"Lo que soy..."

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Un año de desgracias.
Hace más de un año que mi mente se encuentra en un limbo entre la muerte y el obito, no recuerdo la última vez que respiré sin preocupaciones, o la última vez que ví estresada a mi madre únicamente por cosas del trabajo.

¿En qué momento se salieron de lugar las cosas?

Estamos más cerca del final que de la solución.
Siento que la juventud se me escapa de las manos, y el tiempo sigue su curso en una marcha imperante e irreversibles.

Tal vez era eso lo que el destino me deparaba, una muerte en plena adolescencia. Un corte a media trama.

Aspiraba llegar lejos, aspiraba a enamorarme, aspiraba a un trabajo, a sueños y una familia.

Antes solía esforzarme por buenas notas, hoy me preocupo por permanecer en casa en una cuarentena que parece no terminar, y la cual me ha confinado a sobrevivir más que a vivir.

Y así, mi vida se ha reducido a eso, a recuerdos de libertad y colores, pero la realidad vuelve a hacer de las suyas y me lanza un balde de inseguridades y miedos.

Quería ver a mamá con nietos en brazos, hoy solo lleva falsas esperanzas y sonrisas forzadas para el aliento de pacientes en pena.

La muerte nos visita todos los días y lleva en su mano una tripulación con cientos de vidas culminadas.

La enfermedad llegó para quedarse, dudo que algún día salgamos del bache tan profundo en el que estamos.

Ayer pensé una vez más en mi futuro, y pues ...la oscuridad consume mis más arduos deseos de desarrollo.

Recuerdo que antes no encontrábamos lugar despejado en las playas, hoy el océano es un eco en mi mente.

Recuerdo que la escuela era un bullicio de risas y regaños y aprendizaje, hoy es un centro de aislamiento.

Las fiestas, la música elevada, las luces, locuras típicas de la juventud aplastadas por un virus que, en el mejor de los casos, nos deja vivos pero con secuelas.

De vez en cuando un nuevo pensamiento llega desde las sombras...

¿Y si el virus somos nosotros?

Y si después de tantos años del maltrato a la naturaleza y a la forma de vida de muchos seres vivos, somos nosotros la plaga de este planeta?

¿Y si el virus es tan solo la vacuna del mundo en contra de nuestros terribles actos?

Entonces suelo pensar...

Será que debo quedarme aquí encerrada a esperar a que la muerte llegue, o puedo disfrutar de mis últimos días siendo una egoísta que solo se preocupa por no desperdiciar el poco tiempo que me queda.

Más que nunca empiezo a creer en la reencarnación, me niego a aceptar que este es el final, que moriré en una cama entubada, sin la compañía de mis seres queridos.

Mi más grande miedo siempre fué morir sin haber logrado todo lo que quería en la vida, quería viajar, conocer todo lo que este lugar nos legaba, pero hoy mi más grande terror está a la vuelta de la esquina.

Entonces la reencarnación es mi última opción, espero poder vivir lo que esta vida sin remedios nos ha quitado.

Las lágrimas que no suelo dejar caer, hoy gritan por un respiro, por una respuesta positiva a su desborde.

Llorar...

Antes solía asustarme cuando anunciaban en las noticias la muerte de dos personas, hoy prefiero apagar el televisor ante más de cincuenta fallecimientos.

Prefiero alejarme de las noticias y mantener la poca cordura que hay en mi sistema.

Solo espero ser una reflexión más entre miles de publicaciones acerca de la enfermedad.

Espero no haber transcurrido en vano esta vida de rasguños y sonrisas.

Espero la unión entre países ante esta situación tan desagradable, ¡Que nos estamos muriendo! Que no tenemos tiempo y lo malgastamos en guerras que no nos llevarán a ningún lado.

Que la bomba ya está implantada, y el tiempo de cada uno está corriendo...

Y si este es el adiós...solo me queda por  decir...

Gracias.

Gracias a todas aquellas personas que pasaron por mi vida y dejaron una enseñanza, angustia e incógnitas.

A mis amigos, a esos que quedaron en el recuerdo, a los que recién conozco y se han ganado un lugar bello en mi corazón y a los que conoceré en un futuro. Gracias por vuestros pasos en mi tiempo, por vuestras huellas y palabras. Gracias.

A cada médico que hace hasta lo imposible por nosotros, por vuestras sonrisas de consuelo.

A la escritura, por darme la oportunidad de desahogarme, de soltar todo aquello que con palabras no alcanza.

A  las circunstancias que me hicieron quién soy. Gracias a mí, a esta chica llena de inseguridades que respira cada día.

Y así se despide otra desesperada, otro envase lleno de angustias y esperanzas al fondo.

Y si la vida me da otra chance, pienso aprovecharla hasta el desgaste, y si la oscuridad consume mis últimas ganas de existencia, reencarnaré y haré venganza, diré lo que nunca dije, haré lo que nunca hice por miedos a comentarios ajenos, me estresaré menos e iré con más calma.

Seré joven, seré la adolescente que deseo ser y que reglas ajenas no me permitieron.

Gracias Vida.










Yelina #PGP 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora