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Antes de esto, trabajar era algo bastante desconocido para mi, me refiero a un trabajo como tal, pues el ganar dinero para mi no era algo inusual, hacer trabajos extras para mis compañeros me daba buenas ganancias pero ahora que estábamos de vacaciones y no podría sacarle provecho a aquello.

Conseguí el trabajo muy rápido y sin complicaciones, todo gracias a la ayuda de Sunhee, estaba muy agradecido con ella.

Pero claro los trabajos no sólo son cobrar a final del día y ya, lamentablemente tenía que trabajar y trabajar muchísimo pues era el único empleado del lugar.

Mi primer día no fue problema pues mi jefe estuvo explicándome todo y la clientela no fue mucha.

El problema fue el segundo.

El segundo día después de la inauguración la gente comenzó a llegar en demasía, acompañados por sus amigos, por su familia, venían en multitud y todo tenía que hacerlo yo, desde atenderlos hasta servir los pedidos.

Estaba perdido y realmente estaba dando todo de mi para sacarlo adelante pero la gente no cooperaba.

— ¡Pedí mi café hace veinte minutos!

— ¡Esto está frío! ¡Quiero una devolución!

— ¡Esto no fue lo que pedí!

Los gritos me ponían de malas y todo aquello pudo terminar muy mal si mi salvador no hubiese llegado a mi rescate.

— ¿Jimin?— la voz de Yoongi me hizo asomarme a la barra y rápidamente le hice una seña para que fuese hasta donde yo estaba.

— ¡Ayúdame!— pedí con un puchero mientras corría hacia a él.

— ¿Estás solo?— preguntó con asombro. — Pero qué trabajo de mierda es este.

— Llamé a mi jefe pero no responde— dije mientras los murmullos de la gente afuera me distraían.

— Uhm, bien, te ayudaré— Yoongi tomó uno de los mandiles y se lo puso mientras yo me quedaba viéndolo como un bobo. — Primero iré a controlar a esta gente que ya me tiene harto.

Asentí en cuanto lo vi salir de la barra y pronto escuché que les pedía silencio y controlaba todo, yo por mi parte me apresuré a preparar los pedidos un poco más calmado por tener ayuda de Yoongi.

Luego de esa ola de gente al final se calmó un poco, recibí demasiada ayuda de Yoongi y necesitaba agradecerle por ello.

Preparé dos frappé de chocolate y me acerqué hasta él para darle el vaso. Él me sonrió y comenzó a beberlo mientras yo soltaba un suspiro.

— Gracias Yoongi, no sé qué hubiera hecho sin ti.

— Probablemente le hubieras lanzado el café a esa señora gritona— soltó una risita. — ¿A qué hora termina tu turno?

— Creo que en media hora— miré el reloj y asentí viendo que sólo faltaban veinte minutos para que fuesen las nueve. — No tienes que esperarme, puedes irte a casa...

— ¿Quieres que me vaya?— preguntó con una ceja alzada. Yo negué de inmediato y abracé su cintura.

— Pero pienso que estás cansado— murmuré. — Ya me has ayudado mucho.

— Estoy cansado pero jamás de ti— dijo llevando de nuevo el vaso de frappé a su boca. Yo sonreí y me separé de él.

— Que cursi eres— susurré.

— Es tu culpa.

En ese momento en el que me iba a inclinar para besarlo, la puerta se abrió y alguien muy conocido entró.

WORK ITDonde viven las historias. Descúbrelo ahora