Día 16

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Canción favorita

Siento una intensa punzada en los pies.

Hemos corrido con desesperación hasta llegar aquí, a la cima de la montaña, el lugar más alejado del suelo de toda la ciudad.

Los pies nos arden de dolor. Bakugo está sentado a mi lado, con la espalda bastante cansada.

De mi mochila sacó las tres botellas de vino tinto que le he robado a mi padre. Empezamos a beber, primero poco a poco, luego trago tras trago, hasta olvidar nuestros problemas.

Hasta dejar nuestras penas a un lado.

Hoy es el gran día.

Solo se habla de eso. Durante las últimas tres semanas, la televisión, la radio, la gente en la calle, la escuela, el trabajo. Solo se habla de esta noche.

Los investigadores dicen que hoy es la noche en la que los recursos de la tierra chocarán entre sí, destruyendolo todo. Los religiosos dicen que es el día del juicio final. Un castigo de Dios a causa de nuestros pecados. Un castigo tan cruel capaz de impresionar al mismísimo Satanás.

Abrimos la tercera botella. El temblor se empezaba a notar. Desde la cima se podía apreciar cómo a lo lejos algunos de los edificios más altos habían empezado a caer en pedazos.

Y mientras esto ocurría, Bakugo y yo disfrutamos de nuestra última noche con vida.

Mientras el suelo empieza a partirse en dos. El fuerte oleaje inunda los pueblos costeros. Los volcanes entran en erupción. La tierra corre abriéndose paso sobre las construcciones.

Mientras el mundo se destruye a nuestro alrededor, yo estoy emborrachándome junto a la persona que amo.

Porque eres tú, Bakugo.

Eres tú, la persona que me obliga a ver en la televisión realities americanos de cocina. Eres tú la persona que me grita cuando no entiendo un problema de matemáticas y quien me lo explica mil veces hasta que lo entiendo. Eres tú, la persona con la que decidí pasar mi vida.

Eres tú la persona con la que estoy acostado ahora mismo, mientras el mundo se derrumba.

Te miró durante minutos, fijamente, mientras los edificios próximos a nosotros caen. Ahora mismo eso no importa. Lo cogo de los hombros y lo acerco a mi, pasando mis brazos sobre su cuerpo entero, eliminando toda distancia que pudiese haber entre él y yo.

Lloro sobre él, le digo lo mucho que lo quiero, lo mucho que lo necesito, lo mucho que gustaría poder estar siempre junto a él.

Le confieso todo lo que nunca he podido decirle y le repito las cosas que jamás podré decirle de nuevo.

Abro mi corazón y él abre el suyo, en este momento tan íntimo. En nuestro último momento.

Y mientras noto como la montaña empieza a separarse y la tierra bajo nosotros empieza a moverse, por última vez, le digo "Buenas noches" al amor de mi corta vida.

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Historia inspirada en la canción "As the world caves in", mi canción favorita. 

¡Espero que os haya gustado y gracias por leer el fic! :)

#kiribakumonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora