15.

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Sentí un par de picoteos en la cara y tuve que abrir los ojos viendo a un pájaro junto a la almohada que picoteaba insistentemente. Me moví de inmediato y se apresuró a salir volando por la ventana rota.

Yoongi seguía durmiendo en el otro lado de la cama y me fue imposible no sonreír cuando lo vi, parecía que no se había movido en toda la noche, su cabello estaba desordenado y la marca de la almohada en su rostro me indicó que no había sido el único que durmió bien.

Me senté en la cama ya que no podía ponerme de costado por mi yeso y fue cuando noté algo. Sabía que Yoongi tenía piercings en las clavículas, los había visto yo mismo antes pero algo más se marcaba bajo su camiseta.

Con cuidado de no despertarlo, tomé el borde su camiseta y la levanté con cuidado dándome cuenta de dos cosas.

La primera era que la piel de Yoongi era tan blanca en contraste con los vellos de su vientre bajo y el rosa de sus pezones que eran adornados por un pedazo de metal. Tenía piercings en los pezones también, pero en qué momento se los hizo.

Ni idea.

Pero tenía mucha curiosidad respecto a eso así que asegurándome que seguía dormido tomé la punta del piercing y jalé levemente prestando atención a su reacción.

No hubo respuesta por lo que supe que no dolía.

En eso cuando solté el metal la punta de mi dedo rozó la punta de su pezón, Yoongi soltó un especie de gemido y fue entonces que me puse a pensar.

Sabía que era una zona sensible y que producía placer para las mujeres pero ¿También lo era para los hombres?

Mordí mi labio y llevé mi índice nuevamente al aureola rosa donde hice un poco de presión y moviéndolo en círculos. Fue entonces que pude ver como la erección de Yoongi crecía bajo sus pantalones.

El de pelo negro soltó un quejido y estiró su brazo, con el miedo de ser descubierto me puse en la posición inicial, de costado dándole la espalda y guardando silencio. Sentí como se pegó a mi cuerpo y rodeó con su brazo mi cintura.

Luego pude sentir como apoyó su entrepierna en mi trasero y abrí lo ojos algo nervioso.

— Mhm Jimin...— susurró en mi oído.

— ¡Yoongi!

Me moví lo suficiente como para hacer que se cayera de la cama. Yoongi se despertó de inmediato y soltó un quejido de dolor en cuanto se levantó para verme.

— L-lo siento...

— Me tratas tan mal Potter.

— Perdóname no q-quería— lo ayudé a levantarse con mi brazo sano y subió a la cama de nuevo.

— Primero dices que no puedo ser gay, luego amenazas a mi amigo enfermero, después vomita las plantas de mi mamá, rompes una ventana y me tiras de mi propia cama...

— Y-yo...— bajé la cabeza apenado y él me tomó de la barbilla mientras soltaba una risita.

— Me tratas tan mal y aún así me gustas— susurró.

— Agh, que cursi— dije mientras formaba una mueca sabiendo incluso que el rubor de mis mejillas me delataba.

— Te besaría pero primero debemos correr a ese pájaro— apuntó a la almohada y otro pájaro picoteaba ahí. Di un pequeño salto y Yoongi rio.

En ese momento pude ver a la mamá de Yoongi parada en el umbral de la puerta con clara confusión viéndonos a ambos.

— ¿Qué le pasó a la ventana?— preguntó viendo el orificio en el vidrio.

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