WORK IT

12.

Luego de intentar convencer a mi hermano que era parte de mi tarea, no lo vi muy convencido al respecto pero al menos dejó de mirarme feo por el resto del día.

De igual forma lo que él pensaba me valía lo mismo que a él le valía la existencia de la chica de la tienda. No tenía problemas con lo que él pudiese pensar.

El verdadero problema era si él quería decirle a mi padre, ese era el maldito problema.

Bajé las escaleras rápidamente en cuanto escuché el timbre y para cuando abrí casi caigo al piso al ver a Yoongi del otro lado con una bolsa en mano y una sonrisa nerviosa.

— ¿Q-qué haces aquí?— pregunté mientras ajustaba mis lentes que se habían resbalado un poco.

— Vine para ver si estabas bien— dijo con el ceño ligeramente fruncido. — Vi que saliste temprano de la escuela luego de ir a la enfermería.

— Estoy bien— dije al instante y luego sacudí un poco la cabeza abrumado por la repentina visita.
— Uhm, pasa Yoongi.

El de pelo negro entró y rápidamente le pedí que me siguiera escaleras arriba. Una vez que entramos en mi habitación cerré la puerta y rogué al cielo que mi hermano no hiciera de las suyas.

— ¿Seguro que estás bien Potter? Luces más raro que de costumbre.

— Yoongi— dije mientras intentaba guardar la calma, dentro de mí todo estaba descontrolado. — Debo decirte algo.

— ¿Qué cosa?

— Estuve investigando, desde que salí de la escuela y ahora creo que...

Yoongi alzó ambas cejas esperando a que terminara pero yo no estaba tan seguro ahora de poder decirlo.

— Creo que hay que cambiar la receta de abono para el proyecto— dije mientras tragaba la mentira y me amargaba la garganta.

Yoongi no pareció interesado en aquello y sólo soltó una risa irónica.

— Como digas Potter, pero insisto, parece que quieres decir algo pero no te atreves— dejó la bolsa que llevaba consigo en el escritorio y se acercó mientras yo intentaba apartarme.

— No es cierto, n-no quiero decir nada...

— Claro que sí, se te nota.

Choqué con la pared y Yoongi pudo acercarse más y más hasta que fue imposible verlo a los ojos.

— ¿Qué es lo que quieres decirme?

— Yoongi— mi pecho subía y bajaba y mi mano libre de yeso llegó hasta su hombro. — Tienes que irte ahora.

Él me miró confundido y yo cerré los ojos sintiendo que su mano iba hasta mis anteojos y los quitaba tan lento que contuve la respiración.

— Jimin— llamó. — Mírame.

— No puedo...

— Sí puedes— dijo esta vez tomando mi mentón y haciendo que subiera la vista, abrí mis ojos y lo vi.

Sus ojos y los míos se conectaron haciendo combinar el negro y el marrón de forma tan potente que el color se volvía uno solo.

— Dímelo Jimin, por favor hazlo.

— Tú me vuelves bisexual Yoongi— dije con un hilo de voz sintiendo mis mejillas rojas y mi estómago removerse inquieto. — Me gustan las chicas...

Cerré los ojos nuevamente y solté un suspiro.

— Y me gustas tú.

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