Capítulo 15

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La pelirroja volvía del trabajo temprano. Cuando cruzó el umbral de la puerta pudo escuchar a Bautista trabajar desde el estudio. Su, ahora, novio llevaba una semana viviendo en su departamento y se sentía en un sueño.

Como la herida aún estaba sanando, le habían ordenado reposo por 12 días, por lo que cuando ella llegaba a casa todos los días, él la esperaba con la cena lista, una sonrisa y un beso. Le costaba pensar en algo que amara más que eso, pero principalmente lo amaba a él, más que nunca.
 
Dejó sus cosas en el sillón y se acercó al estudio, donde lo vio tecleando en la computadora con afán.
 
-A mí no me parece que estés descansando- dijo a modo de saludo, mientras se acercaba a él. Bautista le sonrió y se deslizó hacia atrás en la silla, para darle espacio a ella para que se sentara en su regazo.
 
-Hay cosas que no pueden esperar- respondió, después de besarla en los labios.
 
-Eres un cabezota.
 
Bautista le sonrió de nuevo, ¡Cómo amaba su sonrisa!, y la besó otra vez, pero ahora con un poco más de urgencia, como si en sus labios hubiese encontrado el más delicioso néctar y no estuviera dispuesto a dejar de saborearlo hasta que lo terminara por completo, sin dejar ni una sola gota. Bajó sus manos a su cintura y la apretó muy fuerte hacia él, sin dejar ni un solo espacio entre ellos.
 
Camila agradecía estar sentada y el apoyo que le daban los fuertes brazos de Bauti, pues sentía como sus piernas se convertían en dos hilos de lana.

En ese momento se preguntó si así se sentía Luisana cada vez que Bautista la besaba, así como también pensó en cómo se sentiría él cuando estaba con la rubia, ¿era ella tan buena como Luisana para esto? ¿le provocaría las mismas sensaciones a él?
 
Ante estas incógnitas, Camila rompió el beso delicadamente y lo miró a los ojos. Por una fracción de segundos lo vio como a un niño a quien le habían quitado la paleta que tanto disfrutaba, pero luego le sonrió con ¿amor? ¿cariño? No podía identificarlo.
 
-Traje tu auto- dijo ella, dándole las llaves- Y el fin de semana traen el resto de tus cosas.
 
Camila se las había ingeniado para trasladar, de a poco, todas las cosas de Bautista a su casa, sin que él tuviera que poner un pie en el departamento que solía compartir con Luisana y le había pedido a Miki que contratara un servicio de mudanza para que llevaran el resto de las cosas el fin de semana.

Hasta ahora todo estaba saliendo bien y esperaba que su, ahora novio, no sospechara nada.

-Cami, te dije que podía hacerlo yo- se quejó.
 
-Y yo te dije que tenías que guardar reposo- respondió mientras le acariciaba el cabello.
 
-Me estás malcriando demasiado- dijo con una sonrisa perezosa.
 
-Puede ser- lo besó- ¿Almorzaste?
 
-No, te estaba esperando.
 
Se levantaron para ir juntos a la cocina, pero en ese momento, Camila sintió la vibración de su celular en el bolsillo de su chaqueta. Lo sacó rápidamente y miró la pantalla: "Lu" indicaba el oscuro aparato y lo cubrió con disimulo
 
-Adelántate, yo tengo que atender esto... es de la oficina- mintió la pelirroja.
 
Bautista asintió y la dejó sola en la habitación. Camila esperó hasta escuchar los pasos de él lejos de ahí, cerró la puerta y contestó
 
-¿Hola?- dijo con voz temblorosa. Sintió que el corazón se le detenía, pues no había hablado con Luisana desde que la había dejado en el aeropuerto.
 
-¡Camila, amiga! ¿Cómo estás?- dijo la rubia, emocionada por escuchar la voz de su mejor amiga después de tantos días.
 
-¡Lu, hola! Yo muy bien ¿y tú? ¿Cómo va París y el empleo?
 
-Yo bien. Y París es increíble, todo es mucho mejor de lo que imaginé. El empleo es estupendo, no paro de trabajar todo el día y acá todos son muy amables. Al principio me sentía un poco desencajada, pero ya sabes como soy, me adapto rápido- rió- En fin, ¿cómo siguen las cosas por allá?- se aclaró la garganta- ¿Cómo está Bauti?
 
-Él está bien- dijo con toda la tranquilidad que le fue posible- Trabajando, como siempre- decidió agregar, pues Luisana no sabía nada de su accidente.
 
-Claro, claro... ¿y te ha dicho algo sobre mi?, la verdad he estado muy tentada a llamarlo, pero me da mucho miedo que siga enojado conmigo y me rechace.
 
-Ay Lu, la verdad es que ha sido reservado al respecto. No me ha dicho nada. Ya sabes como es Bauti, siempre anda de orgulloso
 
-¿Tú crees que debería hablarle?
 
-No- dijo con rapidez, pero con calma, como si realmente la estuviera aconsejando- No creo que sea el momento. Aún está dolido por lo que pasó y podría ser bueno darle un poco de espacio.
 
-Entiendo, puede que tengas razón- respondió, mirando a Felipe a lo lejos. Luego, Antoine salió de su oficina y al verla la llamó- Bueno amiga, tengo que dejarte. cuidate mucho y hablamos pronto
 
-Adiós Lu.
 
Terminó la llamada con una culpa gigantesca, lo cual solo se traducía en unas inmensas ganas de llorar. No podía creer lo que había hecho y lo que estaba apunto de hacer, pero de lo contrario su pequeño paraíso con Bautista terminaría antes de haber empezado.
 
Se acercó al escritorio y tomó el celular de él. Conocía muy bien a Bauti, era totalmente desapegado a las nuevas tecnologías y nunca andaba con su teléfono. Cuando lo encontró borró todos los mensajes que tuviera con Luisana, afortunadamente no tenía que preocuparse por las fotos, ya que Bauti no era de los que le gustaba "capturar el momento", siempre decía que era mejor disfrutar lo que pasaba en vivo que estar pendiente de inmortalizar algo que nunca volverás a ver.
 
Terminó su maquiavélica labor y dejó el móvil donde lo había encontrado. Luego, fue al baño y se limpió las lágrimas derramadas producto de las sensaciones horribles que le provocaba hacer lo que hacía, pero bien valía la pena por estar con el hombre que amaba, aunque fuera por tiempo limitado, trató de consolarse. 
 
-Bien dicen que en la guerra y en el amor todo se vale- se dijo a sí misma frente al espejo, para luego salir a almorzar con Bautista.









Continuará.....




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Espero que les haya gustado el capitulo

Besos

Nos estamos leyendo

Entre Ella o YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora