CAPÍTULO III

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MINI MARATÓN 2/2

El Gran salón estaba repleto de la nobleza de todos los reinos de Nargrave

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El Gran salón estaba repleto de la nobleza de todos los reinos de Nargrave. En cuanto entré por las puertas dobles de este, ubiqué a cada una de las personas que se dispersaban por el.

Idelia, desde que yo tenía uso de razón, me había obligado a conocer cada dinastía de Nargrave. Así que, en cuanto vi que el Conde Fazus de Helisea se acercaba a mí, estuve a punto de dar varios pasos atrás.

Sin duda, esa era una de las muchas personas con las que prefería no cruzarme

Como siempre, tenía una copa hasta arriba de vino; vino que parecía haber empapado su larga barba canosa. En cuanto me sonrió, pude ver sus dientes torcidos y rotos, con algunos trozos de lo que parecía carne entre ellos. Llevaba una chaqueta azul marina con ribetes y costuras intrincadas en telas doradas, aunque parecía haberse desabrochado por su hinchada barriga redonda.

Le sonreí.

—Veo que está usted disfrutando del baile, Conde Fazus.

Sus pequeños ojos se arrugaron al sonreírme.

—Desde que la vi lo estoy sobrellevando bastante mejor.

Parecía sobrellevarlo bastante bien con toda la comida.

—Me alegro bastante por ello —le dije con falsa cortesía. Una camarera pasó por mi lado con una bandeja repleta de copas largas con vinos espumosos. Ni siquiera me lo pensé cuando ya estaba tomando una de las copas y estaba saboreando el vino en mi paladar.

Esperé que el Conde guardase silencio y así pudiese tomar eso como una invitación para irme y dar por zanjada aquella conversación; sin embargo, al parecer el Conde no tenía la intención de ello.

—Me alegraría la velada aún más si la pasase conmigo en la mesa de mi familia —dijo él, dándole un largo trago a su copa de vino tinto sin apartar sus ojos de mí. Antes de siquiera poder rechazarle, él continuó hablando —: Su madre estuvo de acuerdo, dijo que estaría encantada de que usted conociese al comandante de mi guardia personal.

Casi me atraganté con el vino. No sabía ni por qué me sorprendía tanto que mi madre estuviese implicada en aquello.

Intenté no parecer demasiado sorprendida mientras volvía a sonreír. En otro momento, tal vez lo hubiese aceptado sin rechistar, pero precisamente esta noche no podía. Debía encontrar a Lucca con urgencia, y por ahora no parecía estar a la vista.

—Mire, Conde Fazus, le expreso mi gratitud por esta invitación tan amable, pero debo encontrar a una persona y...

—Ah, Éire, aquí estás. Te estaba buscando.

Qué conveniente.

Mi madre puso una mano en mi hombro con suavidad, aunque clavó ligeramente sus uñas en mi piel desnuda. Crispé los labios al ver su fingida sonrisa mientras alternaba su mirada entre Fazus y yo.

Reino de magia y sangre [Disponible en Físico] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora