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Luego de terminar con todo mi armario y sólo dejar un conjunto de ropa, más el que traía puesto. Terminamos agotados que en cuanto cerramos la última bolsa nos dejamos en caer en la cama.

Intentamos recobrar las fuerzas pero seguíamos viendo al techo sin ganas de levantarnos.

— Creo que me dio más hambre— dije con una risita.

— Pues come— soltó con obviedad.

Me removí en la cama y pude notar como las gotita de sudor en la frente de Yoongi se resbalaban hasta su cuello. Sentí la necesidad de quedarme viendo por más tiempo y en eso tragó haciendo mover su manzana de adán.

— ¿Qué me ves?— preguntó sin dejar de ver el techo.

— No te estoy viendo a ti— mentí. — Estoy viendo la ventana. Está lloviendo horrible.

— Sí, esperaré que pasé un poco para irme a casa.

Fruncí el ceño y negué levantándome. Él también lo hizo y me miró con confusión.

— ¿Qué?

— ¿Piensas irte así?

— Pues sí, sólo es lluvia.

— Ay vamos, está lloviendo, quédate esta noche y mañana temprano te vas a tu casa— sugerí mientras veía las gotas de lluvia empapar la ventana.

— Nop.

— Bien, entonces largo, espero sepas nadar porque allá afuera hay un río en lugar de calle.

Él se acercó a la ventana y limpió un poco el vapor que se había hecho solo para poder ver que en efecto la calle parecía ser un río. Se giró y volteó a verme con rendición.

— Eso pensé— dije con una sonrisa de victoria. — Ven, te prestaré una pijama.

Me siguió sin mucha decisión en cuanto llegamos al armario y le di una playera y un pantalón de pijama. Él los tomó y miró con bastante peculiaridad el patrón de patitos.

— Me la regaló mi tía— expliqué cuando vi sus intenciones de burlarse.

— ¿Esa es tu excusa?— alzó una ceja. — Solo di que te gustan los patitos Potter.

Estuve a punto de reclamar pero me di cuenta del apodo. Alcé mi vista de inmediato y él sonrió.

— No te emociones— murmuró. — Iré a cambiarme.

Pero ya era muy tarde, me había emocionado.


◆◇◆◇◆◇◆◇

Los relámpagos estaban simplemente dando un espectáculo allá afuera. Terminé de hablar con mi papá, me advirtió que cerrara bien la casa y que revisara si no había ninguna gotera.

Yoongi ya vestía la pijama con patitos y estaba mirando por la ventana, él también había llamado a su mamá que ya estaba en su casa y todo estaba bien.

Dejé mi celular en la mesita y me acerqué hasta que él volteó. — No parece que vaya a dejar de llover.

Yo negué y me acerqué hasta el espejo para quitarme los lentes de contacto. La verdad es que no eran mi cosa favorita en el mundo porque seguía teniendo miedo de que se me fuera a ir al cerebro o algo así. Prefería mis anteojos.

— En realidad no tienes que usar eso— dijo Yoongi en ese momento. — Puedes usar anteojos, pero no tus anteojos, unos más geniales.

— Pero me dijiste que comprara esto— lancé la cajita al cajón una vez la cerré bien. — Ya gasté en ellos.

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