Capitulo 1

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Año 2012 (9 años atrás)
 

CAMILA

Levantó la vista del libro que sostenía entre sus manos para luego suspirar de aburrimiento. Las vacaciones no estaban siendo nada parecido a lo que ella había imaginado. La sobrecarga de trabajo de su mamá, la cual había logrado que se quedaran en la ciudad, más la ausencia de su mejor amiga estaban haciendo de estas el tiempo libre más aburrido de su vida.
 
Sonrió al pensar en Luisana, su mejor amiga, a quien imaginaba recostada en una hamaca, disfrutando de las playas de Cancún, mientras se robaba la mirada de todos los chicos que tuvieran la suerte de estar cerca, como siempre.

La rubia era diametralmente opuesta a ella en todos los sentidos, pero hacía de su vida toda una aventura y vaya que la estaba extrañando. En estos momentos era cuando lamentaba haber sido tan radical en pedirle a sus padres que no tuvieran más hijos, pues un hermano o hermana con quien charlar o con quien compartir el aburrimiento no le vendría nada mal.
 
Iba a levantarse para ir a ver una película, cuando el enorme camión de mudanza llamó su atención y tras él una gran camioneta urbana color azul. Se detuvieron en la casa de enfrente, la cual llevaba en venta por varios meses, pero al parecer nadie se había mostrado interesado hasta ahora.

Se incorporó en el asiento ubicado en el porche de su casa, para ver con atención quienes serían sus nuevos vecinos. Hasta ahora era lo más emocionante que había pasado en semanas, no lo desperdiciaría yendo dentro.

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-¿Te gusta?- preguntó mirando a su esposa.
 
-Es hermosa mi amor, me encanta- dijo ilusionada.
 
Luis volteó al auto e hizo señas a su hijo para que lo mirara
 
-Bautista, baja del auto - ordenó. Vio a su hijo refunfuñar y luego bajar con aire desganado- ¿Qué te parece?- preguntó pasándole un brazo por los hombros

-No está mal.
 
-Anda hijo, cambia esa cara. Te gustará esta ciudad- mencionó su madre tratando de animarlo.
 
-La ciudad es lo de menos, quiero a mis amigos, mi colegio... todo lo que tenía
 
-Oh vamos- dijo su padre, entrechándolo un poco con su brazo- Aquí harás amigos nuevos- dio un rápido vistazo alrededor- Por ejemplo, mira al frente, hay una linda jovencita mirando hacia acá. ¿Por qué no vas a presentarte con ella? Parece de tu edad

Bautista la miró de reojo ante la propuesta de su padre.
 
-Claro que no, mejor voy a escoger mi cuarto- dijo para luego ponerse sus auriculares y caminar dentro de la casa.
 
Camila apretó con fuerza el libro entre sus manos. El chico del frente era muy lindo, pensó y agradeció al cielo por tener algo que hacer durante el mes que quedaba de vacaciones.

Se aseguraría de conocer al nuevo y lograr que fueran amigos. Sonrió con la idea en mente y entró en la casa.

               ~●●●●●●~

Los días habían pasado y el vecino no parecía querer salir de su guarida, no lo había visto desde la mudanza y se negaba a ser la pesada que se fuera a plantar en su puerta para presentarse.

¡Qué decepción con el chico!
 
Bajó las escaleras y se encontró con su madre poniendo la mesa para muchas personas

-¿Tenemos invitados?- preguntó sacando una galleta de uno de los platos, para luego sentir el flojo golpe de su madre sobre su mano.
 
-Si, vienen los nuevos vecinos a cenar, así que alístate- respondió Blanca.
 
A Camila se le iluminó el rostro de la emoción
 
-¿Los nuevos vecinos? ¿Los de enfrente?

-¿Qué otros mijita? Claro que los de enfrente. Hoy me encontré con la señora en el mercado, es tan simpática y está tan sola en el barrio. Así que la voy a integrar un poco -la miró- Qué haces ahí niña, por favor anda a cambiarte, están por llegar.
 
Subió a su cuarto lo más rápido que pudo, se bañó y se vistió con unos jeans ajustados y una blusa de tiritas color negro. Se maquillo un poco y se puso perfume, esperando que el nuevo vecino acompañara a sus padres a la cena.

Bajó las escaleras y se encontró con los invitados en la sala.

-Buenas noches- dijo con una sonrisa.
 
-Que bueno que llegas, mira ellos son los nuevos vecinos Alexandra, Luis y su hijo Bautista, él tiene casi tu edad, podrían entenderse bien- miró a los invitados- Ella es mi hija, Camila.
 
El corazón le latía a mil por hora, el chico de enfrente se veía más hermoso entre más cerca estaba
 
-Mucho gusto- sonrió Camila.
 
-Por qué ustedes dos no van a dar un paseo. La cena aún no está lista- propuso Blanca.
 
Camila miró a Bautista buscando algún signo de que quisiera salir un rato con ella, pero no lo encontró, él solo se levantó y caminó hasta la puerta. Salieron de la casa en silencio y comenzaron a caminar
-Entonces...
 
Bautista se detuvo y ella lo hizo también
 
-Mira- la interrumpió él- Te lo digo de buena onda no tengo ganas de hablar. No es nada contra ti, solo que no me gusta esta ciudad, no me gusta este barrio y no me gustas tú. Así que, qué te parece si seguimos caminando en silencio y volvemos fingiendo que ya nos conocemos- siguió caminando sin esperar respuesta.
 
¿Qué tal el imbécil atrevido?, pensó la pelirroja.

Camila pensó callarse y hacerle caso, pero estaba tan enojada que no se pudo contener.

Lo alcanzó como pudo y lo encaró, tomándolo por el brazo y girándolo para que la viera.

Ahí, parada frente a él se dio cuenta que parecía más alto que hace un momento.
 
-Mira idiota, no se que te pasa, pero a mi no me tratas así. No es mi problema que al pobre bebé lo hayan apartado de sus amigos y que seas tan antisocial como para no poder hacer unos nuevos. Así que bájale dos cambios a tu intensidad y vive como la gente normal lo hace, enfrenta que no volverás a tu antigua casa y que esta es la que te toca.

Bautista se quedó en silencio, enfrentándola con la mirada, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo, ya que sin explicarse cómo, comenzó a reír sin poder parar.
 
-¿Se puede saber de qué te ríes?- preguntó Camila cruzándose de brazos.
 
-Nunca nadie me había hablado así. Ni siquiera mis padres me han levantado tanto la voz, ni me han dicho lo que tu- dijo después de reír un par de minutos.
 
-Pues, creo que te hacía falta- respondió sonriendo, pese a que trató de evitarlo.
 
Bautista suspiró avergonzado
 
-Discúlpame, fui muy mala onda contigo. ¿Empezamos de nuevo?
 
-Me encantaría
 
-Que tal, me llamo Bautista Arce, tengo 17 años y soy nuevo en el barrio- dijo extendiendo su mano.

Camila tomó su mano sintiendo una descarga eléctrica que le recorría todo el cuerpo. Se preguntó si a él le pasaría lo mismo.
 
-Camila Bustillo, pero puedes decirme Cami, tengo 15 años y he vivido aquí toda mi vida.
 
Desde ese momento Camila y Bautista han sido inseparables.
Durante el mes que quedaba de vacaciones estuvieron juntos todos los días, uno cenando en la casa del otro.

Parecían como hermanos de toda la vida, aunque Camila no lo veía precisamente como un hermano, pues Bautista le gustaba muchísimo y no sabía cómo decírselo.

Por eso había decidido que esperaría hasta ver alguna señal que le asegurara que a él también gustaba ella, pero esa señal nunca llegaba y comenzaba a impacientarse.







Continuará....
 





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Espero que les haya gustado el primer capítulo de esta nueva historia, como ya he dicho antes es una adaptación así que todo el reconocimiento es para ella

Besos y nos estamos leyendo

Entre Ella o YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora