Capítulo 6

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Capítulo 6

Di un paso atrás

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Di un paso atrás. Su pecho subía y bajaba con rapidez, producto de nuestra sesión de besos. Las mejillas sonrosadas, sus labios hinchados y sus ojos dilatados me invitaron a pecar. Pero me contuve.

Tenía que hacerlo.

Joder, había besado a Destiny. ¡Destiny!

El recuerdo de sus labios en los míos, de los sonidos que emitía desde lo más profundo de su garganta, de su aroma fresco, del calor de su cuerpo fundido con el mío, de sus manos en mi pecho... envió un cosquilleo a cada rincón de mi cuerpo.

Estaba empalmado. ¡Mierda! ¿Cómo un simple beso había bastado para ponerme tan cachondo? Porque lo único que quería era acortar la poca distancia que nos separaba, estamparla contra el muro y devorarla; quería restregarme contra ella y mostrarle cuánto la deseaba.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó un tiempo después. Rompió así ese silencio asfixiante que se había instalado entre nosotros.

Me cruce de brazos, aún con su sabor en mi boca. Dios, me iba a costar mucho controlarme, más ahora que conocía muy bien el sabor sus labios.

—Puedo preguntarte lo mismo. —Arqueé una ceja.

Aquella rubita resopló. Acto seguido, empezó a caminar de un lado a otro, mordisqueándose el interior de las mejillas.

—Esto no debería haber pasado —murmuró más para sí misma. Por fin tuvo las agallas de mirarme a los ojos, aunque no sé si habría sido mejor que lo hiciera—. Está mal. Los amigos no se besan.

Sus palabras me resquebrajaron por dentro. Quería ser más que un amigo para ella. A pesar del dolor insoportable que se instaló en mi pecho, me vi obligado a hacer de tripas corazón.

—Los amigos no se besan —repetí con un nudo en la garganta.

Me miró largo y tendido. En ningún momento corté la conexión; quería aprovechar el poco tiempo que me quedaba para observar los estragos que el beso había causado en ella. Estaba seguro de que, de haber estado en mi apartamento, el pelo revuelto, el rubor en las mejillas y el pulso acelerado no serían lo único que mostrara el deseo que bullía en mi interior. Me habría encantado besarla hasta quedarme sin aliento, saborear cada centímetro de su piel bronceada, oírla susurrar entre gemidos mi nombre, hacerla sentir única, como se merece.

Como sigas por ahí, vas a tener que darte una ducha fría cuando llegues a casa para bajarte esa erección.

Necesitaba esa ducha con urgencia o una sesión de masturbación. Lo que fuera más efectivo.

Aparté la vista y la centré en nuestro entorno. La casa de la hermandad era preciosa; qué lástima que al día siguiente todo estuviera lleno de porquería a causa de la fiesta.

Destiny. Escucha mi voz (Serie «Chicas guerreras» 2) (#PGP2021)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora