Enfoqué a una Destiny ceñuda. Se había cambiado de ropa; ya no llevaba el atuendo deportivo con el que la había pillado y había dejado el delantal sobre una de las dos butacas que había en la sala de estar.
—Jordan, ¿estás bien? Llevo un rato llamándote.
Puede que me hubiese evadido más tiempo de lo que creía. Ups.
—Lo siento. Yo... aún sigo asimilando lo que me acabas de contar.
Un velo de tristeza cubrió durante unos segundos el brillo característico de su mirada.
—Lo entiendo. —Suspiró—. Mira, entiendo que quieras irte y posponer la cena. Ha debido de ser horrible enterarte.
Fruncí los labios.
—Yo no lo llamaría horrible. Sí, no me lo esperaba, pero no creo que tú seas un espanto por eso. Me pareces aún más única y especial de lo que pensaba antes. —Me acerqué a ella con paso seguro y, sin titubear, le di un beso corto en los labios—. Gracias por confiar en mí. Te prometo que no se lo diré a nadie si no quieres. ¿Lo sabe alguien más?
Asintió con un movimiento rápido de cabeza.
—Aquí solo lo saben mi tutor, mi profesora de música, mi psicóloga, los de la asociación, Phoenix, Venus y tú. Nadie más.
Debí haberlo imaginado. Era obvio que un secreto tan grande no lo sabría mucha gente. No entendía por qué había decidido ocultarlo, como si fuera un pecado ser uno mismo, ser feliz. Ojalá algún día esa rubia despampanante tuviera el valor necesario de abrirse al mundo y gritarlo a los cuatro vientos.
Sí, estaba hablando desde la ignorancia, pues no sabía lo duro que era vivir en una sociedad que miraba mal a las personas que no se ajustaban a la regla.
Me froté las manos.
—Espero que hayas preparado un buen festín. Tras una noticia así es hora de celebrar.