Capítulo 1

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Volver a Estados Unidos nunca había sido fácil, cada vez que tenía que volver recordaba la trágica muerte de su madre, quién había sido un pilar fundamental en su vida. Su padre nunca se había preocupado demasiado por ella, mucho menos después de la dolorosa muerte de su mujer. Los dos lo habían pasado mal y cada uno se había refugiado en sus trabajos llegando a olvidarse el uno del otro en muchas ocasiones.

Al aparcar el coche se quedó mirando la majestuosa mansión que se presentaba frente a sus ojos, era la casa de su infancia, donde había crecido y había vivido los momentos más felices de su vida. Aunque era doloroso sabía que debía volver para tomar las riendas de su vida, dejar atrás todo ese dolor y centrarse en hacer lo que su madre siempre hubiese querido.

La mansión estaba rodeada de camiones, grúas y caravanas, las obras habían empezado y ella debía hacerse cargo de todo. Quería volver a reconstruir la magnífica mansión Mills, en honor a su madre.

-Buenos días, Graham.- Dijo Regina bajando de su nuevo mercedes negro.

-Embajadora Mills, ¡Qué gusto verla!- Espetó él muy sorprendido.

-Deja las formalidades, arquitecto, creo que nos conocemos bastante bien para ser simplemente Regina.- Aseguró ella con una sonrisa en la cara.

-Cierto, Regina. ¿Qué haces aquí?- Preguntó él cerrando la puerta del coche.

-Vengo a supervisarte, por supuesto.- Contestó Regina en tono de broma.

-Lógicamente.- Espetó soltando una carcajada.-¿Cómo estás tú? ¿Cómo está el señor Mills?- Preguntó él acompañando a la mujer hacía la puerta de la mansión.

-Como siempre, tirándose a toda mujer que se ponga a su alcance.- Bromeó ella ignorando sutilmente la pregunta que se refería a sí misma.- Aunque supongo que en unos días se unirá a mi.- Añadió mirando con cariño la casa.

-Henry Mills siempre tan...- No supo como terminar esa frase.

-Tan Henry Mills.- Terminó de decir Regina riendo.- ¿Cómo va la obra?- Preguntó entrando en la casa.

-La mansión se ha conservado muy bien, el ala oeste es la que sufrió más con el incendio por lo que tuvimos que derruirla y volver a hacerla desde cero.- Explicó Graham que vio la mala cara que ponía Regina.- Te advertí que eso era lo que pasaría pero estamos respetando la fachada anterior, sólo falta que su padre dé el visto bueno a los planos para poder hacer la división interior.

-Yo me encargaré de eso.- Dijo muy segura.

-¿Te encuentras bien?- Preguntó Graham pasando su mano por la espalda de la morena a él tampoco se le había pasado que había ignorado su pregunta anterior.

-Claro que sí.- Contestó ella sin querer mostrarse débil.- Me encargaré personalmente de la obra, quiero que la mansión Mills vuelva a ser la que fue.- Aseguró Regina caminando hacia la zona oeste de la finca.

-Me alegra oír eso, Regina. Sabes que siempre hemos hecho un buen equipo.- Dijo entonces Graham que la seguía de cerca.

Los dos caminaba hacía ese lado dañado por el incendio mientras que Graham la ponía al día sobre todo lo que había hecho y todo lo que tenía en su cabeza. Regina estaba de acuerdo en casi todo, aunque seguía sintiendo su corazón un poco encogido al ver la casa así de abandonada. Los pocos muebles que había dentro estaban cubiertos por sábanas blancas llenas de polvo.

-Este es Leroy, es el jefe de obras.- Dijo Graham al ver al pequeño hombre acercarse a ellos.- Esta es Regina Mills, la propietaria y nueva arquitecto de la casa.- Explicó él.

-Un placer conocerla, embajadora.- Le tendió la mano.

-Igualmente.- Contestó ella cogiendo la mano.

-Perdón que los interrumpa pero necesito que firme los papeles para poder hacer un nuevo pedido de materiales.- Explicó él mirando a Graham.

-Ocúpate, yo te espero aquí.- Contestó Regina mirando la fachada llena de andamios.

-Allí está mi despacho, vete para allá hará menos calor, te alcanzo en unos minutos- Dijo Graham señalando la pequeña caravana.

Regina asintió y caminó hacía allí con algo de dificultad, el suelo aún no estaba asfaltado y sus tacones le dificultaban bastante el movimiento. Antes de entrar allí se retiro las gafas de sol y se sentó en el pequeño sillón que había. Sacó su móvil e hizo algunas llamadas para confirmar que se encontraba en el país.

-Hola, preciosa.- Dijo Regina por teléfono.

-Mi mujer favorita se digna a llamarme.- Aseguró entonces la mujer.

-Sabes que no soy tu favorita, Anna.- Contestó ella.- Hace unas horas que he llegado a Boston.- Dijo sin más.

-¿En serio? ¿Por qué no me lo dijiste?- Preguntó bastante ofendida.

-Porque tengo muchas cosas que hacer, prometo que en cuanto me desocupe paso a verte.- Contestó Regina.

-Está bien.- Dijo con resignación la mujer, sabía que Regina tenía muchas cosas que arreglar en su vida.

-Además tengo que ver a mi ahijada, ella si es tu mujercita favorita.- Bromeó Regina.

-Sabes donde vivo, morena.- Dijo entonces Anna.

Regina iba a contestar cuando empezó a escuchar bastante barullo en la calle, parecía haber un gran revuelo por lo que se levantó y miró por la ventana para ver como un par de obreros se peleaban mientras el resto los rodeaban gritando y animándolos.

-Luego te llamó, Anna. Tengo algo que hacer, dale un beso a Sophia.- Se despidió rápidamente.

Regina se volvió a colocar las gafas de sol y salió para encontrarse con ese salvaje espectáculo. La morena comenzó a abrirse paso mientras se escuchaba a los dos que se estaban peleando, para la sorpresa de la morena una de las voces era femenina.

-Te voy a partir esa babosa cara.- Gritaba la mujer lanzando un certero golpe sobre la mandíbula del otro hombre.

-Tú te lo has buscado, princesita.- Espetó él que al recobrarse también devolvió el golpe dando sobre el labios de la rubia que comenzó a sangrar.

Regina consiguió llegar a la primera línea y pudo contemplar en directo como la rubia soltaba un último puñetazo sobre el estómago del hombre que cayó al suelo entre quejidos.

-No vuelvas a meterte conmigo, sabes que no me dejaré amedrentar ni por ti ni por nadie.- Gritó advirtiendo al hombre para después llevar su mano a la boca que sangraba copiosamente.

-¿Qué es semejante espectáculo?- Gritó Regina provocando que todas las miradas se centrasen en ella.

¿Qué os ha parecido? ¿Os gusta el primer capítulo?

Cuando escribí esta historia no tenía demasiado tiempo así que notaréis que los capítulos son algo más cortos de lo normal, espero que aun así os guste. 

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