[XXXIII]

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No despegaba la mirada de él, quería que lo viera, quería que supiera que era el quien le estaba arrebatando la vida, no otro y por momentos sentía que estaba fallándole a todos los valores que una vez juro defender, pero esta situación era un evento aislado, en este momento no era El Capitan América, era Steve Rogers defendiendo al amor de su vida.

HYDRA jadeada de manera incesante, pero entre más respiraba, más sangre entraba a sus pulmones, lo sabía, lo podía sentir. Steve aun sujetaba el escudo, quería cerciorarse que lo habia herido profundamente, que lo habia herido mortalmente, pero su propio cansancio era mayor, incluso más que su deseo de querer destruir al hombre que le quería arrebatar aquello que más amaba; jamás imagino que a la persona que más podría odiar en toda su vida, seria a el mismo.

Cayo a un costado del hombre, casi moribundo, era más que claro que estos eran sus últimos momentos, pero no se daría por vencido, no hasta que cumpliera su promesa y Tony fuera libre. El joven seguía sufriendo un ataque cardiaco tras otro, el dolor era incontrolable, pero solo tenía fuerzas para observar a Steve, quería que sobreviviera, que se fuera lejos de ahí, aun sin él, verlo a salvo sería el mejor regalo antes de partir, porque era obvio que, en cuestión de minutos, la metralla llegaría a su corazón y el final se haría presente.

Pero Steve tenía otros planes, lo supo cuando rebuscaba entre los bolsillos de HYDRA, quien seguía impávido en el suelo y con el escudo enterrado en todo su pecho; Steve buscaba con desespero el control de las cadenas que ataban a Tony, no se iría de este mundo sin liberarlo y con sus últimas fuerzas, hallo el objeto y lo apretó, para ver como Tony caía con sonoridad y torpeza al suelo, era libre. El joven seguía sufriendo nuevos paros cardiacos, ahora estirado en el suelo, uno más fuerte que el otro, pero no se rendiría, habia hecho una promesa, por lo que se volteó sobre sí mismo y con una necesidad sobrehumana, comenzó a arrastrarse por el piso hacia el reactor, aun cuando las fuerzas le fallaban.

Se detuvo solo un segundo, quería y necesitaba cruzar su mirada con la de Steve, el cual le sonreía a todo lo ancho, feliz de verlo una última vez, aunque no fuera en las mejores condiciones.

— Adiós... —dijo en un hilo de voz— beloved...

Tony no se conformaría con eso, no, claro que no, pese al llanto desconsolado y sonoro que salía de él, siguió arrastrándose para llegar al rector, si podía llegar, sabía que podía y si lo lograba volver a colocarlo en su lugar, quizás podría salvar a Steve, pero la verdad era clara... su cuerpo ya no le respondía, adormecido completamente por los dolores cardiacos. ¿Acaso así terminaría la vida de ambos? ¿Envueltos en la peor pesadilla? ¿Incapaces siquiera de poder tocarse, aunque sea una última vez? Y de irse... ¿Lo harían juntos? ¿Steve lo estaría esperando en el mismo lugar?

 ¿Lo harían juntos? ¿Steve lo estaría esperando en el mismo lugar?

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— No, por favor —tratando de arrastrarse— no te vayas... —dijo de manera ahogada

— Espero... —sonriéndole con calma— haber cumplido, aunque sea una promesa... —lo mira fijamente— te escogería en esta y en mil vidas más...

A través del tiempo [STONY - ENDGAME]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora