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TREINTA Y OCHO

~Capítulos finales~

Dedicado a: roxy_mc5 

06 de Noviembre del 2014

Park Jimin, 12 años

Un pequeño rubio esperaba desesperadamente la salida de sus padres, viéndolos caminar de un lado a otro para acomodar unos papeles dentro de un maletín y al terminar de realizar su acción se acercaron a él para depositar un beso en su frente.

—Cariño, nos debemos ir pero regresaremos al anochecer así que no salgas de la habitación —ordenó la mujer sobando los brazos de su hijo.

—Te lo prometo, mamá —dijo el menor con un sonrisa—. No olviden traerme algo y cuidarse mucho —pidió y su progenitora asintió volviendo a besar su frente.

—Hijo, si demoramos demasiado tiempo en llegar entonces cena sin nosotros —aconsejó su padre y el menor asintió.

—Chao, mamá —se despidió dándole un beso en la mejilla—. Chao, papá —repitió la acción para después volver a sentarse en el cómodo sillón y verlos partir.

Eran aproximadamente las 15:00pm así que eso lo dejaba con una hora exacta para alistarse y salir al parque que había encontrado hace un par de días, la emoción que sentía era evidente al pensar que vería nuevamente al chico pelinegro de ayer pero también existía temor ante la posibilidad de no verlo terminando todo como una simple ilusión.

Y ahí iba, caminando a paso rápido para llegar a su encuentro, uno que solo él esperaba y ansiaba pero su sorpresa al estar en el parque fue no verlo, al frente no había ninguna camioneta negra que diera señales de que aquel chico andaba por ahí. Algo decepcionado optó por columpiarse un momento, la brisa era agradable, bastante para su gusto, mantuvo su mirada en el suelo mientras se mecía de atrás para adelante hasta que al voltear su cabeza logró divisar al chico que tanto deseaba ver.

—Ahí está de nuevo y luce molesto —susurró para sí mismo.

—¿Qué le habrá pasado? —se preguntó mirándolo desde lejos pero de repente el pelinegro había dejado de hablar con el chico que tenía a su lado para mirar hacia el frente.

Todo sucedió demasiado rápido, sus miradas se encontraron de un momento a otro, uno viéndolo con algo de vergüenza mientras el otro simplemente mantenía una expresión seria hasta que el rubio decidió sonreír un poco y sacudir su mano para saludarlo como si fuesen amigos de toda la vida.

—¿Por qué hice eso? —se cuestionó volviendo agachar su cabeza.

—Debe creer que soy un tonto —continuó diciendo hasta que comenzó a tener la sensación de una mirada sobre él así que con algo de disimulo volteó hacia el frente para darse cuenta que aquel pelinegro lo miraba.

—¡Oh, me está mirando! —expresó algo sorprendido—. ¿Debería volver a saludarlo? —susurró pero negó con su cabeza de inmediato.

Se columpió durante varios minutos con su cabeza agachada y de vez en cuando con bastante prudencia su vista se dirigía a un lado para cerciorarse de que el pelinegro aún seguía viéndolo pero ahora desde el interior del vehículo. La expresión de aquel chico era neutra, seria, indescifrable pero sobretodo demasiado atrayente e intimidante para él así que decidió no mirarlo más con el objetivo de calmar sus nervios.

—Seguro le molestó mi actitud, es mayor que yo así que probablemente me ve como un irrespetuoso —musitó algo decepcionado—. Lo mejor será que regrese al hotel a esperar la llegada de mis padres —continuó diciendo al ponerse de pie sin intenciones de mirarlo antes de despedirse.

¿Quién eres? (YM) EDITANDO-CAP. FINALES 🔓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora