Capítulo 39

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Una campanada despertó a Rosalie, pero la fragancia del incienso fue lo que la llevó a abrir los ojos definitivamente. Tardó un poco en darse cuenta de dónde estaba. La habitación, que era enorme, estaba iluminada por velas. Había tres paredes completamente esculpidas con un material opaco casi luminiscente que parecía cristal, mientras que la cuarta estaba completamente abierta hacia el exterior y daba a una terraza con vistas a un cielo cubierto de cálidos matices anaranjados, ocre y beis. Unos cojines lujosos y unos tapices en las paredes mantenían cálida la habitación.

Flotando en una sensación de bienestar, de estar sana y salva, se imaginó que Loki la había llevado a un hotel caro en Dallenver, y uno muy bueno, a juzgar por la calidad de todo lo que la rodeaba.

Otro tintineo de metal hizo vibrar una campana que rompió el silencio. Se dio la vuelta en la cama. Tenía los músculos tensos y tirantes, como si hubiera estado haciendo demasiadas abdominales... miles de más.

En la otra parte de la oscura habitación había una figura, ancha de espaldas y estrecha de cintura, arrodillada ante un altar. Su cuerpo poderoso estaba arqueado humildemente mientras golpeaba su varita de oración contra una campana tallada que parecía muy antigua.

Loki mandaba al cielo sus oraciones...

Rosalie oprimió la garganta.

- Loki -lo llamó con tono ronco, levantando una mano. Loki se dio la vuelta y sus miradas se cruzaron. En su expresión se leía un sincero alivio, así como la intensidad del resto de sus emociones. Si Rosalie seguía sin saber si aquel hombre la quería tanto como ella lo amaba a él, la duda se esfumó en aquél mismo instante. Loki atravesó la habitación y se acercó a la cama con tanto cuidado y dulzura que parecía como si le diera miedo que Rosalie pudiera romperse si se movía demasiado rápido.

Deslizó las manos alrededor de ella y murmuró junto a su pelo:

- Cómo estás ángel mío?

- Y esa repentina muestra de cariño? -sonrió Rosalie, deseando que no fuera imaginaciones suyas. Pero optó por mostrarse un poco más simpática para mantenerlo contento y no perder la oportunidad de verle sonreír-. Estoy mucho mejor.

Rose vio cumplido su objetivo cuando Loki le regaló un tierno beso en la frente. Satisfecha, Rosalie le metió una mano por debajo de la camisa de seda ancha para disfrutar del calor de su piel.

- Cuánto tiempo llevamos aquí?  -le preguntó con suavidad -. Y qué ha pasado?

- Tres días. Amora mató a Eraide cuando tomó las riendas de tu cuerpo. Podrías haber muerto... pero como tu cuerpo estaba formado por dos almas y la tuya fue la única que quedó ... creo que así es como conseguí tenerte de vuelta.

- Pues vaya con Alma... Y vaya con este hotel! Dónde estamos... en un hotel cinco estrellas? -la habitación se parecía a la Suite del Hilton, sólo que tres veces más grande y con una decoración más opulenta. La habitación emanaba riqueza y buen gusto, y estaba llena de verdaderas obras de arte.

Se dio cuenta de que a Loki se le tensaron los músculos de la cara.

- No. En Asgard.

- Estamos en Asgard? Y qué haces que no estamos huyendo? Vete preparándote para teletransportarnos! -pero Loki no se movía. Al contrario, observaba la manera en que Rosalie intentaba incorporarse en la cama para huir. Al darse cuenta, Rosalie añadió enfadada-. Corre por tu vida, animal!

Loki le puso una mano cálida y suave en la cara.

- Ya no corremos peligro aquí, Rosalie. El extraño comportamiento de Thor se debía a una poción que Amora le suministraba cada noche. Ahora, Amora ha sido desterrada y Thor nos entrega esta habitación para tu recuperación.

Rosalie se quedó sin palabras ante lo que Loki le iba contando. No había querido volver a su casa, ni siquiera recordar a su familia adoptiva. Y allí estaban ahora.

- Sabe dónde está Jane?

- Sí. Un grupo con los mejores soldados va en su rescate.

Rosalie se inclinó hacia él.

- Y?

- No quiero que te hagas ilusiones, Rose. Tu hermana pudo ser trasladada a otro sitio... o en el peor de los casos...

Rosalie puso sus dedos en la boca de Loki, negándose a considerar aquella posibilidad. Su hermana no podía morir, no después de todo lo que había hecho para salvarla.

Loki retiró sus manos, besándolas con cariño. Sus ojos verdes como la esmeralda se posaron en los castaños de Rosalie, transmitiéndole calma y serenidad.

- Pudo morir, Rose. Pero te aseguro que mientras sepamos que tu hermana está viva, lucharemos hasta el final. Thor en especial.

- Jane no querrá verle después de todo lo que le ha hecho! Thor! Já! Espero que su sentimiento de culpa sea tan fuerte como para traer a mi hermana entre flores y algodón, besando cada paso que Jane avance.

Loki se acercó a su lado tímidamente. Sujetándole las manos entre las suyas, le dio un largo y dulce beso.

- Thor la ama. Amora tuvo que usar un filtro tan potente que pudo haberlo matado.

- Como si con ella podía dormir a un burro!

- Rosalie, no ha habido nada que haya deseado más que ver pagar a mi hermano por todo lo que me hizo en el pasado... Pero ahora, viéndolo tan destrozado como está, no me siento igual de contento. Por favor... no me dejes solo en su presencia porque su soledad me recuerda a la mía.

Por segunda vez, Rosalie se quedó sin palabras. El muy sinvergüenza jugaba con ella psicológicamente... pero qué bien jugaba! Su corazón se derritió de amor al escucharle, consciente de que a pesar de todo lo que Loki quería (el trono, Asgard destruído, sufrimiento de su familia...) cuando todo aquello estaba en su mano, él seguía sin ser feliz.

- Haré cualquier cosa por ti -se suavizó su voz con palabras de amor.

Su devoción, su infinita fe en él, lo llenaron de admiración. Los demás lo habían abandonado... pero ella no. Le pasó las yemas de los dedos por el mentón y por debajo de la mejilla, y le levantó la cara hacia él.

- Rosalie, bendigo el día en que el Destino te puso en mi camino, y todos los días que desde entonces me ha permitido estar a tu lado.

A Rosalie se le llenaron los ojos de lágrimas. Era como si su confesión la hubiera pillado desprevenida.

- Déjate ya de sentimentalismos, Loki! Terminaré vomitando arcoiris...

Loki frunció el ceño, empezando a alejarse de aquella joven ingrata que no sabía apreciar aquellos detalles.

Rosalie lo abrazó impetuosamente. Loki metió los brazos por debajo de la bata que ocultaba la desnudez de la joven, acariciándole la espalda desnuda. Estando tan cerca de ella, no quería ni soltarla. Loki no podía dejar de pensar cuántos momentos como aquel les quedarían en el futuro.

El precio de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora