¿Quien no recuerda su primera vez?, traumática o no, la primera vez es el suceso que más recuerda el ser humano. En esta ocasión y tal vez para la gran mayoría se dio nuestra primera vez en nuestra primera y quizás última pandemia; una primera vez traumática donde los medios de comunicación nos decían que debíamos cuidarnos y no exponernos, pero debíamos exponernos ante una calle solitaria, ante un virus invisible y a veces irreal; el cual provocaba angustia a las personas que por primera vez salían de sus hogares luego de meses o días de encierro, solo para poder sobrevivir, para poder alimentarse.
Arturo había durado aproximadamente tres meses en un encierro obligatorio; su auto encierro había cesado y aquella ave quería cambiar y ser libre, pero sin querer, la ave voló a una jaula que lo mantenía atado a lo que fue su vida pasada, ha aquellas cuatro paredes de sueños y tristezas.
Una manera de ayudar a muchas familias contra la pandemia que estaba provocando desempleo y hambre, fue la entrega de ayudas. Mientras que los héroes de bata blanca luchaban en los hospitales, otros héroes aportaban su granito de arena dejando en la casa de los más necesitados ayudas importantes y significativas.
Arturo no se quedaba atrás, un poco temeroso y pensativo, quiso ayudar en esa labor; era la primera vez que saldría de esa burbuja en la que se encontraba, ¿que encontraría en su camino? ¡No lo sé!, quizás muerte, tal vez miedo. ¿Se contagiaría de COVID? Puede ser. Muchas preguntas ahogaban a Arturo en su cabeza.
Salir de la casa por primera vez era una aventura; no se observaba ningún ser humano por las calles como meses atrás o años atrás, solo se respiraba una tranquilidad agradable y preocupante, rara vez se observa alguna persona. A veces sonaban las motos que llevaban a pensar "próximo robo se avecina"; caminar las calles de la ciudad blanca eran un placer, volver a ver las calles y las fachadas de las casas, llegaba como un distractor a una mente cuasi perturbada. Llegar al sitio y encontrar caras conocidas y nuevas eran un placer, reencontrarse con los amigos, con los compañeros y con aquellos no tan conocidos era un lujo en aquellos días.
Atrás quedaba el miedo casi oscuro producto del virus; compartir con los amigos, con aquella familia naranja era un lujo que provocaba por un instante alejarnos de el miedo al contagio. Arturo se sentía vivo de nuevo, sentía que estaba aportando al prójimo y sobretodo a su familia de sangre roja y sangre naranja, una ayuda que muy pocos estaban dispuestos a dar.
¡Si!, miedo hubo; pero ese miedo tal vez quizás se asemejaba a miedos anteriormente experimentados, un miedo que producía placer; un miedo que erizaba la piel; un miedo que conllevaba a contar la alegría, la angustia, el temor y todo aquel sentimiento que provocará mencionarlo a las personas cercanas. Un miedo que llevaba a la felicidad y alejaba el placer.
Un placer que por miedo, no se dio; a pesar de estar cerca el placer; el miedo lo mantuvo al margen.
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Arturo. début de la fin...
Short StoryUn individuo que encuentra a través de historias cortas, relatar algunos episodios de su vida... Una historia real, contada a través de un personaje ficticio. Pido excusas, por lo que van a encontrar en el texto, algunas frases pueden herir sensibil...