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VEINTE


Marzo del 2019

Min Yoongi, 20 años

—JAAAY, AMOOOR —gritaba con desesperación el pelinegro mientras subía a toda prisa las escaleras de su casa.

—Yoongi, espera. —Namjoon iba detrás de él tratando de disminuir el estado en que se encontraba su jefe y amigo.

—¿Amor? —repitió con duda al entrar a la habitación de Jay sin embargo esta se encontraba vacía.

—Jefe, venga conmigo —pidió tratando de tomar por los hombros al pelinegro pero este se zafó de inmediato.

Comenzó a revisar el armario, los cajones, el baño, la mesita de noche, absolutamente todo notando así que todas las pertenencias de su pareja seguían intactas, tal cual como solía dejarlas.

—Sus cosas están aquí Nam —dijo con una sonrisa nerviosa mirando al castaño, sus ojos estaban perdidos y sus labios no dejan de temblar.

—Él va a regresar, seguro se molestó porque dije que no iba a regalarle el estúpido auto para su cumpleaños...

—Jefe, por favor —insistió Namjoon pues Yoongi comenzaba a verse mucho más ansioso y nervioso. Su mirada de ilusión era lo que más le dolía ver pues aún se mantenía esperanzado al ver las cosas de Jay en su habitación.

—CÁLLATE —gritó fuera de sí—. Llama a la maldita concesionaria y diles que traigan el estúpido auto —ordenó pero su guardaespaldas no hizo ningún movimiento.

—Yoongi, él se fue —afirmó Namjoon con pesar pues era consciente del dolor que le causaba a su amigo con aquella simple frase.

—CÁLLATE, JAY NO SE FUE —gritó.

Aquella mañana Jay había salido como de costumbre al centro comercial a comprar cualquier cosa que se le diera la gana con la tarjeta de su novio pero en esa ocasión solo Namjoon lo acompañó.

Normalmente era Jeon quien recorría junto él las diferentes tiendas para realizar sus compras mientras Namjoon esperaba en el estacionamiento pero ese día todo fue diferente.

El castaño espero más de cuatro horas en el estacionamiento cuando finalmente decidió ir a buscar a Jay por todo el centro comercial sin encontrarlo por ningún lado, incluso recorrió los alrededores con el temor de que algo malo le hubiese pasado.

Llamó a la mansión pensando que quizás regresó por su cuenta pero lo que le informaron lo había dejado tan confundido en aquel momento.

Jay había vuelto a la mansión minutos después de haber salido acompañado por Namjoon, una de las sirvientas le contó que lo había visto subir a su habitación para después salir del despacho del Yoongi con una bolsa y finalmente marcharse.

Namjoon regresó a la mansión solo para confirmar lo que había sucedido y después llamar a su jefe para contarle que Jay se había ido.

—Él no se fue solo, Yoongi —continuó diciendo el castaño ya que no podía quedarse callado y ocultarle la realidad de las cosas.

Justo la noche anterior Jeon le había comunicado a Yoongi y a Namjoon que se tomaría unas vacaciones dado que quería visitar a su familia en Busan por lo que el pelinegro no se opuso. Kim Namjoon y Jeon Jungkook eran sus hombres de confianza pues su padre se los había asignado como sus guardaespaldas desde que tenía 15 años.

—¿De qué hablas? —preguntó confundido

—En su despacho dejaron algo para usted —informó con total seriedad, tristeza y cólera.

—¿Mi despacho? —balbuceó para dirigirse a pasos rápidos a su despacho encontrando una carta y un cd junto a su laptop.

Sus ojos se abrieron exageradamente al ir leyendo el contenido de aquella carta, sus ojos se pusieron rojos al mismo tiempo que estos comenzaban acumular lágrimas para terminar de derramarlas al finalizar su lectura.

Se agachó lentamente para abrir la pequeña puerta que tenía una de las esquinas de su escritorio, Namjoon por su parte escuchó el sonido que provocaba Yoongi al ingresar la contraseña de su caja fuerte.

El pelinegro mantuvo sus ojos cerrados por unos segundos, mordió sus labios con fuerza y cuando finalmente abrió su caja fuerte solo confirmó lo que decía aquella carta.

—Se... llevó... todo —susurró sin embargo aquello logró ser escuchado por Namjoon.

—¿Los videos de los ministros y el dinero? —preguntó y Yoongi asintió para comenzar a derramar más lágrimas.

—Ya es suficiente, no veas nada más —pidió su amigo sosteniendo su muñeca al instante que lo vio tomar el cd.

—Suéltame —dijo mirándolo serio aunque en su mirada lo más visible era el dolor y no el odio, se zafó del agarre y colocó el cd en su computadora.

Su dedo temblaba mientras se debatía internamente entre dar "reproducir" o no al video y para cuando lo hizo solo le tomó unos cuantos segundos volver a entrar en una crisis.

Namjoon se preguntaba qué era lo que veía su jefe pero su duda fue respondida al instante que escuchó los sonidos de gemidos provenir de la laptop.

Yoongi no tuvo el valor suficiente de ver más y tiró todo lo que se encontraba encima de su escritorio al suelo. Gritó y sollozó tan fuerte que cualquiera podría notar el inmenso dolor que estaba sintiendo.

Arrojó todo lo que encontró a su paso, tomaba entre sus manos cada portaretrato en donde salía al que consideraba hasta ese momento el amor de su vida para estrellarlo contra la pared viendo caer con dolor los pedazos de vidrios al suelo.

—JAAAAY, NOOOO, NOOO, ¿POR QUÉ? —gritaba arrodillado. Quizás si en aquel momento el chico por el que tanto sufría hacía acto de presencia el pelinegro correría abrazarlo para demostrarle que había olvidado y perdonado todo.

Yoongi amaba a Jay o quizás amaba el recuerdo que tenía de él.

—Yoongi, ven. —Namjoon nuevamente intentó calmar a su jefe pero falló.

—DÉJAME, DÉJAME, LARGO, LARGOO —gritó y el castaño obedeció sabiendo que no había nada que pudiera hacer.

Esa noche y todas las posteriores los empleados de aquella casa fueron testigos del sufrimiento de Min Yoongi. Pasó semanas e incluso meses bebiendo y fumando hasta perder prácticamente el conocimiento, era su manera de olvidar y de liberar dolor, su vida se había vuelto un completo desastre.

Cuando finalmente logró atravesar aquel bache lo único que fue capaz de sentir era odio y resentimiento por Jay y Jeon, toda su ira contenida sería liberada cuando lograra atrapar a las personas causantes de su sufrimiento.

Jay se fue dejando a Yoongi hecho pedazos sin saber que alguien cercano a él se haría cargo de sus errores.

Jay se fue creyendo que había encontrado al amor de su vida pero al poco tiempo descubrió que todo fue un espejismo al igual que lo fue él en la vida de Yoongi.

Jay se fue sin ser consciente que el destino es mucho más rápido que él.

Yoongi sufrió el abandono de aquel ser que amó tanto, porque él le dio todo a la persona incorrecta sin saber que dejaría sin nada a la persona indicada.

Yoongi lloró todas las noches tratando de comprender que había hecho mal mientras en otro lugar se encontraba una persona pidiendo ser amado al momento que encontrase a su otra mitad, sin embargo, su otra mitad estaba tan rota y dañada.

Y es que por cada gramo de felicidad en la vida se deberá pagar un pequeño porcentaje de tristeza.











🍃Quizás suba otro capítulo el viernes, no prometo nada🍃


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¿Quién eres? (YM) EDITANDO-CAP. FINALES 🔓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora