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UNO

El destino puede ser tan maravilloso en la vida de ciertas personas pero tan crueles con otros, desearíamos poder saber que ocurrirá con anticipación y evitar aquello que nos dañe.

Los errores traen consecuencias que deberíamos ser capaces de soportar pero enfrentar aquello que no nos corresponde implicaría ser mucho más fuerte ¿lo eres?

—Hasta que al fin logré atraparte pequeña rata. —Se acercó al pequeño y le quitó la bolsa de tela que cubría su rostro.

Volver a ver ese rostro le removió aquellos recuerdos que creía haber olvidado y enterrado, pero solo bastó volver a ver esos ojos y darse cuenta de que la herida aún no había cicatrizado.

—¿Qué hago aquí? —El rubio se encontraba desorientado y recorriendo con su mirada todo el lugar hasta dar con la mirada de aquel hombre.

—Jay vas a decirme dónde demonios tienes esos videos y mi dinero.

—¿Jay? Yo no sé de quién me habla señor, déjeme ir —suplicó.

—¿Estamos jugando hacernos los idiotas o qué? —preguntó molesto.

Tuvo que esperar más de un año para volver a tenerlo frente a él pero sintió que valió la pena ahora que por fin podía desquitarse. En su interior solo albergaba odio, resentimiento, rabia, dolor y todo eso había sido causado por una sola persona. Le dio tanto amor a su supuesta alma gemela que jamás pudo comprender el motivo de su traición.

—No sé de que video y dinero me habla. Por favor, déjeme ir —lloriqueo.

—Jay ¿te acuerdas de los juegos que presenciabas junto a mí?

Si logras darle todo a la persona que amas entonces que hace que busque ir hacia otra parte, el pelinegro mantenía aquel pensamiento día y noche en su cabeza. Espero pacientemente todas las noches a que él regresara, estuvo dispuesto a perdonar todo sin embargo aquel chico jamás volvió aparecer. 

—No soy Jay, me llamo Jimin.

—Ahora tú vas a estar del otro lado del vidrio.

—Mis papás tienen dinero si es lo que quiere.

—Claro que quiero dinero pero el dinero que te robaste de mi caja fuerte junto a los videos.

—Jimin, me llamo Park Jimin. Le daré la cantidad que pida, solo déjeme ir —dijo en medio de sollozos. 

—Pensaste que cambiándote el color de tu cabello y poniéndote esos estúpidos lentes de contactos no iban a reconocerte mis hombres.

—No sé quien es usted, yo solo quiero irme de aquí. —Su  su llanto se incrementó al verse acorralado por un hombre completamente desconocido.

—Te di todo, realmente concedí todos tus caprichos y aún así me traicionaste con ese idiota. —Sujetó su cabello en un puño con fuerza e hizo que lo mirase.

—No sé de qué me habla, yo no lo conozco —repitió asustado al ver aquellos oscuros ojos.

—Mira maldita zorra, vas a decirme todo lo que quiero saber. —Nuevamente hizo uso de la violencia al agarrar su cuello para comenzar apretarlo.

—Yo... —susurró antes de perder el conocimiento.

Aquello que rompes no volverá a quedar igual aunque te esfuerces por colocar cada pieza en su lugar pero al menos tuvo solución. El alma y el corazón requiere de algo en especial para sanar si le hiciste una herida. 

Una historia tiene dos versiones al igual que una traición tiene un culpable pero en que momento todo esto dejó de ser convencional, es decir de repente el número de versiones en una historia aumentan con el objetivo de hallar al verdadero traidor aunque muchas veces solo logra confundir a la persona que va en busca del traidor ocasionando que descubra cosas que jamás imaginó.  






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¿Quién eres? (YM) EDITANDO-CAP. FINALES 🔓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora