Capitulo 30

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Sintió una extraña sensación de familiaridad cuando estacionó el vehículo y también cuando el portero lo saludó con amabilidad. Subió hasta el piso número 10 y apresuró sus pasos hasta la puerta de su departamento; insertó la llave en la cerradura y después de respirar profundo abrió la puerta.
 
Se dice que cada hogar tiene un olor particular. Bautista nunca lo había podido comprobar, hasta ahora. El aroma del lugar donde vivió por tantos años lo envolvió como en un remolino, era una extraña mezcla entre madera, cuero y el perfume que por años Luisana había utilizado.
 
Como por inercia dio unos cuantos pasos al interior, cerrando la puerta tras de sí y sintiendo una familiaridad que lo desconcertaba, pues estaba muy distinto a como lo recordaba, pero, aún así sabía, en alguna parte de su mente, que todo estaba en su lugar.

Probablemente porque solo recordaba como estaba antes de que Lu se mudara, pero al verlo, era consciente de que así lo había dejado la última vez.
 
Se acercó a la sala y vio las fotos que colgaban de la pared, perfectamente ubicadas para que todas pudieran ser apreciadas por igual. Y en ese momento, en el que pudo empaparse de sus memorias tal y como eran, sus recuerdos hasta ahora confundidos, comenzaron a ordenarse en lo que siempre habían sido.
 
Tomándose la cabeza con ambas manos y con el dolor de cabeza intensificandose a cada segundo, logró llegar al sillón de cuero color chocolate y se sentó. Cerró los ojos mientras sentía unas débiles lágrimas escapar de sus ojos. Ahora lo recordaba todo, todo lo que había pasado realmente y también cosas que había olvidado por completo, como aquella noche de su accidente, en la que se acostó con Camila producto de la confusión que sintió al enterarse de que ella siempre había estado enamorada de él.
 
-¡Bautista!- escuchó que lo llamaban a lo lejos. Se obligó a abrir los ojos y se vio a sí mismo tendido en el sillón, con Luisana arrodillada a su lado con el rostro preocupado.
 
La miró y sintió como si esos cuatro meses no hubiesen ocurrido, como si tan solo ayer hubiesen estado juntos en su fiesta de despedida, ahí en ese mismo departamento. Se incorporó y la abrazó con fuerza, estrechándola entre sus brazos como con temor a perderla de nuevo.
 
-¿Estás bien?- preguntó Luisana, preocupada, pero respondiendo a su abrazo con la misma intensidad- ¿Qué te pasa, Bauti?
 
-Ahora lo recuerdo todo- afirmó emocionado, separándose de ella para verla a los ojos- Recuerdo todo como es en realidad.
 
Arrodillada frente a él, entremedio de sus piernas, Luisana lo miró sin saber qué decir ni cómo reaccionar.
 
Desde que lo había dejado anoche, en el departamento de Camila, se había sentido confundida por lo que sentía por él y Felipe no había tardado en notarlo, cuando se encontraron en el hotel.

Como un fiel compañero, el fotógrafo le había aconsejado que aclarara su mente y su corazón, con absoluta tranquilidad, pues decidiera lo que decidiera, él continuaría a su lado durante el viaje, como amigo o como amante.

Luisana sabía que sentía algo por Felipe, algo fuerte, pues cuando estaba con él no dejaba de sentir esas mariposas en el estómago y esa ilusión de enamorada que hace tanto tiempo había dejado de sentir con el hombre que ahora estaba frente a ella, sin darse cuenta.

Pero encontrarse de nuevo con Bautista, ver que él estaba enamorado de su mejor amiga, le había herido el orgullo y sinceramente no sabía si era eso último lo que la hacía confundirse o era el amor que por tantos años había sentido por él.
 
Se miraron por un rato, sin decirse nada. Tampoco lo necesitaban, pues la conexión que habían desarrollado a lo largo de su relación, les permitía comunicarse sin necesidad de palabras. Y así, adivinando de cierta forma todas las añoranzas, confusiones y emociones del otro, se acercaron lentamente para fundirse en un beso.
 
Bautusta la estrechó entre sus brazos mientras sentía el suave tacto de los labios de la rubia bajo los suyos. Y sencillamente no fue capaz de describir lo que sintió. Ahí estaba Luisana, su novia de siempre, la que había amado durante años y aquella con la que planeaba casarse.

Despertó en él las mismas sensaciones que hace cuatro meses, ni más, ni menos. Supo que la seguía amando como en aquel entonces, pero lo desconcertante, fue descubrir que era algo que no se acercaba ni un poco a lo que sentía cuando besaba a Camila. A la pelirroja también la amaba.
 
Se separaron y la rubia le sonrió con ternura. Puso una mano en la mejilla de él y la acarició.
 
-Ya no sientes lo mismo por mi, ¿verdad?- dijo Bautista con una mezcla de sentimientos en su interior. Y Luisana solo pudo negar con la cabeza.
 
-¿Acaso puedes decir que tú sientes lo mismo por mi?
 
-No sé- respondió con sinceridad, sin apartar la mirada de ella y apartando un cabello de su frente- Sé que te amo, pero...
 
-Pero a ella también la amas- completó la frase, tranquila, llevandose una mirada sorprendida de él como respuesta- Me di cuenta ayer, por cómo la mirabas.
 
-Te juro que yo sentía algo de verdad por ti- le aseguró. Ella le sonrió sincera y negó con la cabeza.
 
—Lo sé. Yo también sentía algo muy fuerte por ti y lo seguiría sintiendo si nada de esto hubiese pasado- suspiró-  Pero pasó y yo conocí a alguien más.
 
-¿Estas enamorada de él?- preguntó, sin saber muy bien qué sentir al respecto.
 
-Sí, mucho.
 
-¿Más de lo que estuviste de mi?
 
-¿Tú amas más a Camila que a mi?- contraatacó, sin rencor, solo para que él se diera cuenta de lo imposible de responder que era su pregunta. Él sonrió.
 
-Entiendo, es... diferente.
 
-Exacto- se levantó del suelo y el lo hizo también- Tengo que irme, Felipe me está esperando abajo. ¿Estarás bien?
 
Bautista asintió con la cabeza y Luisana lo abrazó de nuevo, un abrazo largo y apretado, como la representación de una despedida que se debían desde que ella se fue a París hace cuatro meses atrás.
 
Cuando la vio partir y se encontró solo en ese departamento, volvió a sentirse vacío y confundido.

Había tratado de mostrarse fuerte frente a la rubia, pero lo cierto es que si le había dolido saber que ella ya no lo amaba, porque había conocido a otro hombre. Y no la culpaba, la pobre posiblemente había vivido un calvario pensando que él se había olvidado de ella solo para acostarse con su mejor amiga.

Entonces, también pensó en Camila. Y la rabia que no había podido sentir por ella, se alojó en su estómago de una forma tan intensa como el amor que también, contra su racional voluntad, le profesaba.
 
Si no hubiese sido por Camila y su maldito plan, nada de esto hubiese ocurrido.

Lo peor de todo, es que no podía sacarse de la cabeza la idea de que el único perjudicado terminaba siendo él.

Luisana había encontrado a otro hombre, del cual estaba felizmente enamorada, Camila había conseguido lo que sea que haya querido en esos cuatro meses, pero él, ¿qué pasaba con él?

El las había perdido a las dos y eso no era justo.








Continuará....

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Espero que les haya gustado los dos capítulos

Bueno ya esta descubierto todo, ya ni hay más secretos

¿Qué pasará de ahora en adelante?
¿Bautista podrá perdonar a Camila o se vengara de la pelirroja?

Nos enteraremos en los próximos capítulos

Besos

Nos estamos leyendo
 
 

Entre Ella o YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora