ARTURO EN PANDEMIA: La Sala

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...y llega esa segunda voz que opaca un poco a aquella primera voz; y empiezas a pensar en no cómo acabar con tu vida, sino por el contrario, como contar tu verdad y desahogarte (liberar tu alma, tu interior de toda esa tristeza, de todos esos miedos, de todos esos insultos, pero sobretodo, de ti), sin herir a las personas que te quieren...

Esa voz puso a pensar a Arturo durante muchos días, inclusive meses; ¿cómo contar tu verdad sin herir a tu familia?, lo primero, era reunir a toda tu familia en lugar y una fecha importante, como se aproximaba el cumpleaños número 30 de Arturo, sería una fecha importante que dividiría la vida de él en dos; segundo era usar las palabras adecuadas que no lastimarán, hacer un discurso largo de toda tu vida y todos los sucesos, para terminar con la frase "soy gay, me gustan los hombres"; tercero y lo más importante (tal vez algo dramático), alistar la maleta y ver a qué lugar te irías. Y un plus, tomar mucho valor.

Sumado a esos tres puntos importantes, justo antes del cumpleaños habría un viaje de la defensa civil a la Guajira (un lugar nuevo y mágico, en donde Arturo celebraría su cumpleaños 30), así que no habría modo de reunir tu familia, solo había que coger la maleta, y saltarse al último punto, subirse al carro y listo. Todo estaba fríamente calculado.

Lamentablemente el viaje no se dio, Colombia entró en cuarentena por pandemia y todo se fue al piso, el cumpleaños fue "nuevo", ya que hacía mucho tiempo no se celebraba en familia, y todo ustedes ya conocen las historias de Pandemia.

Pronto llegó navidad, las novenas reunían la familia y por supuesto el famoso "amigo secreto", Arturo meses después del cumpleaños había vuelto al pensamiento de "solo a mi me importa mi sexualidad y no a mi familia..."; pero en aquella época, volvió ese sentimiento y el 24 de diciembre era perfecto para contar la verdad, ¡¡¡toda la familia estaría reunida!!!

Mi amigo secreto, mi mamá; ¡¡¡waooo!!!, el destino confabulaba; hacía años casi décadas no le regalaba algo especial a ella; y ese detalle debía ser igual de importante a la noticia que iba a recibir, ¿cuál fue el regalo?, una caja de madera llena de rosas de casi todos los colores y un chal.

Luego de la novena de aguinaldos y todos reunidos, se empezó el destape de los regalos; fue pasando uno por uno y empezó el turno de Arturo ¿qué decir?, el discurso se había desvanecido por la sensación de miedo y fortaleza.

"...bueno, yo voy a hacer algo diferente a lo que se está haciendo; ehh, es difícil para mi lo que voy hacer (poco a poco los ojos se empezaban a humedecer y la voz a entrecortar), pero siento que es necesario decirlo, aunque no se porque, si nunca me había importado esto. Perdón si los ofendo y pido disculpas por todo, pero tengo que hacerlo, (respiro profundo) soy gay, me gustan los hombres, lo tenia que decir..."

De pronto se da un silencio que dura diez segundos, pero para mí dura 10 minutos; los ojos tristes y temerosos, solo esperan aceptar las palabras tan esperadas, "vete" "busca otro lugar para vivir", etc.

posteriormente se arrodilla frente a su madre y le pide perdón y le entrega las rosas con lágrimas en los ojos. Aquella madre lo abraza y le dice: "todo está bien y no hay que perdonar", dándole su bendición.

Pero se escucha la voz de aquel sobrino, una voz serena que dice "tranquilo, todo está bien, todos te apoyamos y es valiente como acabas de contar esta verdad que te estaba pesando; somos una familia y te apoyamos", luego de ello se escucha la voz del cuñado "aquí todos somos una familia y aunque te demoraste en contarnos, no se preocupe que lo apoyamos y aplaudimos esa fortaleza que tuviste".

Pero los ojos de aquel personaje pronto se inundan aún más (ya estaba llorando al escuchar las palabras de sus familiares), cuando escucha las palabras de su madre al decir: "no soy buena dando discursos y palabras como ustedes, pero solo tengo que decir que eres mi hijo y te quiero tal cual eres"

Y la noche fría, se vuelve cálida por ese calor de hogar; y ese peso que existía y a la vez no, desaparece. Arturo sacó su pie derecho de aquel closet que había sido su hogar durante 29 años; un closet que al principio de su vida sentía algo incómodo, un closet que adecuó a su manera y que a pesar de estar gran parte de su cuerpo por fuera, solo su pie derecho seguía atorado. Un closet frío, gris, cálido y lleno de sueños.

Arturo. début de la fin...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora