¡El 17 de noviembre de 2022 en papel de la mano de la editorial Montena.
PREMIO JAÉN DE NARRATIVA JUVENIL 2022.
Un sueño inalcanzable.
Un amor imposible.
Y una chica dispuesta a todo para cumplir sus metas.
Destiny está dispuesta a darlo todo para t...
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«Tenemos que hablar. Resérvame un día de esta semana. Necesito decirte algo.»
Había recibido ese mensaje hacía unos días, el domingo por la noche para ser más exactos. Desde entonces, no había tenido ningún descanso para acercarme a su casa y descubrir qué era eso que tenía que contarme. ¿Sería lo que no la dejaba que estuviésemos juntos? Porque estaba deseando que lo compartiese conmigo de una maldita vez. Cada segundo estaba más convencido de que no era tan malo como ella se creía.
Aquella semana estaba siendo intensa a más no poder. Estaba dando clases particulares extras, el canal de YouTube de Maxwell, Maxwell's rules, nos estaba exigiendo más horas y los trabajos de la universidad se estaban volviendo asfixiantes. En esos momentos del curso, cuando estábamos a menos de un mes de acabar el cuatrimestre y de los exámenes finales, no veía la hora de tener un solo segundo de respiro.
«¿Te apetece cenar esta noche en mi casa?»
Recibí el mensaje un sábado por la mañana, cuando estaba terminando de dar un clase particular. Por lo general, tenía los fines de semanas libres de trabajo, pero aquel tuve que ejercer de profesor durante dos horas porque el crío al que le daba clases necesitaba ayuda con el último examen de lengua que tenía.
Así que cuando salí de su casa y revisé el teléfono, me quedé sorprendido al ver su mensaje en la pantalla. La ultima vez que había hablado con ella había sido hacía unos días y no es que hubiera sido la conversación del año.
Tuve que leerlo un par de veces antes de asimilarlo.
«Me encantaría. Te aviso que soy alérgico a las moras. Espero que no intentes envenenarme.»
«¿Yo?, jamás. ¿Tan mala imagen tienes de mí, querido?»
«Un poco diablilla sí que eres.», escribí y adjunto le envié el emoticono de la sonrisa ladeada.
Me mandó el emoji de los ojos en blanco.
«Ver para creer.»
«¿A qué hora quieres que esté?»
«A las 20:00 estaría bien, aunque si quieres ayudarme con los preparativos puedes venir antes. Ya sabes que no muerdo», y adjunto el emoticono del guiño.
No pude evitar sonreír. Pese al estrés de las últimas semanas y con los exámenes a la vuelta de la esquina, Destiny siempre encontraba un motivo que me hiciera sonreír.
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