¡El 17 de noviembre de 2022 en papel de la mano de la editorial Montena.
PREMIO JAÉN DE NARRATIVA JUVENIL 2022.
Un sueño inalcanzable.
Un amor imposible.
Y una chica dispuesta a todo para cumplir sus metas.
Destiny está dispuesta a darlo todo para t...
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La entrevista de Destiny se hizo viral. En solo unas horas empezaron a seguirle cientos, no, miles de personas. ¡Menuda locura! No podía creerlo. Comentarios como «Amo tus vídeos» o «Tienes una voz preciosa» inundaron sus redes.
Sin embargo, ella no parecía contenta. Algo ensombrecía su mirada dulce y, por mucho que lo intentara, no lograba que me lo dijera. Era frustrante verla distraída, triste y desanimada, y no sabía qué hacer para ayudarla.
En fin, decidí dejar el tema pasar.
Ese mismo sábado los chicos y yo decidimos hacer una fiesta de pijamas —sí, a nosotros también nos gustaban ese tipo de fiestas— en mi casa. Privilegios de tener la casa para ti solo: no tienes que pedirle permiso a nadie. Por la mañana, antes de que vinieran, aproveché para salir a correr y despejarme un poco de las clases y del trabajo. Aproveché para hacer la compra también.
Por la tarde, a eso de las cinco, llamaron a la puerta y, después de eso, fue un no parar. Nos pusimos ropa cómoda, encendimos la Play y jugamos durante un buen rato. De la Play pasamos a la Switch para echar un par de partidas a Fornite y de ahí al Amoung us. Sí, éramos muy amantes de los videojuegos.
—¡En vuestra cara, pringados! —chilló Maxwell cuando ganó la partida. El muy cabrón me había apuñalado por la espalda.
Tiré la tablet sobre el sofá, malhumorado.
—¿A qué vienen esos humos? Ni que tuvieras mal perder —intentó picarme.
Resoplé.
—No es que me moleste perder, son otras cosas.
Ahora tenía la atención de los dos sobre mí. Tanto el uno como el otro me miraban con interés. Esa vez fue el turno de Connor.
—¿Qué ha pasado?
Me pasé las manos por el pelo.
—Ni yo lo entiendo. Un día estamos bien y al siguiente Destiny está más rara que un perro verde.
—¿Os habéis peleado?
—No, pero sé que algo le pasa y no quiere decírmelo. Y eso me está matando, porque siento que he hecho algo para molestarla y que no confía lo suficiente en mí como para contármelo.
Maxwell me dio una palmada en la espalda,
—No le des muchas vueltas. No creo que hayas hecho nada malo.
—¿Y si he dicho algo que no debiera? ¿Y si la he ofendido? Todavía estoy muy verde con el tema de la transexualidad. Soy capaz de haber metido la pata.
Connor me miró con esa expresión apacigüe que tanto lo caracterizaba.
—No creo que la hayas ofendido. Quizás solo está estresada. ¿Tiene algo importante dentro de poco?
