¡El 17 de noviembre de 2022 en papel de la mano de la editorial Montena.
PREMIO JAÉN DE NARRATIVA JUVENIL 2022.
Un sueño inalcanzable.
Un amor imposible.
Y una chica dispuesta a todo para cumplir sus metas.
Destiny está dispuesta a darlo todo para t...
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La Navidad fue un visto y no visto. Tan pronto estaba en casa con mis padres celebrándola como de vuelta en Wilmington. Los exámenes fueron un suspiro, mucho más fáciles de lo que habría esperado, aunque el hecho de haber estudiado y organizado sesiones de estudio con Venus había ayudado.
Y así de rápido estábamos de vuelta en la uni, en el último cuatrimestre. A diferencia de los demás, ya no teníamos asignaturas optativas y los chicos no tenían que cambiar de clase de vez en cuando. Tenía sus puntos positivos y negativos. ¿Os acordáis de Crystal, esa chica odiosa que no dejaba de meterse con Venus el año pasado? Pues ese año estaba el doble de insoportable. No os he contado nada sobre ella porque:
a) No merecía la pena que perdiera el tiempo en ella.
b) Venus la ponía en su lugar sin que se le moviera un solo pelo.
Por desgracia, el año anterior se había hecho muy popular en las redes y, por ello, no perdía la oportunidad de alardear siempre que podía, como pasó esa misma mañana. Estaba tan tranquila bebiendo el zumo natural de pomelo, manzana y fresa cuando su voz chillona se sobreexpuso:
—Ya veréis el vídeo de hoy. Va a ser trendding topic.
Confieso que había cotilleado su canal cuan stalker para saber de qué iba. Subía tutoriales de maquillaje y recomendaba marcas muy caras en mi humilde opinión. En su cuenta de Instagram no hacía otra cosa de subir puro contenido de postureo. Lo peor es que la seguían más de medio millón de usuarios. ¡Quién pudiera! Por mucho que me esforzara, la cuenta Destiny Music no alcanzaba ni los cien mil y eso que en YouTube ya había superado el medio millón de suscriptores. Quién entendía las redes y su dichoso algoritmo.
—Tengo muchas ganas de verlo —le contestó una de sus amigas.
Desde donde estaba, en mi lugar de siempre, podía ver a ese trío a la perfección. Siempre había envidiado en secreto a Crystal, esa morenita desesperante. Se sentía tan segura de sí misma. Ojalá poder sentirme igual, poder gritar a los cuatro vientos quién era y no sentir miedo.
Al menos, había dado un gran paso.
Como si lo hubiera invocado, Jordan se dejó caer a mi lado. Me dio un sonoro beso en la mejilla.
—¿Qué tal está mi guerrera favorita?
Me gustaba que me llamara así, que me recordara constantemente que no era una princesa que necesitaba que la rescatara. Como Venus siempre decía, era la heroína de mi propio cuento.
—Así así. —Me volví y me acerqué un poco más, hasta que pudiera escucharme susurrar—: Anoche Venus tuvo una pesadilla muy fuerte y me he pasado desde las tres de la madrugada en vela. No ha podido volver a pegar ojo. He improvisado una noche de chica para calmarla, y ahora estoy cansadísima. Debería haberme quedado en casa, como lo ha hecho ella, pero es que mi parte perfeccionista no me lo ha permitido.
