Capítulo 21

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Amora retrocedía poco a poco ante aquella imponente serpiente que tenía ante sí. Sentía que un gran poder emanaba de ella mientras la miraba con aquellos ojos sin vida.

- Maldita seas! Por qué recurres a su poder? -dijo Amora atenazada por el miedo.

- Yo...,yo no he hecho nada. -Rosalie se apoyaba contra la puerta, intentando alejarse lo más posible de lo que antes había sido un precioso lobo. No entendía a qué poder había recurrido, ni siquiera escuchaba a otra persona en la sala... Pero quién si no iba a ayudarla?

- Da igual lo que se interponga entre nosotras. Tú eres mi objetivo. -y se lanzó al ataque. Pero tras un par de golpes de espada que no fueron capaces de atravesar la dura piel de escamas, un golpe de cola lo lanzó contra una pared.

La serpiente balanceaba la cabeza mientras miraba a la malherida hechicera. Amora tosió y notó que un líquido se sabor ferroso le invadía la boca.

- Maldita sea -dijo, quejumbrosa, y se limpió con su mano enguantada el hilo de sangre que le bajaba por la comisura de los labios.

Aún trataba ponerse de pie, cuando la serpiente la embistió con la cabeza y la lanzó contra la pared. Varios cascotes cayeron del techo mientras Amora, apresada por la boca de la serpiente, era golpeada una y otra vez.

- Por qué lo has llamado? -dicho esto, cogió la espada con las dos manos y la hundió en un costado de la serpiente. Esto provocó que la soltara de forma brusca. Amora rebotó contra el pavimento profiriendo un grito ahogado de dolor -. Tenemos que acabar contigo -dijo entre dientes.

- Cállate!!! -exclamó Rosalie exasperada, sujetándose las rodillas. Una confusa mezcla de miedo y desesperación atenazaba su frágil cuerpo. Los gritos que profería la mujer le recordaban a su tiempo en Afganistán, a los suyos propios cuando perdió a sus padres. Aquellos gritos conseguían romper su armadura y su capacidad para no sentir nada ante el dolor ajeno, para adueñarse de cada fibra y matarla. Si aquella era la tortura a la que se refería la bruja, hacía efecto-. Yo no he llamado a nadie! -dijo con amargura.

- Te equivocas, me has llamado -dijo el viento al oído de la asustada mujer -. Tienes miedo y necesitas de mi poder para sobrevivir. -la voz le calentó la sangre a Rosalie. Sabía a quién pertenecía, la había tenido en su cabeza todo aquél tiempo. Eso significaba que Loki no la abandonó nunca, siempre protegiéndola. Pero por qué? Por qué arriesgar su vida de aquella forma por una simple mortal?-. Yo te sacaré de aquí. Confía en mí.

El precio de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora