Capítulo 55

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Make your dreams come true.

Go to the end for you.

To make you feel my love.

Los huesos se rompen, los órganos estallan, la carne se desgarra. Podemos coser la carne, reparar el daño, calmar el dolor. Pero cuando la vida se desmorona... No hay ciencia, ni reglas exactas. Pero cuando la vida se desmorona... Cuando uno se desmoronaba... No había ciencia, ni reglas exactas. Tan sólo hay que dejar de sentirse así. Y para Loki... no había nada mejor ni peor que eso.

Sabía lo que su madre le diría en aquél momento: <<deja de torturarte con los recuerdos, con las preguntas... Vivisteis lo que tuvisteis que vivir, durasteis el tiempo que tuvisteis que durar>>. ¿Pero por qué no hallaba consuelo en las palabras? ¿Por qué sentía el irremediable deseo de atentar contra todo lo conocido, contra quien le arrebató a su amada?

Loki había apreciado lo que tenía, la había apreciado a ella, y la apreciaría siempre. ¿Pero cómo se encajaban los golpes cuando una ley, un universo, un paraíso... le separaba de alguien? No eran sus errores, ni los de Rosalie, solamente era un error de ubicación, de tiempo y reacción. ¿Cómo afrontar lo que parecía una salida dolorosa y casi sin opciones?

Y a pesar de que creía que el tiempo no tendría suficientes días para separarlos... Loki sabía que algún día volverían a estar juntos. En el Valhalla, en el infierno o en las profundidades de la Nada. El lugar era lo de menos.

Nada era suficiente. Había asumido que contemplaría el envejecimiento de Rosalie, que viviría a su lado año tras año... Mientras que su Rose ni siquiera había podido ver la mitad de las maravillas que le hubiera gustado enseñarle.

Mucho antes de que Frigga muriera, ya Loki se ocupó de construir muros alrededor de su corazón... Y solía preguntarse por qué nadie lo amaba. Su hermano lo marginaba, los amigos de su hermano se burlaban de Loki, para su padre era un fallo en su familia perfecta... para los asgardianos sólo era la sombra de dos grandes dioses. Frigga era la única con acceso al lugar recóndito y perdido que representaban los pocos sentimientos que en él pudieran habitar. No había conocido nunca la ternura de un abrazo. Ni la seguridad de saber que, hiciera lo que hiciese, sus padres siempre estarían a su lado. Odín decía que le quería, pero Loki notba que no se interesaba por él ni la mitad que por Thor. Entregaba su hogar de forma generosa, pero no había verdadero cariño en su mirada... Y cuando dejó de quedar nada importante y de valor para Loki... cuando lo creía todo perdido y sin sentido... apareció ella. Como un rayo de luz en una oscura tormenta, que iluminaba cada resquicio del alma y llenaba de vida cada sitio muerto. Era la primera mujer que lo veía a él. No su aspecto, ni su cuerpo, ni sus proezas de mago. Rosalie veía su alma.

Su cuerpo y su alma habían encajado muchos más golpes de los que un ser debería sufrir. No hallaría mejor sonido que el de sus risas juntos. Ni vería sonrisas tan bellas como las que le regalaba después de una lágrima dolorosa. Era en una mujer como Rosalie, fría y orugllosa, donde se hallaban las sonrisas más sinceras.

¿Cómo sobreviviría a una nueva pérdida? ¿Era siquiera capaz de darse cuenta de que ella ya no estaba en su mundo? ¿Se daría cuenta cuando se acostara por la noche en su cama y no hubiera un cuerpo cálido de mujer al que poder abrazar, una boca lujuriosa que había sido saboreada por él? Incluso cuando creería que estuviese bien, en noches cálidas con la chimenea crepitando de fondo, sus huesos le recordarían que estaba solo. Que no la volvería a ver. Sin la mujer fuerte y valiente que decía lo que pensaba sin miedo, pelos en la lengua o falsedad. Pero por encima de todo... unas caricias llenas de ternura que no exigían o hacían daño. Lo único que hacían era calmar su atormentada alma. Entendía a la perfección lo que Rosalie sentía en cada momento. Él había sentido lo mismo siglo tras siglo. A la más mínima oportunidad, se escapaba a un mundo de fantasía donde siempre triunfaba. Donde los demonios y villanos eran aniquilados por él, y regresaba a Asgard como un héroe. Donde los padres y las madres amaban a sus hijos. En su imaginación no había soledad ni dolor. Sólo libertad y esperanza. Fue a través de esas historias que aprendió lo que era la compasión y la ternura. El honor y la integridad. Pero nunca lo demostró ante nadie, porque para entonces era conocido como Loki el bromista, Loki el diablillo...

El precio de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora