Capítulo 3

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Año 2013

Camila se lo había contado todo a su mejor amiga, tal y como ella lo había pedido, rogando que la incipiente relación que Luisana pudiese llegar a tener con Bautista no pasara de un par de citas y un posterior corazón roto.

Lamentablemente, sus plegarias no fueron escuchadas, pues con cada día que pasaba, ambos se mostraban más interesados, más enamorados y Camila más destrozada al darse cuenta que, lo único pasajero, había sido el interés que su mejor amigo había tenido en ella.

Si es que aquel había realmente existido, pues a esta altura del partido, la pelirroja lo dudaba.
 
Luisana decía que los tres eran inseparables, pero la realidad era que los inseparables eran ella y su novio, Camila solo los acompañaba como una insufrible tercera, llegando a sentirse casi como la mascota que ambos habían adoptado, a quien daban amor y cariño, pero que se quedaba fuera de lo que compartían como enamorados.
 
Continuó siendo la mejor amiga de los dos.

Se decía a sí misma que no valía la pena desperdiciar una amistad tan bella como la que tenía con cada uno, solo porque ella había malinterpretado una señal.

Cada día se levantaba con la esperanza de ver a Bautista y ya no sentir ese amor por él, verlo como lo que realmente era, su mejor amigo.

Pero cada noche se dormía con el corazón encogido al fallar en su cometido, incluso cuando salía con otros hombres, pues siempre les encontraba algún defecto: o no eran lo suficientemente inteligentes, o graciosos, puede que a veces no fueran tan lindos o no tuvieran los mismos gustos musicales que ella.

Todos tenían el mismo defecto, no eran Bautista.

Y eso la mataba por dentro.

Lo único que la consolaba era que en menos de tres meses, Luisana y ella abandonarían la ciudad en la que vivían para ir a la capital, a estudiar a la universidad.

Vivirían juntas en un lindo departamento, la rubia iniciaría su carrera de diseño de vestuario y ella la de derecho, mientras que Bautista se quedaría aquí, pues él ya estaba estudiando economía y negocios en una universidad local.

Le dolía el alma tener que separase de Bautista, pero no tanto como le dolía verlo casi a diario recibiendo los besos y las caricias de Luisiana.

Además, estudiar en la Universidad San Agustín había sido el sueño de ambas toda la vida y estar tan cerca de cumplirlo le confortaba el corazón.
 
Justamente esa tarde se encontraba leyendo, por milésima vez, el programa de estudios que ofrecía la universidad y hubiese ido directo a empaparse de los tour virtuales con los que contaba la página, de no ser porque sintió a su padre abrirle la puerta a Luisana.

La rubia apareció en la sala de su casa en menos de un segundo, con una sonrisa de oreja a oreja.
 
-¿Y ti que te pas?- preguntó Camila a modo de broma- ¿Te ganaste la lotería o algo por el estilo?
 
-Siento que hace un año me la gané- respondió lanzándose al sofá junto a su mejor amiga, para luego abrazarla con efusividad- Gracias, gracias, gracias por presentarme a Bauti.
 
-Luisana, creo que no puedo respirar- se quejó antes de que la rubia la soltara. Se ordenó el cabello mientras se apartaba un poco- Yo no te lo presenté, tú caíste en sus redes solita, así que no me eches ese muerto encima.
 
Luisana se rió suavemente y se puso de rodillas en el sofá, mirando a Camila de frente. Sentía tanta emoción en el cuerpo, que no era capaz de quedarse quieta.
 
-Tengo tanto que contarte. ¿Podemos ir a tu cuarto?
 
-No creo que tenga opción- dijo burlona.

Cerró su laptop y se levantó para dirigirse a su cuarto, junto con Luisana.
 
Mientras subía las escaleras, Camila sentía como el estómago se le encogía con cada escalón, pues cada vez que Luisana le pedía eso, era porque le contaría algo íntimo sobre su relación con Bautista, y como buena mejor amiga, ella la escuchaba con atención.

Se había vuelto experta en ocultar sus sentimientos, al menos delante de Luisana, porque cuando ella la dejaba sola, lloraba sin consuelo, gritaba sobre una almohada o ahogaba sus penas en helado de chocolate.
 
-Ya suéltalo, no te aguantas ni tú- dijo Camila mientras cerraba la puerta y se sentaba en su cama con Luisana al frente.
 
-Ok- respiró profundo y soltó el aire despacio- ¡Bauti y yo lo hicimos anoche!
 
-¿Hicieron... que cosa?- preguntó, negándose a creer lo que aquello significaba.
 
-¡Ay!- exclamó sonrojándose- Hicimos el amor, tonta.
 
De todas las cosas que había tenido que escuchar desde que Luisana y Bautista eran novios, esta, definitivamente, era la que más le había dolido.

El pensamiento se le nubló y sintió como los ojos comenzaron a arderle, ante lo cual apartó la mirada de su amiga y parpadeó con rapidez, para así poder alejar la prueba de su sufrimiento.
 
-Pareces sorprendida. Ya llevábamos un año juntos, amiga- explicó Luisana acostándose en la cama y dejando su cabeza en el regazo de Camila- La verdad es que podría haber pasado antes, pero yo no estaba lista, ¿sabes?. Pero anoche me dije "Lu, hoy es tu día, hoy la pierdes"- se rió-  Y Bauti, no sabes, fue tan tierno conmigo, ¡Y romántico!- suspiró- Lo amo tanto.
 
Camila solo pudo sonreír, pues estaba segura de que ninguna palabra saldría de su garganta sin que un grito de dolor se escapara primero.

Luisana comenzó a contarle todo sobre su primera vez con Bautista y con cada detalle, la pelirroja sentía que moría un poco más.
 
-¡Además, no sabes!- exclamó emocionada cuando terminó su relato. Se incorporó en la cama y tomó la mano de Camila- ¡Esta noticia te va encantar!
 
-¿Cuál?- preguntó Camila, aliviada por el cambio de tema.
 
-Bauti y yo estábamos, bueno... después de que... tú sabes- se rió, sintiéndose tonta por avergonzarse todavía- En fin, estábamos acostados y me dijo que me tenía una sorpresa- hizo silencio por unos segundos para darle expectación a su amiga- Tramitó el traslado de carrera... ¡Nos vamos los tres a San Agustín!- gritó- ¿No te encanta? ¡Los tres en la capital!
 
Camila nuevamente se quedó sin palabras, pero esta vez, lejos de sentir tristeza, sentía enojo. Un enojo que partía en su estómago e iba ascendiendo por su esófago hasta quemarle la lengua.

¿Por qué demonios Bautista no se quedaba donde debía?, se preguntó exasperada.
 
-Ey, pero no te preocupes, Cami- la tranquilizó Luisana- Nuestro plan sigue en pie. No creas que porque Bauti va también yo me voy a ir a vivir con él, ni nada parecido. ¿Te imaginas? Mi mamá se moriría- rió y apretó más fuerte la mano de su amiga- Yo me voy contigo, todo sigue igual

-Todo sigue igual- repitió Camila, sonriendo a Luisana, sabiendo que esa era precisamente su desgracia.



Continuarán....






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Perdón por la tardanza voy a tratar de publicar más seguido pero ando con problemas y se me complica.

Bueno espero que les haya gustado el capitulo

Besos nos estamos leyendo

Entre Ella o YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora