Día 9

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Cocinando juntos

—¿Ya está hirviendo, no? 

—No. 

—Yo creo que ya… 

—No. 

—¡Pero si ya…! 

—No. 

La olla se había puesto a calentar hacía tan solo un par de minutos. Para Kirishima, era tiempo suficiente para que el agua estuviera lista para hervir el arroz. Pero para Bakugo, quien se había convertido en un experto cocinero después de ver todos los programas de cocina americanos junto a su madre, el agua no estaba ni siquiera un poco caliente. 

—Estoy hambriento. Y esto lleva ya mucho rato ahí, debe de estar ya. 

—No hay ni una maldita burbuja. ¿Cómo pretendes que esté? 

—Que sí, ya verás. —Kirishima cogió la bolsa que contenía el arroz e hizo el intento de echarlo dentro de la olla. 

Pero Bakugo, que ya había previsto las intenciones del pelirrojo, atrapó su mano al vuelo y le arrancó la bolsa de arroz de las manos. 

De esta manera, empezó un forcejeo entre ambos que acabó con todo el arroz tirado por el suelo. 

—Vete. 

—¿Qué? 

—¡Qué te vayas de la maldita cocina, estúpido pelos de…! 

Bakugo guardó silencio de golpe. Un dedo índice se había estrellado contra su nariz, dejándole una enorme mancha de salsa barbacoa en ella. 

Bakugo se quedó quieto durante unos segundos, procesando como su amigo se había atrevido a ensuciarlo y como, acto seguido, se había ido corriendo mientras se reía. 

Definitivamente Kirishima iba a morir. Y Bakugo iba a ser el encargado de matarlo. 

#kiribakumonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora