18.

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— Yoongi cálmate— pedí mientras sentía su mano temblar sosteniendo la mía. — Hey, mírame.

Yoongi alzó su vista primero mirándome a los ojos y luego a su alrededor donde la gente comenzaba a murmurar y señalarnos. Yo inclusive miré algo insistente a Sunhee quien ya había salido de ahí casi corriendo.

— Yoongi— insistí. — Hay que irnos, te invito a mi casa, podemos comer algo y lueg-

— Todos nos están viendo— me interrumpió bajando su vista de nuevo y soltando el agarre en mi mano.

— Que miren lo que quieran, a mi no me importa.

Traté de sonar seguro, de no parecer estar bastante nervioso por dentro y querer transmitirle toda la seguridad a Yoongi, pero era un poco difícil dadas las circunstancias.

Y entre aquellos murmullos unos cuantos se hicieron más notorios en mis oídos. Reconocía esos murmullos y entonces desvíe mi vista hasta mis amigos.

— Vaya que espectáculo— dijo Jungkook aplaudiendo, yo lo miré con ojos muy abiertos para que no fuese a decir una tontería. — Este día iba a ser horrible porque reprobé una materia y una paloma hizo sus necesidades en mi mochila pero ustedes acaban de salvarlo.

Yoongi miró a mi amigo y sonrió al igual que Taehyung ante las desgracias del menor.

— Los invito a mi casa, mi hyung hará de cenar pizza.

Ay Jungkook, ¿Qué haría sin ti?

— Eso suena bien— murmuró Yoongi mientras enfocaba su vista en mi amigo y no en la gente de alrededor. — ¿Estoy invitado?

— Claro que está invitado el novio de mi mejor amigo.

— ¿Qué dices?— pregunté yo mientras veía al pelinegro.

— Digo que... — volvió a tomar mi mano y sonrió luciendo más calmado que antes. — Hay que ir a probar esa pizza y tendré que invitarles el postre.

— Que no sean paletas de tres días en tu mochila, la última vez me enfermé— se quejó Taehyung llevando la mano a su vientre.

Los cuatro comenzamos a caminar alejándonos del centro del patio y yendo directamente hacia la salida, durante el trayecto creí escuchar un par de risas pero me enfoqué en simplemente seguir caminando.

Y bueno, ya que estaba de pasada, dar un inocente golpe con mi yeso al vientre de ese idiota risueño.

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