—Tú, despierta — dijo una molesta voz mientras zarandeada mi brazo con brusquedad. Apreté aún más mis ojos ya cerrados. No quería levantarme por nada del mundo.
Algo cálido y luminoso golpeaba mis ojos, haciendo que la oscuridad en la que me había encontrado mientras dormía se disipase. Había comenzado a odiar la luz del día, aunque antes incluso me gustase, ahora resultaba increíblemente molesta.
—Que te despiertes — volvió a ordenar ese hombre. Tuve que hacer trabajar increíblemente a mi cerebro para averiguar que era Keelan —. No tengo todo el puto día, Éire. Levántate ya.
Fruncí el ceño mientras me removía en mi cama. Aunque, mientras estiraba mis piernas sobre lo que debía ser mi colchón, solo el crujido de la madera barnizada me recibió. Casi gruñí mientras Keelan volvía a zarandear mi brazo.
—Así que ahora sí que me vas a llamar por mi nombre — dije, con la voz rasgada por el sueño. La madera se clavó contra mi espalda, la cual debía de tener ahora varias contracturas.
Keelan pareció retroceder sobre el carruaje al darse cuenta de que ya me había despertado, quitando su mano de mi brazo inmediatamente.
—Ejem…— carraspeó él —, puedo llamarte como yo quiera.
Sonreí aún adormilada —. Claro, Keelan, puedes decirte eso antes de ir a dormir.
—Yo, desde luego, he dormido bastante mejor que tú en el colchón de mi compartimento.
Eso sí que me hizo abrir los ojos de golpe. La luz trascendió por mi pupila de inmediato, haciéndome parpadear repetidas veces. Notaba mi boca increíblemente seca y, a pesar de haber dormido al parecer toda la noche, aún seguía inesperadamente cansada.
No pude siquiera incorporarme en aquel asiento mientras me esforzaba para que las palabras que salieran de mi boca no fueran inconexas.
—Me parece demasiado descortés dejarme durmiendo en un asiento de madera bajo la vista de miles de criaturas mientras tú te relajas en tu colchón particular.
El príncipe enarcó una ceja.
—Parecías muy cansada, no quería ser aún más descortés y despertarte de tu sueño particular.
Bufé, esforzándome por apoyarme contra la ventana del carruaje mientras me incorporaba. Aún tenía los ojos entrecerrados ante la luz, y mi lengua parecía un peso muerto en mi boca mientras humedecía mis resecos labios.
—Vete a la mierda.
—Tú ya pareces estar en ella.
Entrecerré los ojos, mirando sus facciones divertidas.
—Pues ven conmigo, entonces.
Keelan me miró de arriba a abajo con una mueca bastante parecida a la repulsión —. Ni en tus mejores sueños.
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Reino de magia y sangre [Disponible en Físico] ✔️
Fantasía•Primer libro de la Trilogía Nargrave. En los reinos de Nargrave se cuece el amor, la traición y las alianzas más inesperadas. Éire es la hija de la gran hechicera de la corte, perteneciente a la poderosa familia Gwen. Un día, tras sucesos inhóspito...