O3.

287 33 15
                                    

— Bien, uhm... recuérdame para qué quieres "ser cool"

Yoongi jugaba con el anillo plata en su dedo anular mientras esperábamos nuestros platillos. Hace unos diez minutos que habíamos llegado al restaurante luego de que tuve que salir de la escuela a escondidas para que Taehyung y Jungkook no me bombardearan con preguntas.

— Para...

— Ah cierto— me interrumpió con una risita. — Quieres salir con mi novia.

— Ex novia— corregí en voz baja y él alzó una ceja. — T-tú terminaste con ella ¿verdad?

— Nop, aún no— mencionó bajando la vista y haciendo girar el anillo en su dedo. — Pero lo haré.

— ¿Cuándo?— pregunté con el ceño fruncido.

— Hey tranquilo Harry Potter— me dijo con burla. — Si yo fuera otra persona créeme que te hubiese metida una paliza por insinuártele a mi novia.

— Y no lo hiciste— murmuré.

— No, no lo hice— repitió. — Pero acabemos con esto Potter.

Fruncí el ceño cuando lo vi pararse para poder sacar fácilmente su celular del bolsillo y teclear un par cosas hasta que lo acercó a su oído y me miró fijamente.

— ¿Qué hace-

— Hola, Sunhee— dijo con una sonrisa y yo abrí mucho mis ojos. — ¿Podrías venir a la cafetería frente a la escuela?

En ese momento la mesera llegó con nuestros platillos, yo agradecí sin despegar la vista del de pelo negro que seguía con el celular pegado a su oído.

Cuando la llamada finalizó Yoongi dejó su celular en la mesa y yo lo miré algo nervioso.

— ¿Ves?— alzó los hombros. — En cuanto venga la voy a terminar y listo.

— Uhm genial, g-gracias.

— Bueno, bueno y dime qué tengo que hacer para que hagas mi tarea— preguntó. — No me mal entiendas pero no entiendo eso de ayudarte a ser cool.

— Uhm, sí, permíteme explicarte— carraspeé y antes de seguir pude escuchar una risita de su parte lo cual me hizo detenerme. — ¿De qué te ríes?

— Hablas bien chistoso— respondió. — Dime, ¿por qué una persona que habla como tú intenta ser cool? Y lo más importante, ¿por qué me pides ayuda a mi?

— Las chicas como Sunhee se sienten atraídas a personas como tú, por eso los perdedores no tenemos pareja.

— ¿Los perdedores?— preguntó mientras tomaba sus palillos y comenzaba a comer.

— Olvídalo sólo, necesito que me ayudes a bueno, uhm dejar de ser un perdedor, básicamente a bueno... ser como-

— Ser como yo— concluyó relamiendo sus labios. — Bueno mi amigo, ser como yo es básicamente ser un imbécil así que no creo que quieras ser uno.

— Sí quiero— afirmé decidido. — Además hicimos un trato.

— Lo recuerdo— mencionó. — Y yo cumplo.

La puerta del restaurante se abrió y en ese momento una castaña a la par de dos chicos entraron.

— Oh no— susurré bajando la vista.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
WORK ITDonde viven las historias. Descúbrelo ahora