Capitulo 49

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Escuchó una voz masculina a su espalda, se volteó sin levantarse y vio a Pablo, quien sonreía aparentemente encantado por el encuentro.

Camila le devolvió una reservada sonrisa, que al parecer lo animó a acercarse a ella para darle un cálido beso en la mejilla. Luego se sentó en el taburete a su lado.
 
-¿Qué haces aquí, Pablo?- preguntó ella, sorprendida por verlo, ya que él no trabajaba en la firma.
 
-Uno de los socios me invitó- se encogió de hombros- Un gran amigo que pensó que tal vez así podría animarme un poco.
 
Camila asintió con la cabeza, luego alzó las cejas mientras le daba un sorbo a su copa. Siempre era lo mismo con Pablo, pensó, vivía pasando por malos momentos, los cuales tenían que ver con su eterno divorcio y sus obligaciones como padre. Por un momento agradeció haber terminado con él.
 
-Te casaste- dijo él, sorprendido al ver la anillo y el diamante en la mano izquierda de la pelirroja, cuando ella la alzó para beber. Camila miró su mano también, sintiendo con ello una nueva punzada en el corazón, luego solo asintió con la cabeza- ¿Y quién es el afortunado?
 
-Bautista- respondió simplemente. Sabiendo lo que vendría después.
 
-¿Bautista?- repitió Pablo, confundido- ¿El novio de tu mejor amiga? ¿Ese Bautista?
 
-El mismo- dijo con una sonrisa fingida. Terminó la copa y le pidió otra al barman que ahí estaba, quien no tardó en dársela, mientras que ella no tardó en acabarla.
 
Pablo soltó una carcajada, sorprendido y a la vez irónico
 
-¡Vaya!- se rascó la barbilla- No me sorprende de él, era evidente que estaba enamorado de ti... pero tú... Es decir, nunca esperé que fueras de ese tipo de mujeres.

-¿Ese tipo de mujeres?- preguntó Camila con los ojos entornados.
 
-De las que se revuelcan con los novios de sus mejores amigas- soltó mordaz. Luego la miró lascivamente, notando su embriaguez, por lo que se atrevió a poner una mano en su muslo- Aunque siempre fuiste rápida...
 
-Si yo fuera tú, apartaría las manos de ella en este instante- amenazó Bautista, ubicándose detrás de Camila y poniendo protectoramente sus manos en los hombros de su mujer- Y cuidaría mucho más mis palabras.
 
-Ah, el esposo- dijo Pablo, burlonamente. Se levantó dando un paso al costado y Bautista soltó a Camila para ponerse frente a él- Si querías acostarte con ella, no era necesario que te casaras. Porque, ¿a quién engañamos?, la amiga estaba mucho más buena.

Pablo alcanzó a reír antes de que Bautista lo tomara por las solapas de la chaqueta, en un gesto amenazante. Alzó su mano derecha empuñada y la envió hacia atrás para darle el impulso necesario y así darle a Pablo el golpe que merecía, pero antes de que eso ocurriera, sintió las manos de Camila en su antebrazo, deteniéndolo.
 
-Bautista, por favor- le pidió la pelirroja en una súplica- No le hagas nada. No montemos un espectáculo aquí.
 
Miró a Camila a los ojos y por una mínima fracción de segundos, razonó ante lo que ella decía. Volvió a ubicar la mano en la solapa del abogado y acercándose a él de forma intimidante le dijo:
 
-No vuelvas a hablar así de mi mujer, ¿oíste?- sin esperar una respuesta, lo soltó, empujándolo en el acto, logrando que Pablo trastabillara y se cayera de espaldas al suelo. Bautista dio un paso hacia él y lo apuntó- Ya estás advertido, ni siquiera te le acerques.
 
Con un brazo rodeó la cintura de Camila y caminó con ella hasta la salida. La pelirroja apenas y podía seguirle el paso, en parte por los altos tacones y también por la gran cantidad de alcohol que había consumido.

Bautista pidió el abrigo de su mujer y se lo entregó, esperó a que se lo pusiera y volvió a abrazarla, de la misma forma protectora que antes y salió con ella del lugar.
 
-Suéltame- murmuró Camila cuando ya estaban en la calle y un poco lejos de la entrada del centro, pero él no hizo amago de escucharla, continuó su camino hasta el estacionamiento con ella entre los brazos. Molesta por todo lo que había pasado ese día, la pelirroja explotó- ¡Te dije que me sueltes!- gritó luego de un par de pasos más, apartando con sus propias manos los brazos de Bautista de su cuerpo.

-¡Basta, Camila!- ordenó él, intentando atraparla de nuevo, pero ella se escabulló, dando pasos hacia atrás.
 
-¡No! ¡Basta tú!- bramó, ya sintiendo las calientes lágrimas en sus ojos, a punto de rodar por sus mejillas- ¡Basta de todo este teatro, basta de tu actuación, ya basta de jugar conmigo!
 
-¿¡De qué hablas!?
 
-De que ya no es necesario que sigas con esta ridícula venganza que tienes contra mí. Ya recuperaste al amor de tu vida, ¿no? Pronto te reunirás con ella... ¡ganaste!... Ahora déjame vivir en paz.
 
- Camila, no sé a qué te refieres, no entiendo nada.
 
-¡De Luisana!- gritó- Siempre Luisana, siempre ha sido ella. Siempre las has amado y ya estoy cansada de luchar contra su fantasma. Vete con ella y no me molestes más.

-Estás borracha, no sabes lo que dices.
 
-Puede que esté borracha, pero sé perfectamente lo que digo. ¿O acaso me vas a negar que la amas?- se acercó a él y con las manos empuñadas le pegó en el pecho- ¡Anda, niégalo!-:lo golpeó otra vez- ¡Niégame que ella es la mujer de tu vida!
 
-¡No!- grito Bautista tomándola de las muñecas, mirándola a los ojos profundamente- La mujer de mi vida eres tú. ¡Maldita sea, siempre te he amado a ti!
 
 
 
 
 
 

Continuará....

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⏰ Última actualización: Mar 01, 2023 ⏰

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