Capitulo 13

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Lo miró hablar por teléfono con su madre, mientras le daba un sorbo al café americano que tenía entre las manos, esperando que la cafeína la activara lo suficiente como para seguir funcionando el resto de lo que quedaba de día.

La noche anterior casi no había dormido, se había quedado hasta altas horas de la noche hablando con Francisco y después había tenido que ir al departamento que Bautista compartía con Luisana para trasladar algunas de sus cosas al lugar donde ella vivía.

Su mejor amigo se había encargado de hacerle ver que si había decidido embarcarse en este idilio engañoso, tendría que hacer algo más que seguirle la corriente a Bautista, mucho más. Tendría que armar un escenario perfecto para él, para que no hubiese sospecha de que lo que recordaba era real. Y para ello tenía que mentirle, aunque le doliera.
 
Cuando estuvieron en el departamento de la pelirroja, el chico se sorprendió al descubrir que algo de ropa y artículos personales ya estaban ahí, pero no le dio mayor importancia y hasta le agradeció por haber hecho el traslado por él. Camila le dijo que se recostara un rato, ya que eso había indicado la doctora, mientras ella preparaba algo para comer, pero él era naturalmente inquieto, no sabía estar en la cama más del tiempo necesario.
 
Con sigilo se acercó a la cocina y se recostó en el marco de la puerta a mirar a su novia cocinar.

Era muy extraño lo que Camila le provocaba desde que despertó en el hospital. Tenía infinitos recuerdos con ella en su memoria, algunos siendo amigos, otros de novios, pero ninguna de sus remembranzas se asemejaba un poquito a lo que ella le hacía sentir actualmente. Era como si nunca la hubiese amado tanto como ahora, pero al mismo tiempo, como si la amara por primera vez.
 
Cuando la vio cortando unas verduras en la isla de la cocina, caminó hasta ella y la abrazó por la espalda, enredando sus brazos en la diminuta cintura de ella. Apoyó su mentón en la curva de su cuello y se embriagó con el dulce aroma de su piel, cerezas y nata, se deleitó. Como si pudiera probarla depositó un suave beso en su cuello y sintió un regocijo cuando la escuchó reirse, pues sabía que justo ahí le daban cosquillas.
 
-Debes sentir este departamento muy grande, ahora que Lu se fue a París- dijo sin despegarse de ella.
 
Camila se tensó inmediatamente al escuchar el nombre de aquella a la que intentaba suplantar de forma tan vil, pero una parte de sí misma se tranquilizó, ya que comprobó que tal como había hipotetizado, Bautista creía que Luisana y ella aún vivían juntas en ese departamento, como cuando estudiaban en la universidad.
 
-No se siente tan grande si tú estás aquí- respondió, tratando de continuar con lo que estaba haciendo, sin éxito. Luego, Bautista la volteó entre sus brazos para verla a los ojos.
 
-¿Estoy viviendo un milagro y por fin me estás pidiendo que vivamos juntos?- preguntó bromista.
 
La chica lo miró a los ojos y se perdió en esa cálida mirada color celeste. Lo que dijo no tenía esa intención, pero cuando fue capaz de pensar, después de que pudo salir del trance que le provocaba sentir la mirada de Bautista sobre ella, se dio cuenta de que no era mala idea. Si él vivía ahí con ella, no tendría que ir al departamento que compartió con Lu y habría menos chance de que recordara su verdadera realidad.
 
-Al parecer es tu día de suerte, lindo- dijo con picardía, sosteniéndole la mirada, pero se desconcentró en la perfecta curva ladeada que marcaba su sonrisa
 
Camila sabía que en breves segundos él acortaría la distancia y la besaría.

Tantas veces había visto esta escena de lejos, tantas veces había visto a Bauti abrazar a Lu y luego besarla con tanto amor que parecía que el tiempo se detenía. Mientras ella estaba a unos pocos metros de ellos, deseando fervientemente que, algún día, él se diera cuenta de que a la que verdaderamente amaba era a ella, a su vecina, su eterna mejor amiga.
 
Cuando los labios de Bautista por fin capturaron los suyos, se sintió desfallecer, pues, nuevamente, este beso era con amor, ese amor que le profesaba desde que lo había conocido y que nunca había tenido el valor de demostrar, pero que ahora se expresaba libre y de parte de los dos.
 
Él enmarcó su rostro con sus manos, profundizando más ese beso y su respiración se aceleró cuando la obligó a abrir su boca para dar paso a su lengua. Sentía que en cualquier momento el corazón se le iba a salir del pecho debido a las fuertes palpitaciones que la atacaban. Camila había besado a otros hombres, pero con ninguno se había sentido como se sentía en este momento
 
-Wow- dijo Bautista cuando separó sus labios de los de ella, pero sin intención de dejar de abrazarla.
 
-¿Qué?- preguntó, alarmada, pero él le sonrió y acarició uno de sus rojos cabellos hasta dejarlo detrás de su oreja.
 
-Nada, nada- la tranquilizó- Es solo que... no sé, es como si fuera la primera vez que te beso de verdad- dijo con los ojos brillantes por la ilusión y la vergüenza.
 
Y Camila pensó que nada podría haber descrito mejor lo que habían compartido.

Correspondió a la sonrisa que él le entregaba, ahora más segura que nunca de que, definitivamente, haría todo lo posible para mantenerse en este sueño lo máximo que pudiera.












Continuará....






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Espero que les haya gustado este capítulo

Besos

Nos estamos leyendo

Entre Ella o YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora