Capítulo 2

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-¿Qué es semejante espectáculo?- Gritó Regina provocando que todas las miradas se centrasen en ella.

-¿Quién es usted? –Preguntó altaneramente la rubia.

-Eso no es de su incumbencia, señorita. Deberían comportarse como las personas civilizadas que se suponen que son, ahora a trabajar.- Gritó haciendo que la marabunta de personas se disolviese.- Ustedes dos no.- Señaló a ambos.

-¿Por qué usted lo mande?- Preguntó entonces la rubia.

-Exactamente.- Contestó Regina que disfrutaba enormemente de la altanería que mostraba la rubia y que quedaría en nada cuando supiese quien era.

-Perfecto, su señoría.- Dijo haciendo una reverencia en modo bromista.

-Regina, ¿Qué ha pasado aquí?- Preguntó Graham que venía corriendo al enterarse de lo que había sucedido.- ¿Otra vez tú, Swan?- Preguntó sin sorpresa alguna.

-Me ha provocado.- Espetó para después escupir toda la sangre que se le estaba acumulando en la boca.

-Siempre igual.- Dijo entonces Graham.- Tenéis una reducción del 10% en el salario.- Aseguró él.

-¿Cómo es eso? –Preguntó Regina que se había quedado en un segundo plano.

-Las normas, todo empleado que se pelee perderá un porcentaje de su sueldo. Suele ser una buena manera de mantenerlos a raya.- Aseguró él. – a excepción de Swan que se empeña en cobrar mucho menos de lo que debería.

-No es justo.- Gritó entonces Swan.

-¿Por qué dice eso?- Preguntó Regina que se había quedado embelesada contemplando el fabuloso cuerpo tan solo cubierto por una camiseta de tirantas blanca.

-Da igual, ¿Puedo volver al trabajo?- Preguntó mirándolos a los dos.

-Adelante.- Contestó Graham.

-Primero debe curar esa herida.- Dijo entonces Regina sin pensarlo demasiado.

-No pasa nada, estoy acostumbrada.- Aseguró Emma.

-Graham, encárgate de él.- Regina señaló al hombre que seguía en el suelo doliéndose del estómago.- Acompáñeme.- Dijo entonces la morena dirigiéndose a la carava de la que había salido.

Emma la siguió de cerca aunque su vista se fue al perfecto trasero que se escondía debajo de la pegada falda de tubo negra que Regina llevaba ese día. La morena abrió la puerta e invitó a la rubia a entrar delante para después entrar ella y cerrar la puerta.

-No es necesario, estoy bastante acostumbrada.- Dijo entonces Emma.

-¿Qué significa eso?- Preguntó Regina abriendo el botiquín que allí había.

-Que este mes casi no voy a cobrar.- Bromeó Emma que al sonreír se quejó debido al dolor en el labio.

-¿Se siente orgullosa?- Preguntó Regina que se había colocado unos guantes para hacer la cura.

-¿De darle una palizas a esos machistas? Claro que sí.- Espetó la rubia muy segura de sus palabras.

-Es usted una irresponsable señorita Swan.- Aseguró entonces Regina que había comenzado a mirar la herida que tenía en el labio.

-No me conoce lo suficiente para afirmar eso. – Soltó Emma echando su cabeza hacía atrás molesta por las palabras de la morena. – Y es Emma.- Añadió antes de dejar a la morena continuar con lo que estaba haciendo.

-¿Perdón?- Dijo Regina.

-Mi nombre es Emma.- Explicó Emma con una sonrisa ladeada en sus labios.

-No me interesa su nombre, Señorita Swan.- Contestó Regina pasando el algodón por el ensangrentado labio.

-¡Joder!- Espetó al notar el dolor punzante que había provocado ese movimiento.

-Lenguaje.- Sentenció Regina que volvió a limpiar la herida.- No necesitará puntos pero le recomiendo que se ponga hielo para bajar la inflamación.

-¿Es médico?- Preguntó Emma mirando como Regina se quitaba los guantes y los tiraba a la papelera.

-No.- Contestó Regina sin darle más explicaciones.- Es algo lógico.- Añadió al notar la mirada inquisitiva de la mujer sobre ella.

-¿Quién eres?- Preguntó entonces Emma que no pudo aguantar la curiosidad.

-Eso no le incumbe.- Sentenció la morena dejándose caer sobre el sillón que quedaba justo en frente de donde se encontraba la rubia.

-Por su ropa no es una trabajadora más, por su acento deduzco que es de la zona aunque debe de llevar varios años fuera del país y por su altanería diría que tiene bastante pasta.- dedujo la rubia que se había acomodado más sobre la mesa para mirarla fijamente.

-Muy buena deducción, ahora márchese a trabajar.- Soltó entonces Regina que no se sentía cómoda con la mirada que le lanzaba la rubia.

-¡No me jodas!- Espetó Emma llegando a una conclusión en su mente.- ¿Eres la novia de Graham?- Preguntó aún sorprendida.

-Claro que no.- Aseguró Regina sin poder evitar que sus labios mostrasen una pequeña sonrisa.

-Vaya... tendré que perfeccionar un poco mis dotes detectivescas.- Dijo Emma saltando de la mesa y quedando de píe.

Emma notó que Regina cruzaba las piernas y la miraba de una manera muy poco disimulada. Los ojos de la morena mostraban que le estaba gustando lo que estaba viendo y Emma en lugar de intimidarse jugó al juego que más le gustaba en la vida y que además le era innato.

Se acercó lentamente a la morena y quedó a tan sólo unos centímetros de su boca apoyando sus manos a cada lado de la cintura de la morena, haciendo que sus respiraciones se entrecortasen y que la morena tuviese que cruzar aún más fuertemente sus piernas.

-Espero verla más seguido por aquí.- Dijo Emma en un susurro.- Además prometo que averiguaré quién es antes de lo que imagina.- Aseguró para después girarse y marcharse de la caravana dando un pequeño portazo que hizo volver a la realidad a Regina.

-¡Niñata!- Soltó bastante frustrada al darse cuenta de lo excitada que la había dejado la rubia.

-Siento el espectáculo.- Dijo Graham entrando unos segundos después haciendo que Regina se recobrase e inténtense disimular.

-No pasa nada, ambos sabemos que donde trabaja tanta gente suele pasar este tipo de cosas.- Contestó Regina que seguía sentada mirando a su amigo coger algunos papeles.

-Toma, con esto te puedes ir poniendo al día.- Dijo tendiéndole una enorme carpeta.- Ahí va todo, desde planos hasta materiales. Revísalo cuando puedas y te unes a mí, me encanta la idea de volver a trabajar juntos.- Espetó Graham sin poder disimular su entusiasmo.

-A mí también.- Aseguró Regina cogiendo la carpeta.- ¿Quién es esa Swan?- Preguntó sin poder ocultar por más tiempo lo perturbada que la había dejado esa mujer.

-¿Te ha gustado?- Preguntó él sentándose a su lado.

-Claro que no, simplemente me sorprendió como golpeó a ese hombre.- Sentenció entonces Regina sin llegar a convencer a su amigo.

-Según tengo entendido no ha tenido una vida fácil así que ha aprendido a defenderse.- Dijo Graham.- Ahora tengo que marcharme. ¿Nos vemos mañana?- Preguntó viendo como Regina sólo asentía.

-Yo también me marcho, tengo que ir al hotel.- Afirmó entonces la morena levantándose y arreglándose la falda casi compulsivamente.

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