Capitulo 28

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Luisana la miró impávida durante su relato. Sin saber cómo expresar la mezcla de emociones que este le provocó, cortó la distancia entre ellas y la abofeteó, dejando una marca roja en la cara de su ex-mejor amiga, quien no hizo absolutamente nada por defenderse.

Bautista entró al departamento con ansias de ver a Camila después de un largo y difícil día de trabajo, pero al llegar a la sala presenció el momento exacto en el que la palma de Luisana impactaba con violencia el rostro de su mujer.
 
Alarmado por la situación y desechando su buen humor, el hombre se acercó a las dos con rapidez, para luego tomar a la rubia por ambos brazos y apartarla de Camila. Cuando lo hizo, se dio cuenta inmediatamente de la tensión que había en el ambiente y que las dos estaban llorando. Luisana se veía furiosa, desilusionada, a punto de perder la cabeza, mientras que Camila se mostraba retraída y triste, casi avergonzada por existir.
 
Después de alejar a Luisana, Bautista se apresuró a socorrer a su novia, mientras la tomaba por los hombros y revisaba la mejilla que había sido golpeada, tocándola con absoluta ternura y suavidad, como si la pelirroja fuera a romperse.
 
-¿Estas bien, mi amor?- le preguntó a Camila y ella solo pudo asentir con la cabeza, mirando por un segundo a Bautista, pero apartando rápidamente la mirada de él, pues no soportaba la vergüenza frente a su mejor amiga.
 
Entonces Luisana se dio cuenta de lo que Canila había logrado. Bautista estaba completamente absorto en la que creía su novia, viéndola como si fuera la única mujer que había en el mundo, como la única dueña de su corazón y como alguna vez la vio a ella también. Le sorprendió lo mucho que aquello le dolió.
 
-¿¡Me quieren explicar qué es lo que está pasando!?- preguntó por lo alto, a las dos.
 
-¡Cuéntale, Camila!- la animo Luisana, completamente activada por la rabia y la desilusión que sentía- Tú novio te está haciendo una pregunta, explícale tu pequeña mentira y cómo nos has arruinado.
 
Bautusta miró con el ceño fruncido a Luisana, pues no entendía nada de lo que decía y menos el rencor que destilaban sus palabras. Volvió la mirada nuevamente a Camila, quien solo lloraba con la mirada en el suelo, logrando que el corazón se le partiera en mil pedazos, pues no soportaba verla llorar con tanto sentimiento.

-¿De qué está hablando, Cami?- le preguntó, tomándole el mentón con los dedos suavemente y alzando su rostro, para que lo viera a los ojos.
 
La pelirroja respiró profundamente, intentando calmar los espasmos que sacudían su cuerpo por el llanto y también los sollozos que se venían escapando de sus labios desde que llegó a su departamento esa tarde. Contarle la verdad a Luisana había sido una de las cosas más duras que había tenido que hacer en su vida, pero estaba segura que no se comparaba ni un poquito a lo que sería revelarle a Bautista todo lo que había hecho.
 
Notó como los ojos de él la miraban con preocupación, ternura y amor y trató de disfrutar ese último segundo, pues sabía que después de que hablara, él nunca más volvería a verla de esa forma.

Después de hoy, él la despreciaría, tal como merecía, y aunque se había estado preparando, desde que inició todo, para este momento, era consciente de que le iba a costar mucho soportar la vida sin él a su lado.
 
Sin ser brusca apartó las manos de él de su rostro y dio un paso al costado, volvió a respirar y alzó la barbilla para contarle todo.
 
-Te mentí, Bautista- dijo con firmeza, sosteniendo su mirada- Tu y yo nunca hemos sido novios. El golpe que te diste en la cabeza te hizo creer que lo éramos, pero no es así. Tu novia siempre ha sido Luisana, mientras que yo he sido tu mejor amiga todos estos años.
 
-Espera...- dijo como aletargado, cerrando los ojos y frunciendo el ceño. Tratando de entender lo que estaba pasando- ¿Cómo?
 
-Me aproveché de que Luisana se había ido de viaje y de tu accidente. Hice que vinieras a vivir conmigo, traje todas tus cosas para que no tuvieras que ir al departamento que compartías con ella, borré los mensajes de tu celular y le hice creer a Luisana que no querías hablar con ella, para que así no te buscara y yo pudiera seguir haciéndome pasar por tu novia.
 
Bautista la miró incrédulo por un momento y luego desvió la mirada hacia Luisana, quien se había sentado en uno de los sillones con los codos en las rodillas y  la frente sobre las manos, completamente abatida. Volvió a mirar a Camila, incapaz de creer que todo esto fuera cierto.
 
-No puede ser verdad...
 
-Es la verdad, la única verdad- respondió, antes de que la mirada de Bautista se tornara oscura por la confusión.
 
De pronto se encontró sin nada más que decir, pues ya lo había vaciado todo y sintiendo como el aire apenas llegaba a sus pulmones, tomó su cartera y se dirigió a la puerta para salir de ahí. Ya no se sentía capaz de seguir al lado de quienes tanto amaba y a la vez tanto había dañado con su egoísmo.
 
El plazo se había cumplido y el sueño estaba terminado. Ahora, debía volver a la realidad, ser valiente e irse para no volver a ver a la pareja nunca más, tal y como siempre supo que sería.
 
-Espero que puedan perdonarme algún día- dijo Camila, antes de salir por la puerta, sin esperar que alguno respondiera. 













Continuará.....

Entre Ella o YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora