Capítulo 19

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El sonido del móvil de Emma retumbaba por toda la habitación mientras que las dos mujeres dormían profundamente sobre la cama de la morena. Regina fue la primera en abrir los ojos mientras que la rubia no se había movido ni un centímetro.

-Swan, su móvil.- Espetó Regina dándole un empujón muy poco cariñoso a la rubia que abrió los ojos asustada.

-Déjalo sonar.- Soltó Emma dándose la vuelta para seguir durmiendo.

-Cógelo.- Casi gritó la morena molesta por el ruido.

Emma se levantó perezosamente y buscó entre toda su ropa hasta encontrar el aparato en el bolsillo de su pantalón. Al cogerlo se dio cuenta de que tenía una cantidad indecente de mensajes de su amiga además de varias llamadas perdidas.

-Dime, Mary.-Dijo Emma y Regina se tensó al pensar que esa mujer podía ser algo de Emma.

-¿Dónde demonios estas, Emma Swan?- Preguntó Mary Margaret enfadada.

-Estoy bien, luego te explicó.- Dijo bajando la voz para que la morena no la escuchase.

-¡te odio!- Espetó al saber que Emma estaría con alguna amante.- Yo buscándote por todos lados y tu tirándote a cualquiera.- Soltó aún más molesta.

-Venga, Mary. No te enfades, te haré el desayuno durante todo un mes.- Aseguró con una sonrisa en su cara.

-Eso ya lo haces...- Espetó Mary antes de colgar y dejar a Emma con la palabra en la boca.

Emma sonrió y dejó su móvil para volver a la cama, no sabía si Regina la invitaría a irse o a quedarse pero quería jugar su última baza con esa mujer que la volvía loca.

-¿Te has metido en problemas?- Preguntó Regina mirando a la rubia volver a la cama.

-Mi amiga estaba preocupada.- Contestó Emma.

-¿Quién la ha invitado a volver?- Preguntó mirando a la rubia subirse a la cama.

-¿No tengo derecho a un desayuno?- Preguntó alzando una ceja pícaramente.- Creo que me lo he ganado.- Aseguró besando uno de los pechos de la morena que gimió por el movimiento.

-Puedes quedarte a desayunar pero yo debo de marcharme.- Soltó Regina levantándose, no le gustaba los sentimientos que estaba empezando a desarrollar con la rubia.

-¿En serio?- Preguntó Emma.- Ahora mismo me siento como una prostituta.- Soltó algo molesta por la actitud de la morena.

Regina no dijo nada simplemente se giró y se quedó mirando a la rubia que seguía en la cama ahora con el cuerpo tapado por una sábana.

-No deberías, simplemente tengo trabajo.- Aseguró la morena que no quería hacer sentir mal a Emma.

-¿Un domingo?-Preguntó entonces Emma.

-Sí.- Contestó ella poniéndose de nuevo el camisón.

-Está bien, ya me marcho.- Soltó Emma levantándose buscando su ropa para vestirse y marcharse cuanto antes.

Regina se quedó mirando pero no dijo nada más, realmente le apetecía poder desayunar con la rubia pero esos sentimientos que empezaba a sentir la asustaban demasiado como para enfrentarse a ellos.

-No voy a volver al trabajo.- Dijo Emma antes de salir de la habitación.

Regina iba a preguntar la razón pero Emma ya había abandonado la habitación sin tan siquiera despedirse. La morena se quedó completamente estática.

-¿Te lo pasaste bien?- Preguntó Mary Margaret al ver a Emma entrar en la casa aunque traía mala cara.

-Aunque no te lo creas, no.- Contestó Emma que estaba enfadada por la actitud de la morena.

-¿Por qué?- Preguntó entonces su amiga preocupada.

-Me fui con Regina a su hotel, pasamos una noche magnifica y esta mañana cuando le dije de desayunar me trato como si fuese una prostituta.- Soltó cabreada dejándose caer sobre el sillón seguida de su amiga.

-¿Por qué dices eso?- Preguntó Mary.

-Porque me pagaba el desayuno pero ella se iba... Sabes... realmente me gusta...no sé cómo explicarlo...- Decía sin poder explicarse cómo le gustaría.

-Entiendo, desde Lily no te has sentido atraída verdaderamente por nadie.- Aseguró Mary Margaret.

-Así es, pero ella no está receptiva así que no voy a insistir.- Soltó Emma.- Mérida me ha propuesto unirme a ella en su gira y creó que lo voy a aceptar.- Espetó la rubia que había estado pensando en ello durante todo el viaje de vuelta.

-¡Qué!- Espetó Mary nerviosa.- No te puedes ir, Emma. No me puedes dejarme sola.- Soltó sin pensarlo.

-Lo siento, Mary pero...- Antes de poder seguir esta habló.

-Lo siento, no puedo ser egoísta. Sé que esto puede ser bueno para tu carrera.- Dijo muy segura.- Simplemente te pido que lo pienses durante unos días y que no tomes la decisión en caliente.

-Te lo prometo.- Aseguró Emma.- Ahora necesito dormir un poco. Hablamos más tarde.

Emma se metió en la cama y se dejó llevar por el sueño. Ya se había planteado la propuesta que le había hecho Mérida pero que la morena la tratase así había sido la gota que había colmado el vaso aunque ella quisiese pensar que eso no había influido en su decisión.

No tenían nada, simplemente esa tensión sexual completamente irresistible pero por eso estaba dispuesta a volver a trabajar en la mansión pero esa noche junto a la morena había sido increíble y que la tratase así por la mañana le hizo darse cuenta de que no estaba preparada para volver a sufrir como ya le había pasado con su exnovia.

Aunque le decisión de irse fuese una completa locura, además de una decisión tomada en un momento de cabreo tenía que reconocer que ese viaje podría darle todo lo que había soñado en su vida.

-Emma.- La llamó bajito Mary Margaret para que se despertarse.

-Si...- Contestó con la voz ronca.

-He preparado el almuerzo.- Contestó entonces la morena.

-Gracias, voy a darme una ducha y voy.- Aseguró entonces la rubia.

Emma se levantó y se dio una rápida ducha con el agua casi fría y después de ponerse cómoda salió para ser recibida con un magnifico olor. La rubia ayudó a Mary a poner la mesa y ambas comenzaron a comer.

-¿Cómo te fue la noche?- Preguntó Emma a Mary.

-Muy bien, la gala fue un éxito.- Contestó contenta.- La gente estuvo muy contenta y mucha gente me felicitó por la música.- Aseguró la mujer.

-Me alegro de que saliese bien.- Dijo Emma feliz.

-¿Te interesa esa tal Mérida?- Preguntó Mary mirando fijamente a los ojos de la rubia para evitar que le mintiese.

-No.- Contestó simplemente.- La verdad es que la oferta es tentadora.- Aseguró Emma.- Quizás me ayude a conseguir todo lo que deseo.- Dijo muy segura.

-No quiero que te vayas pero sería egoísta por mi parte decirte eso.- Contestó Mary Margaret.

-Aún tengo que hablar con ella pero estoy casi segura de que acabaré aceptado.- Dijo Emma.

Mary Margaret simplemente asintió intentando mostrarse feliz por su amiga aunque realmente le dolía tener que separarse de ella. Desde hacía tiempo eran más como hermanas que amigas. Se apoyaban y se cuidaban como autentica familia. Por eso no podía negarle la oportunidad de cumplir su sueño y debía de apoyarla.

La cabeza de Emma iba mucho más rápido de lo que ella pensaba. Su mente le decía que debía irse y aprovechar la oportunidad que Mérida le estaba ofreciendo pero su corazón se encogía al pensar que para ello debía separarse de Mary Margaret, de Gus y de sus amigos, además de Regina aunque no quisiese aceptarlo disfrutaba de los encuentros con la embajadora y de alguna manera que aún no conseguía comprender esa morena se había metido en su cabeza.

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