"El tatuaje de morse..."

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Parte 3 y última...

— Estás muy borracho— dijo sosteniendo a su mejor amigo, mientras caminaban de un lado a otro por las calles de Buenos Aires.

— Estás igual de borracha que yo— la botella casi se terminaba.

— Tengo más aguante para el alcohol que tú.

Los faroles de las calles alumbraban intensamente el parque al que se dirigían. No había sido un buen día para él, los problemas familiares aumentaban cada día más, su trabajo no lograba sustentar el día a día, su relación pasada aún rasgaba el interior de sus entrañas y el único lugar al que parecía dirigirse era  la ruina.

— Una vez prometiste escapar conmigo—susurró con su vista fija en un ave que volaba libre a lo lejos.

— Lo hice... me impresiona que estando borracho lo recuerdes— sus miradas colisionaron.

— Claro que lo recuerdo. Ahh, mi vida es un asco, creo que solo me quedas tú.

— No digas boludeces, estoy segura que ella volverá a ti,  solo quédate tranquilo y espera, aún le gustas.

— Ya no me interesa— dijo a la par que daba otro trago a la botella.

— No sabes lo que dices.

— Solo quiero escapar, huir de esta mierda de rutina, y hacer una vida lejos de aquí. ¿Quieres venir conmigo?, ser mi cuartada y mi testigo.

Ambos rieron de lo absurdo de aquella pregunta.

— No puedo ir, no puedo abandonar a mi madre.

Sentados sobre un muro de ladrillos disfrutaron del silencio tan pacífico del lugar. La brisa despeinaba los cabellos de ella y hacía cerrar los ojos de él.

Eran buenos amigos, o tal vez no tan buenos. Existían sentimientos ocultos, emociones que arruinarían aquella relación de amistad y desataría el caos entre ambos. El silencio había sido la mejor de las opciones, ignorar las cosas, rodearlas como si de un obstáculo se tratase.

Una alarma quebró la quietud de las cosas y los hizo dar un salto.

— ¿ Qué demonios?

Ella apagó el celular y lo enredó entre sus brazos. Con una mano acariciaba su pelo corto y la otra se mantenía en su espalda. Él no sabía lo que sucedía por lo que, con demora, correspondió a aquel repentino abrazo.

— 11:11

—Oh — dijo sacando conclusiones.

— Deseo que seas felíz, que todos los problemas por los que estás pasando sean insignificante ante tus logros. Que puedas conquistar el mundo con tus letras y tus ideas. Que jamás me faltes, porque el mundo perdería colores y faltarían razones para seguir. Que encuentres a esa persona que te complementa, que te haga salir adelante y esté dispuesta a crear una vida, una familia y un hogar junto a ti. Porque a tu lado no es igual, que me siento confundida, pero tener tu amistad es más importante que este sentimiento estúpido, que podría destruirlo todo.

Sus frentes estaban unidas...

— Gracias, simplemente gracias. Gracias por existir.

— Por supuesto, quien aguantaría tus estúpidos cambios de humor— las risas volvieron a crear esa calidez entre ambos.

— Quiero que esto quede para la historia, quiero hacer de este momento nuestro secreto.

— ¿A qué te refieres?

Tomó su mano y salió corriendo, ella solo lo seguía, sin saber exactamente a dónde se dirigían o que se suponía que ocurriría. Tomar su mano ya era costumbre.

En un callejón, tras una puerta color perla y un sonido acompañado de una música leve, se encontraba un hombre con barba, unos anteojos pasados de época y una máquina pequeña entre sus manos.

— Un tatuaje...

— Que inteligente eres— dijo con ironía.

— Idiota.

— Pero soy tu idiota — ella solo entornó los ojos.

Tras varios minutos se decidieron. Las iniciales de ambos quedaría para siempre sobre sus pieles.
Ella lo haría primero...

— Espera, espera....tiene que ser único— los dos hombres del lugar la miraron extraño— ¿Conoce el código morse?— el tatuador asintió— Bien, que sean nuestras iniciales en morse.

Así se selló aquella amistad, que...tras baches, caídas y levantadas, supo mantenerse, incluso, hasta los días de hoy ...

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Yelina #PGP 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora