Capítulo 32

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Creyó que estaba sola... en medio de la oscuridad, donde nadie pudiera acompañarla. Su corazón latía de pena porque aquelma vez no había ninguna hermana armando jaleo, ni su madre repartiendo cariño... ni siquiera Loki sacándola de quicio.

Había veces que le gustaba estar sola... Pero aquella soledad era distinta, era dolorosa... era triste. Era igual a cuando volvía a casa en Midgard, y no había nadie con quien tener una cena romántica, no habían mensajes de buenos días, un "te quiero, cariño "... Nadie con quien compartir la vida...

- Rosalie...

Una suave pero dura voz la llamaba. Alguien tiraba de su cuerpo insistentemente, a veces con brutalidad, otras con sumo cuidado.

Un calor insoportable se hacía dueño de sus extremidades, haciendo hervir su sangre y corroer su cerebro. O tenía un calentón de mil demonios o realmente estaba envuelta en llamas. No entendía por qué le costaba tanto mover sus dedos, incluso su lengua parecía ser de plomo. Qué le estaba pasando? Aquello ya no podían ser las drogas de Dallenver... pero entonces qué era? Qué hacía delirar a su mente y llorar a su corazón?

- Despiértate! -ordenó la voz, imperativa, con fuerza, con rabia... Ya no tenía poder su cuerpo, porque cuando Rosalie quiso seguir descansando éstos se abrieron con rapidez, provocándola un mayor dolor de cabeza -. Escúchame bien, mujer, porque no tenemos mucho tiempo.

- Quién eres? -preguntó Rosalie, enfadada por tanta brusquedad sin razón aparente. La mujer, de cabellos largos y oscuros, facciones suaves y de piel porcelanosa ocultaba en sus ojos la crueldad que podía causar, la capacidad de dolor que infligía sobre sus enemigos. Unos ojos marrones como la tierra pero con pequeñas motas rojas que estropeaban aquella belleza, otorgándole un toque demoniaco.

- Ya has oído hablar de mí. Pero no es para presentarnos que te he traído aquí. Debemos hablar de tu pasado y de mí historia. De por qué tienes ese gran poder y por qué vivo en ti. Sobre Alma y sus seguidores... Y tu misión.

- Mira -intervino Rosalie, cansada de seguir tomando parte en cruzadas contra Thor y la madre que los parió a todos. Ella sólo quería de vuelta a su hermana, y se marcharían felices para no volver, pero todo el jodido mundo parecía usar de excusa el rescate de su hermana para enfrentarse entre ellos. Rose ya estaba hasta las pelotas de tantos asgardianos, magos y los santos asuntos de esas bandas rebeldes-. Yo sólo tengo una prioridad ahora mismo y es salvar a mi hermana. Siento mucho si tienes que conseguir otro cuerpo o lo que sea que debas hacer, pero no formaré parte.

La mujer no parecía pensar sus respuestas, éstas habían sido planeadas con tiempo y dedicación durante muchos años.

- Una midgardiana que no es realmente tu hermana. Al fin y al cabo no compartís sangre...

Rosalie recordó cómo Loki se rebelaba cada vez que lo llamaban "hermano de Thor" y pensó que aquella era la misma situación... En el caso de que las palabras de la Comandante fueran verdad, y Rosalie fuera adoptada... Jane seguiría siendo su hermana pequeña. Porque la familia no tiene que ser necesariamente de sangre, también se puede elegir. O en su caso, cuidar de ellos y amarles incondicionalmente.

Por qué le costaba tanto a Loki verlo? Quizás porque fue engañado? Porque fue retenido con otro propósito? No. El odio de Loki tenía que venir de más atrás, de otros sucesos, otros males que explotaron aquél día con Odín en la sala. Aquello fue la gota que había colmado el vaso.

- Yo la sigo viendo como mi hermana y eso es lo que importa.

- Yo sé dónde está -declaró la mujer, rodeando a Rose. Su vestido negro volaba con cada movimiento, pero había una ausencia de aromas, de olor, que llevaba a pensar a Rosalie que aquella mujer era solo una aparición.

El precio de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora