Capitulo 16

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Flashback de Bautista

Bautista se removió en el asiento del fino restaurante, incómodo. Una vez más aflojó el nudo de su corbata y comprobó que el primer botón de su camisa estuviera desabrochado. No sabía por qué, pero la cena le estaba resultando insoportable. Bueno, la verdad si lo sabía, le molestaba hasta los huesos ver a Camila acompañada de Pablo, su novio.
 
Estaba convencido de que ese hombre no era el indicado para su mejor amiga. Le sacaba, por lo bajo, diez años, estaba divorciado y luchaba constantemente con sus obligaciones como padre. No le cabía en la cabeza como una mujer tan hermosa como Cami, inteligente, divertida y exitosa estuviera atascada con un hombre así. Ella merecía muchísimo más y parecía no ser capaz de verlo y eso lo molestaba mucho, al punto de querer golpear al tipo cada vez que lo veía tocarla, hablarle al oído, o simplemente cuando la miraba, como si ella fuera algo comestible.
 
En ese momento Camila sonrió ante alguna ocurrencia de Luisana y el corazón se le llenó una calidez tan grande, que sintió que le iba a explotar.

La pelirroja tenía ese efecto en él cada vez que estaban juntos, era dueña de una presencia tan fuerte, pero a la vez adorable, que lo hacía querer estar a su lado todo el tiempo.

¡Y Pabl9 no se la merecía!, gritó en su cabeza. Esta ira que sentía lo desconcertaba, pero se consolaba pensando que Cami era como una hermana para él, quería defenderla de todos los rufianes que quisieran hacerle daño y estaba segurísimo que el que tenía al frente era uno de ellos.
 
La pelirroja cruzó una mirada con él y ladeó su cabeza. Bautista casi pudo escucharla preguntar qué es lo que le pasaba.

Desde que se conocieron tenían la habilidad de comunicarse sin siquiera cruzar palabra. Él solo negó con la cabeza,disimuladamente, con los ojos cerrados, dando a entender que no pasaba nada y ella respondió enarcando una ceja, en señal de no creerle nada.
 
-Bebé, estás muy callado -dijo Luisana apretándole el muslo con suavidad bajo la mesa.

-Me duele un poco la cabeza -se excusó, tratando de sonreírle a su novia.
 
-¿Mucho trabajo, Bautista? -preguntó Pablo.
 
-Algo así -respondió antes de darle un sorbo a su trago.
 
-Mi amor, no seas modesto -lo reprendió Luisana, para luego mirar a Camila y a Pablo- Hace poco le dieron una cuenta muy importante en su empresa y ha trabajado muchísimo desde entonces. Ya casi no lo veo por el departamento- bromeó, antes de darle un corto beso en los labios.
 
-¡Felicitaciones, Bauti!- dijo Camila con sincera emoción- No me habías contado nada.
 
-Tú tampoco has tenido mucho tiempo que digamos- soltó mordaz, refiriéndose a su relación con Pablo. Camila no respondió nada, solo entornó los ojos y guardó silencio, confundida.
 
-Sé de lo que hablas, esta belleza no para nunca de trabajar- dijo el abogado, tomando la mano de Camila para llevársela a los labios- Por eso este fin de semana nos iremos a la playa, para descansar.
 
-¡No inventen!- dijo Luisana, abriendo muchísimo los ojos y sonriendo por la noticia- ¡Qué maravilla!. Bebé, nosotros deberíamos hacer lo mismo- le propuso a su novio.
 
-Suena divertido- dijo Bautista, dirigiéndose a Pablo y omitiendo lo que Luisana había dicho- ¿Y ese plan se te ocurrió a ti o a Camila?, quiero decir, me imagino que la vas a invitar a un bonito hotel a la orilla de la playa para que se relaje.
 
-No, Bautista- respondió la pelirroja con irritación, pues sabía a dónde quería llegar- Vamos a ir a la casa que mis papás tienen en la playa.
 
-Nada me gustaría más que invitarla al fin de semana que se merece- se excusó Pablo- Pero con la tramitación de mi divorcio y lo que viene después, no puedo permitirmelo.
 
-Ya- dijo Bautista, dando paso a un silencio incómodo entre los cuatro, el cual fue interrumpido por Camila, quien se aclaró la garganta con incomodidad.
 
-Mi amor, ¿quieres traerme otro de estos?- dijo enseñándole la copa vacía que hace minutos contenía su cocktail. El hombre afirmó y la besó en los labios, para luego levantarse de la mesa.
 
-Yo voy contigo- dijo Luisana- aprovecho para ir al tocador.
 
Ambos se levantaron y tanto Bautista como Camila se quedaron en silencio. El hombre desvió la mirada hacia el cantante que interpretaba baladas para los comensales, mientras sentía la mirada de la pelirroja sobre él.
 
-¿Se puede saber qué demonios te pasa?- soltó ella, molesta por la actitud de su amigo.
 
-No me pasa nada- respondió sin mirarla.
 
-Si, claro- se cruzó de brazos- Apenas has hablado en toda la noche y cuando lo has hecho ha sido para tratar mal a Pablo- con la punta de su zapato le pegó en uno de los tobillos- ¡Mírame cuando te hablo!

Entre Ella o YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora