[IV]

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En cuanto lo vio bajarse del auto, Tony lo sintió, aún con su hija en brazos, su corazón latía con la misma intensidad desde que lo vio por última vez, hace cinco años. Como lo había extrañado.

Steve por su parte, sólo sentía culpa, lo único que pensaba su mente es que Tony lo odiaba cada vez que lo miraba y ahora que no se habían visto en tanto tiempo, estaba casi seguro de que sólo lanzaría odio y recelo por sus ojos. Cuán equivocado estaba, Tony no era así, y mucho menos con él.

La conversación tampoco fue sencilla, Steve trataba de mirarlo con objetividad y profesionalismo, pero le era imposible, había extrañado cada centímetro de él, y viendo que rechazaba la idea cada cinco segundos, se aseguraba de guardar cada detalle de él en su mente, rostro, ojos, piel, manos, cabello, sonrisa, piernas, torso, labios... absolutamente todo, porque estaba seguro de que no volvería a verlo jamás.

— Mami dijo que viniera salvarte —comentó la pequeña abrazándolo

— Estoy salvado —respondió con dulzura

Aún con el dolor que le causaba verlo con una criatura de otra en sus brazos, el verlo tan feliz y calmo con su hija generaba suma tranquilidad en él, al menos Tony era feliz, y era más que claro que había logrado superarlo y quizás si estaba cumpliendo su promesa de dejarlo ser feliz. Ojalá el pudiera hacer lo mismo.

— ¿Quién es el, papi? —preguntó la niña mirando a Steve. Le parecía conocido. 

— Él es Steve Rogers —respondió Tony con naturalidad— es un... viejo amigo —con cierto dolor disfrazado de nostalgia —también es el Capitán América...

— ¡¿En serio?! —preguntó entusiasmada mientras iba repasándolo con la mirada— ¡Papá me lee tus historietas todas las noches! —agregó— y hemos visto todas tus películas

Steve no pudo evitarlo, miró emocionado y sorprendido a Tony, el cual evitó su mirada, lo que provocó que el pecho de Steve subiera y bajara rápidamente de la emoción, y Nat sólo le sonreía, lo sabía, estos dos aún se amaban, con la misma intensidad de hace años. Steve observó con todo el amor del mundo a Tony, lo recordaba, aún lo hacía, cada noche, aunque fuera a través de sus películas y el cumulo de ilusiones dormidas se removían dentro de él. El fuego volvió a encenderse a mil centígrados.

Esa misma noche, Tony trataba de borrar su visita de hoy de su mente, pero la emoción de Morgan de conocer por fin al Capitán América, las preguntas de duda de Pepper y la fotografía de Peter, lo hacían dudar ¿En verdad había tomado la decisión correcta? ¿Cuál? ¿La de no ayudarlos? ¿O la que tomo hace cinco años atrás? Cuando lo dejó ir.

Pero el sistema avisándole que el prototipo era viable, lo volvió en sí, y luego el ver a Morgan sentada en la escalera, se convenció. Ahora había cometido un error, debía ayudarlos, pero eso no cambiaba el pasado, había tomado la decisión correcta y la prueba de eso descansaba ahora en una cama con una hermosa sonrisa.

— ¿Esta noche no hay cómic del Capitán América? —preguntó aun con entusiasmo la niña

— ¿No te bastó con conocerlo hoy? —arropándola

— ¿Eran muy buenos amigos? —preguntó con curiosidad. Tony demoro en reaccionar

— Si, muy buenos amigos... muy cercanos —con la vista pegada en las mantas de su hija

— ¿Y porque ya no se hablan? —Tony suspira. Su hija habia sacado la misma curiosidad casi hiriente que el poseía. 

— Es que... a veces los amigos se pelean, se mienten y no es fácil perdonar y aun si después lo haces... ya nada vuelve a ser lo mismo —comenta con desgana

A través del tiempo [STONY - ENDGAME]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora