CAPÍTULO X

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El hombre a mi lado pareció no darse cuenta de la pequeña pendiente lodosa que estaba justo antes del comienzo del riachuelo

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El hombre a mi lado pareció no darse cuenta de la pequeña pendiente lodosa que estaba justo antes del comienzo del riachuelo. Por un momento incluso pensé en ser tan altruista como para ayudarlo, pero me sentía demasiado cansada como para gastar mis energías en otra persona. El hombre soltó una exclamación mientras caía por la pequeña pendiente y aterrizaba de sopetón en las aguas turbias del riachuelo. No me alarmé demasiado, ya que el agua solo le llegaba por el pecho incluso estando sentado.

El guardia castaño me echó una mirada sobre su hombro.

—Podrías haberme ayudado.

Me encogí de hombros mientas bajaba aquella pendiente con sumo cuidado, sujetándome en la rama de un árbol cercano. Aunque antes de dar un salto y caer de una vez en el agua que parecía a punto de estancarse, me fijé en un reflejo extrañamente metálico que ondeaba en el agua.

Entrecerré los ojos mientras me quedaba en mi posición sobre el lodo, siguiendo aquel movimiento que era casi serpenteante a pocos metros de aquí. Tomé una bocanada de aire, intentando inspeccionar si había restos de magia en el ambiente, y no tardé mucho en oler aquel vestigio de magia Razha.

Un monstruo.

—Sube — le ordené al guardia, impulsándome con la rama para dar un paso hacia atrás. Mi estabilidad era nula, así que casi me resbalé con el lodo hasta caer en aquellas aguas. Siseé por el esfuerzo, y no quité mi mirada de aquel movimiento que hacía ondear el agua a su paso. Mientras más se aproximaba, más grande parecía ser aquella cosa —. Que subas de una vez.

—Oye, te vuelvo a repetir que…

Antes de poder acabar la frase, el lomo de aquel monstruo se hizo visible por fin sobre el agua. Era un pulvra, así que era obvio que con sus grandes dimensiones escamosas, no tardaría mucho en darse a notar.

El guardia ahogó un gemido mientras trastabillaba para intentar ponerse de pie, aunque supe al instante que no lo haría con la suficiente rapidez.

—Joder, no sé ni para qué me has acompañado — maldije solo una vez más, antes de sacar la daga que tenía envainada en mi muslo. No me lo pensé dos veces cuando salté sobre el enorme cuerpo de aquel ser que era como una serpiente de proporciones inimaginables. Justo cuando me impulsé sobre ella, y mi cuerpo se lanzaba hasta su posición, su cabeza salió del agua, mostrándome las rendijas ennegrecidas que eran sus ojos. Su enorme lengua viperina, la cual había escuchado que se humedecía en un veneno aturdidor, casi me dio un lametazo en cuanto caí sobre su cabeza helada. Contuve un gruñido mientras alzaba mi daga, clavándola en sus ojos inhumanos.

Aquella criatura revolvió su enorme cuerpo delgado sobre el agua, haciendo que gotas de agua salpicasen mi rostro y me desorientasen por un momento. Me sentía francamente aún más mareada, mientras el mundo daba giros a mi alrededor mucho más rápido que los que daba el propio monstruo.

Reino de magia y sangre [Disponible en Físico] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora