Capítulo 43

247 25 4
                                    

Aquella pareja de viajeros pasó distintos países: Alfheim, Nidavellir,Muspelheim y finalmente, por Dallenver y Vanaheim.

Lorelei los acogió en su casa para enterarse de las buenas nuevas de Asgard, y es que para ella saber que su venganza contra los asgardianos fue consumada (aunque por mano de Eraide), era más que una buena noticia. Sin embargo, no pudo aportar ninguna luz a la investigación de Rosalie... Nadie en Dallenver había visto a una mujer de aquellas características, mucho menos acompañada de un guardián. Y aunque se vistieran para camuflarse... en aquél país presumían de conocerse todos a todos, y un extranjero llamaría siempre la atención.

Así que emprendieron un nuevo viaje al reino de Vanaheim, donde los antiguos maestros de magia y brujería les dieron una cálida bienvenida. El rey vanir tuvo la "bondad" de echar un vistazo al futuro de la pareja. Aunque más que bondad, fue una obligación.

Estaban registrando la ciudad, buscando en las calles a alguien que pudiera haber visto a Jane o Heimdall, cuando un grupo de soldados los llevó ante el rey. Una vez en el lujoso palacio rodeado de jardines cuidados y aromáticos, el rey vanir ordenó a Rosalie acercarse a su trono para tener una pequeña conversación. Ingenuamente, Rose le tendió la mano para saludarle, recibiendo un fuerte apretón y distintas imágenes que empezaron a confluir en su mente, inconexas y difuminadas, como si una escena apareciera ante sus ojos.

-          Tienes un papel muy importante en el futuro, jovencita. De ti dependerá mucho en los próximos días. Tus decisiones podrán condenar nuestro mundo, o salvarlo para siempre.

-          ¿Perdón? -dijo Rosalie, sin entender lo que aquél loco maniaco quería decirle. Y es que no se había enterado de que el rey vanir podía leer el futuro, y predecir algunas variables de lo que podría pasar. Pero aquello no eran más que tonterías de un drogata para ella.

-          Serás muy feliz y tendrás una vida muy larga, eso es lo que todos esperan escuchar -dijo mientras sonreía a Loki, como si hubiera intentado decir una broma, aunque sin gracia-. Os agradezco que vinierais a mi presencia. Uno no suele tener invitados asgardianos muy a menudo.

-          Buscamos a Jane Foster, la que fuera la prometida de Thor Odinson -anunció Loki, recobrando el cuerpo de su amante, guardándolo con sus brazos hasta que Rose se recuperara de la sobrecarga de energía.

-          Sí, sí... la joven Foster. Aunque no entiendo por qué habéis tardado tanto. Incluso pensé que ya lo sabíais.

-          ¿Saber el qué? -exclamó Rose, intentando incorporarse frenética.

-          Veo que no lo sabéis... -rio el hombre. A Rosalie le hubiera encantado patearle aquél trasero, pero una mano de Loki la detuvo de ir directamente a la prisión-. Jane está en Midgard. Heimdall la llevó allí creyendo que sería seguro.

-          ¿En Midgard? -preguntó Rosalie, incapaz de creer lo que sus oídos escuchaban...-. ¡Midgard!

-          ¿Está bien la señorita? -preguntó el hombre preocupado por aquella mujer y los gritos histéricos que repartía en su salón de palacio.

-          Sí, alteza. Es cosa normal en ella -confesó Loki, no pudiendo evitar reírse de aquella situación tan histérica.

-          ¡Loki! Tenemos que ir a Midgard. ¡Tenemos que rescatar a Jane!

La pareja empezó a correr... aunque en realidad era Loki arrastrado por la repentina fuerza de los músculos de Rosalie debido a la urgencia de su deseo por ver sana y salva a su hermana pequeña. El rey vanir, contemplando aquella escena, no pudo evitar sentir la simpatía por el hombre, y el sentimiento de ser la primera vez en mucho tiempo en contemplar algo tan gracioso en su reino.

-          Una mujer de muchas virtudes, sin duda alguna -murmuró el vanir a su consejero real-.

-          Así lo creo, mi señor.

-          ¡Daos prisa! Y estad preparados para lo que os espera en Midgard.

Sin embargo, una vez fuera del palacio, Loki le preguntó a Rosalie acerca de sus visiones. La joven, poniendo su caballo al galope, respondió:

-          Vi Midgard en llamas y tinieblas. Escuché los gritos de terror y dolor. Vi Asgard desapareciendo, y los nueve reinos desvaneciéndose. Vi cómo morías... y Thor... y yo. Vi gente que no conozco pero cuyas muertes me afectaron por igual. Sentí la pena de todos los seres vivos de este mundo y aquellos que aún ignoramos...

-          ¿Ese es el futuro que nos depara? -Loki preferiría haber escuchado una mentira del tipo "vi pajaritos preñados, envejeciendo a tu lado"; aunque él ya sabía que esos sueños los tuvo en un tiempo pasado, cuando fuera joven e ingenuo. Ello no quitaba que siguieran naciendo en su fuero interno, deseando hacerse realidad. Ahora con más fuerza que nunca, al lado de Rosalie.

-          A mí tampoco me gusta la idea.

-          El rey dijo que todo dependía de ti. ¿A qué crees que se refería?

Rosalie reflexionó por un momento.

Las imágenes habían sido vagas y ambiguas... pero supo con total certeza cuál era la muerte de Loki. Fue la que más daño le hizo, la que más se clavó en su corazón como una daga ardiendo, aniquilando su ser interior, destruyéndola a ella.

Y entonces recordó una voz que sonaba en sus visiones, a la que poco caso hizo en aquél momento, manteniendo sus palabras guardadas para ser analizadas más tarde:

"Loki no es una persona fácil de amar. Le gusta hacer sus propias cosas, tiene todo tipo de mierda encima, tuvo affairs... pero al fin y al cabo, él se ocupa de sus cosas. Sin embargo tú eres la única persona a la que se aferra. Le darás un hogar y raíces a donde volver. Le amas por cómo es y no por quien no es. Eres como Loki, poco empática y rara vez indulgente o compasiva. Pero como a él lo amas, podrías perdonarle. También lo sacas fuera de su mierda. Sois pura perfección juntos. Os equilibráis mutuamente y siempre termináis sacando lo mejor de vosotros. Tú eres constancia. Siempre estarás ahí, siempre firme. Loki es caos, cambio forzoso. Y en medio de ese cambio, Loki siempre podrá encontrar a Rosalie."

¡Cuánta razón junta! Porque era todo verdad... Ella le ama. Le ama por el hombre que quiere ser. Y lo ama por el hombre que casi es. Loki era mejor que el chico de sus sueños... Él era real.

-          Loki... -le dijo ella, retomando la conversación que había olvidado, perdida como estaba en sus pensamientos, trotando hacia el interior del bosque para trasladarse a Midgard. Loki la miró, sonriendo levemente, como si estuviera aún acostumbrándose a estar en ese estado de felicidad constante... en compañía del amor.

-          Dime.

-          Loki, toda mi vida he esperado conocer a mi hombre ideal y entonces apareciste tú, y no te pareces nada al hombre que había imaginado. Eres cínico, gruñón e inaguantable, pero lo cierto es que pelearme contigo es lo mejor que me ha pasado nunca y creo que es muy posible que me haya enamorado de ti.

Ya estaba. Había soltado las palabras y el mundo no se había caído a pedazos. No fue difícil, al contrario, parecía haberse quitado un gran peso de encima, un jodido secreto que había guardado en su interior por miedo a ser rechazada, a que él no sintiera lo mismo.

La verdad es que aquellas palabras fueron un regalo para el joven mago, que sintió su pecho irguiéndose de orgullo por la mujer, por ser el dueño de su corazón, por haber sido elegido como su amor.

-          Hay una cosa que me da miedo ahora mismo... que podríamos no habernos conocido nunca. No me importa lo que pasa mañana en Midgard o el resto de mi vida. Ahora soy feliz porque te quiero.

También fue una sorpresa para Rose escuchar a Loki confesando un miedo. Aquél día parecía ser el elegido para primeras veces, para cumplir récords, para limpiar sus almas antes del infierno.

El precio de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora