Arturo. début de la fin...

UN NUEVO DESAFIO...

Pasto; ¿cómo o describir a la ciudad sorpresa?, difícil describir a la ciudad que me había acogido una o dos noches cada vez que iba a visitar a aquella Virgen que se posaba sobre un acantilado de piedras lajas.

Llegar durante pandemia a un trabajo al cual no tenías ni idea de que trataba, llegar a un lugar donde no era tu gente, no conocías a nadie, ser asocial (como se considera Arturo) y llegar a socializar para no fallecer en el intento. Arturo había llegado a la oficina (su sueño tal vez, quizás, había sido trabajar como antropólogo en bienestar familiar), y ahí estaba, un antropólogo que no se sentía antropólogo entrando a la boca del lobo; ver las caras y actitudes de aquellas personas que te ofrecerían una mano, otros por el contrario no les importas para bien o para mal, y otros tantos buscando tu quiebre para atacarte; encontrar en aquella oficina una voz amiga, una voz que habías escuchado por el celular y te decía ¡bienvenido compa, soy la nutricionista de tu unidad!; era una luz en medio de esa oscuridad.

Llegar a aquel apartamento solitario y sentirte tranquilo, sentirte solo y pensativo ¡que mierda hice! ¡Porque no me quede en casa!; Arturo pensaba y se tranquilizaba, y pensaba y no lo creía; y solo pensaba.

Grindr, su único amigo hasta el momento que le permitía interactuar y conocer a personas, y fue así, aquellos extraños poco a poco fueron terminando con los pensamientos, Arturo conocía poco a poco la ciudad; y así mismo conoció el primer pastuso, ¡lo disfruto una noche y ya!; por ahora solo se enfocaba en aquel nuevo trabajo llamado cuarto perfil, un cuarto perfil, fuerte, con carácter y que no dejaría pisotearse por nadie. Un antropoloco que había iniciado un desafío que deseaba no haber aceptado.